23 septiembre, 2022
Migraciones de aves, jardines llenos de flores, caminatas iluminadas por la luna, las primeras lluvias del otoño en pleno Patrimonio de la Humanidad… Israel es uno de los destinos más solicitados fuera de la temporada estival, y no es para menos: es capaz de combinar entornos naturales de gran belleza con una infraestructura urbanística muy influenciada por el diseño arquitectónico de grandes movimientos como el Bauhaus.
Para viajar a Israel, lo primero que tenemos que hacer es planificar correctamente el viaje. Desde España, es posible volar directamente desde los aeropuertos de Madrid o Barcelona al de Tel Aviv. Eso sí, algo imprescindible para visitar Israel es conseguir un buen seguro de viaje, investigando agencias especializadas en este tipo de destinos, como heymondo.es.
Una vez allí, las posibilidades de alojamiento son infinitas, aunque los lugares más demandados son la capital Tel Aviv, Jerusalén, Nazareth o Haifa. Cualquiera de estos lugares será el punto de partida ideal para disfrutar de un festival de colores, sabores, sonidos y aromas naturales que rodean los lugares más emblemáticos de Israel.
El otoño es una de las mejores épocas para disfrutar de Israel ya que su clima es más fresco y agradable que en otros países de la zona. Es más, aunque un chaparrón nos sorprenda durante nuestro paso por tierras israelíes, seguiremos disfrutando igual, ya que las precipitaciones son muy ligeras y se reciben con mucha ilusión por la población local, ya que marcan el inicio de la temporada de otoño/invierno tras el caluroso verano (de hecho, en hebreo hay una palabra específica para referirse a las primera lluvias de la temporada: yoreh).
Y, con las primeras lluvias, también brotan las flores. Aunque se suele asociar la floración con la primavera, en Israel se puede disfrutar de colores únicos en el mundo gracias a las flores autóctonas que brotan del suelo, como el morado del azafrán de otoño, el amarillo de la azucena israelí o el blanco de la esquila marítima.
A esta colorida galería en el suelo se le suma un espectáculo envidiable en los cielos: la migración de aves. En otoño, Israel se convierte en el destino de paso de más de 500 millones de aves de 500 especies diferentes durante su migración de Europa a África, convirtiéndose en un viaje imprescindible para los amantes del avistamiento de patos, grullas, cigüeñas o garzas. El lugar ideal para disfrutar de este espectáculo es el Parque Natural y Ornitológico de Agamon Hula, al norte de Israel, en el lago Hula; aunque es posible vislumbrar el vuelo de las aves desde todos los puntos de Israel, incluso los urbanos, especialmente al atardecer y por las mañanas.
Todo esto hace que Israel se postule como un lugar ideal para practicar el senderismo, ya que gracias al cambio de clima, las rutas y caminatas se vuelven mucho más atractivas para turistas y locales. Entre algunas de las rutas naturales que no te puede perder están el Parque Nacional de Gan Hashlosha, la Ruta del Golán, los alrededores de Jerusalén, el desierto de Beerseba o los más de 1.000 kilómetros que conforman el Sendero Nacional Israelí.
Por si fuera poco, Israel cuenta con nueve sitios declarados Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, algunos de ellos con la naturaleza como gran protagonista, como es el caso de la Ruta del incienso, donde las incursiones del hombre (con las antiguas ciudades de Avdat, Mamshit Kurnub, Shivta y Haluza) se mimetizan con el horizonte infinito del desierto israelí.
Las cuevas de la zona son también un importante vestigio de la humanidad y su contacto con el medio natural, con las cuevas de Tabun, Al Uad, Skhul y Jamal; así como las cuevas de Maresha. Juntas, se convierten en testigos naturales de más de 500.000 años de evolución humana, en las que se han hallado importantes vestigios arqueológicos.
Pero, sin duda, uno de los enclaves más espectaculares son los Jardines Bahai, una de las atracciones turísticas más llamativas de todo Israel, que recibe cada año cerca de un millón de turistas para disfrutar de sus jardines colgantes.
Estas terrazas ajardinadas alrededor del Santuario del Báb en Monte Carmelo son referenciadas en numerosas ocasiones como una de las grandes maravillas del mundo, un lugar imprescindible que se graba en la memoria de quienes lo visitan.