24 febrero, 2022
La recién iniciada guerra entre Rusia y Ucrania pone en jaque al deporte y, con ello, a eventos a los que viajan miles de personas todos los años, como es el caso de la final de la Champions League de fútbol cuya celebración está, por el momento, prevista para el próximo 28 de mayo en la ciudad rusa de San Petersburgo. Representantes de los gobiernos europeos y figuras vinculadas al deporte ya han puesto el grito en el cielo y claman contra la posibilidad de que la UEFA mantenga como sede a una urbe ubicada en un país que, en su opinión, ha vulnerado la soberanía de otra nación.
Entre los primeros líderes en pronunciarse acerca de la posibilidad de que el conflicto afecte a los espectáculos deportivos y a otros eventos se encuentra el primer ministro británico, Boris Johnson, que calificó como «inaceptable» que Rusia sea la sede de grandes acontecimientos futbolísticos o de cualquier otra disciplina deportiva.
«Me parece inaceptable que los grandes torneos internacionales de fútbol, como la final de la Champions o cualquier otro puedan celebrarse en Rusia después de la invasión de un país soberano», manifestó el premier británico, cuya ministra de Exteriores, Elizabeth Truss, animó a los equipos ingleses a boicotear la final de la máxima competición de clubes si ésta se mantiene con San Petersburgo como sede. «Si yo estuviera en un equipo inglés, la boicotearía», declaró.
La UEFA ha convocado, para mañana (25 de febrero), una reunión en la que analizará la situación y la posibilidad de que la final cambie de escenario. Entre las posibilidades que barajará se encuentra la de que el partido que decidirá al campeón de la máxima competición europea sea en Sevilla, ciudad que acogerá el 18 de mayo la final de la Europa League, otra de las competiciones de clubes que organiza la UEFA.
La guerra ha provocado la suspensión de los partidos de la liga ucraniana y el cierre de los aeropuertos y las dificultades para salir del país por cualquier vía han dejado atrapados a los futbolistas extranjeros que militan en clubes locales como el Shakhtar Donetsk y el Dinamo de Kiev.
Una de las imágenes más virales relacionadas con el conflicto fue, precisamente, la de un grupo de futbolistas brasileños que militan en los dos grandes clubes de Ucrania que, acompañados de sus mujeres e hijos y desde un hotel de Kiev, hicieron un llamamiento al Gobierno de su país para que les facilite la salida.
También llegaron desde el mundo del fútbol críticas hacia Rusia y hacia su presidente. Una de las más reproducidas y comentadas fue la que pronunció Oleksandr Zinchenko, jugador del Manchester City inglés que deseó al presidente Putin «la muerte más dolorosa». Roman Zozulya, jugador en el punto de mira de aficiones como la del Rayo Vallecano por su supuesta ideología de extrema derecha, también atacó al líder ruso: «Putin es la reencarnación de Hitler», manifestó.