25 agosto, 2020
La Ría de Muros Noia es el límite entre las Rías Baixas y las Rías Altas gallegas. También llamada Ría da Estrela, por la forma que dibuja la orografía de su costa y por la enorme población de estrellas de mar, amantes del mejillón que se cría en las bateas de la zona; este lugar es fruto de la simbiosis entre la industria, con conserveras de renombre como Calvo, y el patrimonio natural.
Para recorrer esta zona, la de mayor concentración y capacidad de producción de berberecho de toda Europa y, posiblemente, de todo el mundo, los turistas pueden desplazarse caminando, en su vehículo o bien a bordo del velero más antiguo de Galicia, el Joaquín Vieta. El balandro, propiedad del fomentador catalán del mismo nombre, que mandó construirlo en 1916, iza sus velas hasta el próximo domingo para descubrir a los turistas los secretos de esta ría. Sebastián Valverde, gerente del geodestino Ría Muros- Noia, explica que «en dos o tres meses se recogen toneladas de estos bivalvos».
En el Raid de Turismo Industrial Ría da Estrela está formado por un conjunto de itinerarios que descubren a los turistas todos los secretos del estuario del río Tambre. La primera de estas rutas también permite conocer la villa marinera de Muros, el puerto de Freixo o la Central Hidroeléctrica del Tambre, obra de Antonio Palacios, uno de los máximos exponentes del modernismo en Galicia y autor del Círculo de Bellas Artes de Madrid. Además, en esta zona se encuentra la mayor concentración de aserraderos y carpinterías de ribera (unas 35 en poco más de tres kilómetros).
El segundo itinerario del que los visitantes podrán disfrutar a bordo del Joaquín Vieta es el de los «lombos» marisqueros que se extienden entre Noia y Outes, la zona de mayor producción de berberecho de Europa. En el itinerario también se puede ver la isla da Creba, salpicada de numerosas bateas en las que se cría uno de los manjares de las rías gallegas: el mejillón.
Otra posibilidad es adentrarse a las aguas abiertas del Atlántico, la zona más marinera del Atlántico, donde se puede observar cómo los pesqueros del cerco regresan de mar abierto cargados de sardina, jurel o caballa y se dirigen a la lonja de Portosín. En este recorrido se conocerán las salazoneras y las conserveras, la mayoría propiedad de los llamados ‘fomentadores’ foráneos, que invirtieron en la costa gallega atraídos por la productividad de sardina de sus mares. Una curiosidad de este recorrido es que en el fondo de sus aguas descansan más de un centenar de barcos que naufragaron desde principios del siglo XX.
El velero más antiguo de Galicia fue construido de pino y roble en una carpintería de ribera de O Freixo para exportar aceite y sardina desde las fábricas de Muros y Louro cuando a la ría solo llegaban sinuosos caminos. Transformado en motovelero, el Joaquín Vieta cubría las rutas comerciales con Vigo para traer de allí los productos necesarios y, de paso, el Faro de Vigo, razón por la que la población de Noia siempre simpatizó más con el Celta, a pesar de encontrarse en la provincia de A Coruña.
El velero fue reconstruido en los años 90 por la Asociación Balandro Joaquín Vieta, lo que posibilitó que hoy sea posible descrubrir los secretos de la ría de Muros Noia a bordo de este barco. Su capacidad máxima es de 12 personas y el precio del pasaje individual es de 30 euros, aunque también es posible alquilar la embarcación completa en cualquier época del año, siempre y cuando la meteorología lo permita.
Aunque la última salida del Joaquín Vieta este verano será el próximo domingo, 30 de agosto, el Ayuntamiento de Outes va a impulsar un programa vinculado al marisqueo para este otoño, momento en el que será posible ver cómo cientos de embarcaciones recogen el berberecho en de la costa gallega.