31 mayo, 2022
Las quejas de los aficionados taurinos que denunciaron que la madrileña plaza de Las Ventas, considerada la más importante del mundo, se ha convertido en «un enorme bar» no han servido para que cesaran los incidentes y es que, en la noche del pasado sábado, ultras del Atlético de Madrid causaron graves incidentes en bares próximos al recinto después de haber protagonizado altercados dentro del mismo y durante la Corrida de la Juventud de la Feria de San Isidro.
Los sucesos se saldaron con cuatro detenidos y con dos camareros heridos. Burlarse de una mendiga que pedía limosna en la calle tras echarle cerveza en el recipiente que tenía para recoger las monedas e intentar robar la cabeza disecada de un toro que había en uno de los locales fueron algunos de los hechos que, según testigos presenciales, perpetraron estos violentos aficionados, que supuestamente habían acudido a la plaza invitados por el torero Gonzalo Caballero, reconocido seguidor del Atlético de Madrid al que los ultras no pararon de animar a voz en grito y coreando consignas más propias de un estadio de fútbol que de un coso taurino.
Burlarse de una mendiga que pedía limosna en la calle e intentar robar la cabeza disecada de un toro que había en uno de los locales fueron algunos de los hechos que, según testigos presenciales, perpetraron estos violentos aficionados
Lo ocurrido con los ultras no fue más que la gota que colmó el vaso de unos aficionados que dicen sentirse muy preocupados por la deriva que ha adquirido el espectáculo de los toros y, en concreto, por la presencia en la plaza de Las Ventas de individuos que están más pendientes de consumir alcohol y de armar follón que de lo que ocurre sobre el ruedo.
«Es una vergüenza. Llevamos una década en la que el negocio está en vender gin tonics a gente que sólo va a emborracharse y a decir bobadas. No les interesa la lidia ni tienen respeto por el resto», apuntaba el aficionado Juan Manuel Solano (@Solanojm), en respuesta a un mensaje de Twitter en el que la Asociación Juvenil Taurina Española denunciaba «el enorme bar en el que se ha convertido la plaza».
La mayoría de los que compararon la plaza de Las Ventas con una discoteca o una taberna atribuyen la situación a la asistencia de individuos que, bien por ser turistas o bien por carecer de las más mínimas nociones sobre la lidia, ocupan los tendidos sin saber muy bien qué tipo de espectáculo van a contemplar.