11 febrero, 2020
PABLO LÓPEZ /
«En nuestro país, el enoturismo tiene un largo recorrido todavía, pero hay otros que ya han pasado por eso». Así habla Alberto Alonso, director general de Feria de Valladolid ante la celebración de FINE, una feria dedicada al turismo vinculado al vino que la capital castellanoleonesa acoge el 12 y 13 de febrero. Alonso recalca la importancia que la celebración de eventos profesionales tiene para las economías locales, no solo por atraer a un gran número de visitantes, sino también por el gasto que estos realizan.
-¿Qué supone para Feria de Valladolid y para la ciudad un evento como la feria de enoturismo FINE?
-La feria, que celebra su primera edición, está dirigida a un sector que resulta estratégico para la ciudad, para la provincia, para la comunidad autónoma y para el país. El vino representa mucho para un país como España, con cerca de un millón de hectáreas de cultivo vitivinícola, y, sobre todo, para una región como la nuestra. La feria proporciona una plataforma donde los profesionales pueden contactar con turoperadores de todo el mundo y dentro de un sector que está eclosionando. El enoturismo en España todavía no tiene las cifras que tiene la producción del vino y todavía estamos lejos de los líderes. Lo que pretende FINE es ayudar a los territorios y a las bodegas a hacer cada vez más negocio alrededor del enoturismo.
-El mundo del vino, hoy en día, va más allá de la producción y la venta.
-Es una tendencia que ya se ha notado a lo largo de los últimos años. En nuestro país, el enoturismo tiene un largo recorrido todavía, pero hay otros que ya han pasado por eso. El mercado americano, por ejemplo, nos lleva algunos años de ventaja. El valle de Napa, en California, recibe más de 10 millones de turistas al año. En España sin embargo, pese al liderazgo en cuestiones turísticas generales, solo 3 millones de turistas de los 80 que visitan España lo hacen con una motivación enogastronómica. Tenemos un recorrido enorme para alcanzar, ya no las cifras de California, sino las de Francia e Italia, que tienen 10 y 5 millones de enoturistas. Tenemos una gran producción de vino y muchas hectáreas de cultivo, pero nuestros bodegueros y los territorios vinculados al vino empiezan aún ahora a orientar sus acciones hacia el turismo enológico, que les puede ayudar mucho a posicionar sus marcas. Es algo que otros países han aprendido hace tiempo y en lo que nosotros estamos aún un poco por debajo.
«Solo 3 millones de turistas de los 80 que visitan España lo hacen con una motivación enogastronómica»
-¿Es el enoturismo un buen medio para evitar la despoblación en el rural y para lograr una mayor desestacionalización?
-Ayuda en ambas cuestiones. El enoturismo fija personas en las poblaciones rurales, algo que es fundamental para nuestros pueblos. Además, el gasto medio de un enoturista es superior al de un turista, por lo que genera una mayor riqueza en esos territorios. En cuanto a la desestacionalización, aunque es en la época final del verano cuando la vendimia está en pleno apogeo y cuando el enoturismo resulta más atractivo, se producen visitas durante todo el ciclo anual.
-¿Qué cifras de visitantes esperan en esta primera edición de FINE?
-Hay que remarcar que este es un modelo de evento poco convencional, porque se asemeja más a un club de negocios que a una feria tradicional. El principal motor son los encuentros entre los expositores y los turoperadores. Ya están agendadas, para los dos días en los que dura la feria, más de 200 reuniones. Otro pilar es la formación y, por eso, se van a exponer tres casos de éxito en el mundo del enoturismo: el de la región francesa de Burdeos, el de las ciudades del vino italianas y el de una bodega ubicada en el californiano valle del Napa que hace todas sus ventas online o a través de las visitas enoturísticas. En cuanto al objetivo, hay que tener en cuenta que es una feria dedicada a la venta turística, no a la venta de vino. Eso es algo que limita mucho el perfil de los expositores, que serán turoperadores, agencias de viajes, organizadores de eventos profesionales, guías del vino… Esperamos alcanzar una cifra entre los 700 y los 800 visitantes, pero todos ellos de una altísima calidad dentro del ámbito del turismo.
«En turismo de interior somos un referente e Intur ha sido una fuente de aprendizaje muy importante»
-Feria de Valladolid, además de poner el recinto, es la entidad organizadora.
-Sí. Nosotros organizamos el evento en base a la relación que tenemos con el turismo gracias a nuestra feria Intur, que es la más importante en turismo de interior de cuantas se celebran en España. En turismo de interior somos ya un referente e Intur ha sido una fuente de aprendizaje muy importante para nosotros. A eso hay que añadir que el recinto ferial ha vivido ya muchas experiencias relacionadas con el sector vinícola. A raíz de los contactos con algunas de las bodegas más representativas de Castilla y León, detectamos una oportunidad. Dentro de la cadena de valor del mundo del vino, todavía no podemos competir con ferias como Alimentaria o con grandes eventos internacionales como Prowein, pero sí detectamos una carencia en el ámbito del enoturismo. En definitiva, la idea es de Feria de Valladolid y el desarrollo, también.
-¿Qué cree que aporta una feria como Intur al sector turístico en España?
-El turismo de interior, que es por extensión todo aquello que no es sol y playa, posiciona a España en los mercados internacionales gracias a diferentes factores, como son el patrimonio cultural y la gastronomía. Esos factores vertebran diferentes tipos de turismo, como el idiomático, el religioso, el cultural… Para todos ellos, nuestro país tiene unas capacidades espectaculares. Mis predecesores en Feria de Valladolid identificaron, hace 24 años, una oportunidad en el mercado interior, que se rige por una dinámica diferente al de sol y playa, porque los factores de motivación, tanto de los turistas como de las agencias, son distintos, alejados de las grandes cifras de volumen. Supimos adaptar esa carencia en el mercado a una feria donde lo que prima es, precisamente, toda la oferta de interior. Intur se ha convertido, en este cuarto de siglo, en una feria muy bien posicionada dentro del sector.
-Los datos recientes muestran, precisamente, un crecimiento del turismo de interior y una caída en el de sol y playa.
-Así es y, además, la desestacionalización del turismo es más fácil de lograr con los destinos de interior que con los de costa.
«El enoturismo fija personas en las poblaciones rurales y, además, el gasto de un enoturista es superior a la media»
-¿Cómo cree que contribuye Feria de Valladolid al desarrollo económico de la ciudad y del conjunto de Castilla y León?
-Precisamente hemos encargado un estudio para intentar poner cifras a lo que supone nuestra actividad para el comercio y la industria de la ciudad, de la provincia y de la comunidad. Es pronto para decirlo, creo que lo tendremos finalizado para el mes de mayo. Si nos guiamos por lo que ocurre en otras ciudades, creo que está claro que aportamos nuestro grano de arena para ese desarrollo. Más allá de la cifra cuantitativa, hay que tener en cuenta la parte cualitativa. Todas las ferias del mundo tienen el objetivo de ser un punto de encuentro entre oferta y demanda y, gracias a ello, generar negocio En nuestro caso, Feria de Valladolid es un consorcio del que forma parte el Ayuntamiento, la Diputación, la Junta de Castilla y León y el Ayuntamiento; por lo que somos muy sensibles a los intereses de nuestra región y diseñamos nuestros eventos pensando en cómo pueden ayudar a nuestro cliente de proximidad, aunque no nos miramos el ombligo permanentemente y queremos que los proyectos ayuden, no solo a las empresas que tenemos más cerca, sino a todas aquellas que nos acompañen, como puede ser el caso de las bodegas gallegas que vienen a FINE.
«El turismo de negocios es uno de los motores de Valladolid, que lleva diez años presentando crecimientos en su ocupación hotelera»
-Las propias ferias generan turismo al atraer visitantes a las ciudades donde se celebran.
-El turismo de negocios es uno de los motores para Valladolid, que lleva diez años presentando crecimientos en sus tasas de ocupación hotelera. Por poner ejemplos, el año pasado tuvimos un congreso que trajo más de 2.400 abogados a la ciudad y hace tres, se celebró el Congreso Nacional de Traumatología, que también trajo más de 2.000 profesionales. Además, se trata de un turismo de índice medio-alto, con un nivel de gasto superior a la media. Los participantes en los congresos también hacen, muchas veces, de prescriptores de las ciudades o las visitan posteriormente de una forma más personal.