13 febrero, 2022
Viñedos interminables y por pueblos medievales y llenos de encanto dibujan el paisaje de la Rioja Alavesa, un destino enoturístico de referencia a nivel mundial que sorprende al visitante por la tranquilidad que se respira en el ambiente. Se trata de un lugar ideal para desconectar y, por supuesto, para disfrutar de una buena gastronomía maridada con los mejores vinos. Además de las bodegas, en la Rioja Alavesa existen multitud de atractivos para los turistas, como monumentos e increíbles espacios naturales, entre ellos las Lagunas de Laguardia.
«Paz a los que llegan. Salud a los que habitan. Felicidad a los que marchan» es el mensaje que se puede leer en uno de los accesos Laguardia, la capital de la Rioja Alavesa. Esta villa se encuentra en lo alto de un cerro, al sur de la provincia de Araba/ Álava (País Vasco) y el vino se encuentra literalmente en sus raíces. Tanto es así que se puede decir que Laguardia son dos villas en una porque el suelo de esta localidad está «totalmente horadado» y bajo sus casas y calles existen más de 232 calados, nombre que reciben estas cuevas o pasillos subterráneos que se utilizaron para la elaboración y conservación del vino. Estos calados son uno de los principales atractivos de este municipio, ya que los visitantes pueden probar algunos de los caldos que se elaboran en esta zona. Por otra parte, la existencia de estas cuevas hace que la villa esté totalmente peatonalizada, lo que permite que los turistas puedan recorrer tranquilamente sus calles medievales.
El centro de la villa está flanqueado por una muralla, algo que se debe a su pasado defensivo y es que se trataba del escudo del Reino de Navarra. Además, Laguardia posee un entorno único, ya que esta rodeada por un mar de viñedos que se extiende entre la Sierra de Cantabria-Toloño y el Rio Ebro.
Un dato interesante de esta villa es que conserva su original trazado medieval y numerosos edificios históricos, como las iglesias de San Juan Bautista y Santa María de los Reyes, la Casa de la Primicia, la Torre Abacial y el antiguo Ayuntamiento, entre otros. Además, presenta un interesante patrimonio arqueológico, con sus dólmenes, entre ellos el Dolmen de la Chabola de la Hechicera; y natural, como el Biotopo protegido de las Lagunas de Laguardia.
Los amantes de la naturaleza podrán disfrutar en la Rioja Alavesa de una visita las Lagunas de Laguardia, que forma un Biotopo Protegido. Este complejo lagunar, que engloba cuatro pequeños humedales y desde Turismo de Euskadi apuntan que se trata de un lugar muy interesante, tanto desde el punto de vista geológico como por su peculiar fauna y flora. Las plantas que acoge este espacio natural han sido catalogadas de interés internacional y, en cuanto a la fauna, las aves utilizan este espacio como lugar de descanso en sus largas migraciones. De hecho, actualmente se puede disfrutar de la actividad de avistamiento de aves migratorias, siendo la garza real, el aguilucho lagunero o la garza imperial las especies más llamativas que podemos encontrar.
Además, está ubicado en una región vitivinícola casi en exclusiva, y posee una enorme riqueza en yacimientos arqueológicos en los alrededores: el Poblado de la Hoya y el dolmen de la Chabola de la Hechicera, uno de los más importantes de Euskadi.
Descubierto en 1935, el Dolmen de la Chabola de La Hechicera no solo es uno de los más importantes de Euskadi, sino que probablemente sea el más grande y el que mejor conservado está de toda la zona. La losa de cubierta estaba partida en tres pero después de restaurarla fue colocada en la que se supone fue su posición original. Según indican desde Turismo de Euskadi, en las excavaciones se encontraron numerosos objetos, además de restos humanos: hachas, trozos de cerámica o aros. Este monumento se encuentra a unos seis kilómetros de Laguardia, en un pequeño municipio llamado Elvillar.
Bodegas familiares, centenarias, con calados históricos o las más vanguardistas y diseñadas por los arquitectos más afamados del mundo forman parte de la Ruta del Vino Rioja Alavesa, un proyecto colectivo, al que se han unido más de 140 establecimientos, como bodegas de distintas tipologías, museos, alojamientos, restaurantes, empresas de actividades y enotecas, con el objetivo de mejorar la experiencia del visitante.
El Fabulista, que debe su nombre al más insigne de los vecinos, Félix María de Samaniego, es una de las bodegas más conocidas de Laguardia. Se encuentra a siete metros de profundidad, bajo el palacio en el que vivió el literato y en su interior se elaboran los vinos de manera artesanal. Una curiosidad es que cada uno de ellos se identifica con una fábula del escritor: La zorra y las uvas o El pescador y el pez, entre otras.
Otra de las bodegas más conocidas de la zona es Ysios, diseñada por Santiago Calatrava y considerada un símbolo de la vanguardia enológica. La oferta de esta bodega va desde un paseo por el viñedo con visita a la sala de barricas y una cata dirigida por 25 euros hasta tour privados por 500 euros.
Estas dos bodegas forman parte de la Ruta del Vino de Rioja Alavesa, un proyecto que integra más de 140 establecimientos que buscan mejorar la experiencia del visitante. También forman parte de este grupo bodegas como Eguren Ugarte, que además de la posibilidad de conocer el proceso de elaboración en directo, disfrutar de una cata y aperitivo o pasear por los 2.000 metros de galerías excavadas en la cueva, cuenta con dos restaurantes y alojamiento para los que deseen completar la experiencia enoturística.
En la ruta enoturística por la Rioja Alavesa tampoco puede faltar el Centro Temático del Vino Villa-Lucía, que acerca la cultura vinícola de la zona a través de una producción audiovisual en 4D: En Tierra de Sueños. Este proyecto también cuenta con un reconocimiento de Acevín, en este caso al Mejor Establecimiento Enoturístico. Situado en una antigua finca de recreo del fabulista Samaniego, su museo del vino, de dimensiones justas para que el recorrido sea tan práctico como interesante, concentra de un modo ameno y divertido toda la cultura y rituales del vino. Además, este proyecto ha sido galardonado con el premio Best of Wine Tourism Regional e International 2020 de la Great Wine Capitals.
Aunque no forma parte de la Ruta del Vino Rioja Alavesa, la bodega más conocida de la zona es Marqués de Riscal, que ocupa el segundo puesto del listado The Wordl’s 50 best Vineyards, lo que la convierte en la segunda mejor del mundo para hacer enoturismo. Ubicada en Elciego, destaca el increíble diseño de su hotel, a cargo del arquitecto canadiense Frank Gehry (ganador entre otros del premio Pritzker).
Fundada en 1858, Marqués de Riscal embotelló los primeros vinos de Rioja de la historia, con la primera añada del entonces marqués, en 1862. También en esta bodega se inició la moda de recubrir las botellas de Rioja con malla dorada. Además, se le puede atribuir la introducción de vinos blancos en la cercana provincia de Rueda.
Marqués de Riscal también ofrece alojamiento a los turistas más exclusivos en su hotel: Marqués de Riscal Luxury Collection Hotel, integrado en la cadena Marriot y que destaca por su gastronomía, con dos restaurantes dirigidos por el chef con estrella Michelin, Francis Paniego y sus tratamientos de vinoterapia de Caudalie.
Además de las largas caminatas entre viñedos y los paseos en bicicleta por el entorno de las Lagunas de Laguardia, los aficionados al golf podrán disfrutar de este deporte, muy de moda a nivel nacional, a poco más de 20 kilómetros de La Rioja Alavesa, concretamente en el campo del club Izki Golf, situado en el municipio de Urturi, en plena montaña, un espacio perfecto para que aficionados y profesionales pongan a prueba sus habilidades. Diseñado por el mítico golfista Severiano Ballesteros y con unas calles muy anchas rodeadas de robles y acebos, este campo acogerá de nuevo una de las pruebas del Circuito de Golf TUR 43.
Ya fuera de Araba/Álava, la ciudad más cercana a Laguardia es Logroño, la capital de La Rioja, que se encuentra a tan solo 18 kilómetros de distancia, unos 20 minutos. Se trata de un lugar muy agradable para pasear, ya que es muy cómodo desplazarse a cualquier punto de la misma en poco tiempo. Esta urbe mantiene el equilibrio entre tradición y modernidad, combinando el casco antiguo con los nuevos barrios que la dotan de los mismos servicios que las grandes ciudades.
Si Logroño destaca por algo es por el carácter alegre de sus gentes y por sus fiestas, en especial la de San Bartolomé, que goza del reconocimiento de Fiesta de Interés Turístico Nacional, y que se celebra el 11 de junio, y las fiestas de San Mateo, que tienen lugar en el mes de septiembre, coincidiendo con la vendimia.
Por supuesto, uno de los pilares del atractivo de Logroño es su gastronomía, que marida con los mejores vinos de la tierra. Sin duda, los que visitan la capital riojana no se pueden perder una noche de vinos y pinchos por la céntrica calle Laurel, la zona más emblemática de la ciudad.
Si los turistas deciden hacer un tour por la comunidad vecina de La Rioja tampoco deben dejar de visitar Santo Domingo de la Calzada, donde, según el refranero popular «cantó la gallina después de asada». Este dicho popular tiene que ver con uno de los milagros más conocidos de la Edad Media, que vivió en primera persona un matrimonio alemán que peregrinaba a Compostela. Como indican desde el Ayuntamiento de Santo Domingo de la Calzada, esta ciudad nació para ser descanso del viajero. «Antes de ser pueblo, fuimos camino», apuntan. Y es que la raíz de esta localidad es el Camino Francés. Según cuenta la leyenda, en el siglo XI el emplazamiento de la localidad era un gran bosque de encinas a orillas de un río.
Por supuesto, uno de los monumentos más emblemáticos de esta localidad es el Parador de Santo Domingo de la Calzada, un hotel que ocupa un antiguo hospital del siglo XII que fue levantado por Santo Domingo junto a la catedral para acoger a los peregrinos que recorrían el Camino de Santiago.
Sin duda, una parada obligada en una ruta por La Rioja es Haro, la capital del vino. Pese a que no pertenece a la Rioja Alavesa, sino que es la localidad más importante de La Rioja Alta, es imposible entender el origen del vino sin conocer Haro. Lindando con la provincia de Burgos al norte y con Araba/Álava al este, el viajero se encontrará con esta localidad que acoge la mayor concentración de bodegas centenarias del mundo y que destaca por elaborar algunos de los vinos más prestigiosos a nivel internacional. Además de contar con un extenso legado cultural ligado a la vitivinicultura, las calles de Haro encierran un rico patrimonio histórico-artístico. Y no se puede hablar de esta localidad sin mencionar el litigio más divertido del norte, la Batalla del Vino, una fiesta declarada de Interés Turístico Nacional que congrega a más de 10.000 personas cada 29 de junio.
Si hay otra visita obligada es, sin duda, la capital alavesa: Vitoria, una urbe que destaca por su historia medieval, presente en sus calles y edificios y una gastronomía sobresaliente basada en la proximidad. Además, las zonas verdes la han llevado a convertirse en una referencia internacional en sostenibilidad y es que Vitoria cuenta con 42 metros cuadrados de zonas verdes por cada uno de sus habitantes, con cerca de 150 kilómetros de carriles para bicicletas y con 115.000 árboles en sus calles y parques urbanos. El propio Ayuntamiento asegura que cualquier vecino puede llegar desde su casa a una zona verde en un máximo de 2,5 minutos caminando.
Además de estar avalada por las cifras, la sostenibilidad de Vitoria también lo está por los galardones y reconocimientos obtenidos, entre los que se cuentan el título de European Green Capital de 2012, el de Ciudad Verde Global de 2019 y la certificación Biosphere Responsible Tourism.
Otro aspecto que no se puede dejar de lado en Vitoria son sus monumentos. El más importante de ellos es la Catedral de Santa María, un templo en el que domina el estilo gótico reconocido como Patrimonio de la Humanidad de la Unesco, como parte del Camino de Santiago Interior del Norte, que sirvió de inspiración al afamado escritor Ken Follet para la segunda parte de su novela Los Pilares de la Tierra.
Además de las Bodegas Marqués de Riscal, los turistas podrán disfrutar un paseo por las pintorescas callejuelas de Elciego, donde encontrarán diversas obras arquitectónicas como la parroquia de San Andrés y la ermita de la Virgen de la Plaza. Según indican desde Turismo de Euskadi, «es una auténtica delicia» perderse por sus calles bien trazadas, unidas entre sí por pintorescas callejuelas repletas de palacios y casas de piedra blasonadas.
Los que visiten Elciego a principios de septiembre, pondrán el broche final a su visita con las fiestas de la Virgen de la Plaza, las más importantes de la localidad, que se celebran el 8 de septiembre. El buen ambiente, el bullicio y la música inundan las calles durante estas fechas. Allí podrán presenciar sus danzas autóctonas, conservadas a través de los siglos, al son de la música de los gaiteros y tamboril, de gran tradición en el pueblo.