16 octubre, 2020
Los seres humanos no son los únicos que pasan cuarentenas en sus viajes en tiempos del coronavirus. De hecho, hay animales para los que los estrictos protocolos de seguridad sanitaria rigen incluso desde antes de que la Covid-19 pusiera en jaque a todo el planeta. Sirva como ejemplo el periplo de la nueva inquilina del Acuario de Gijón, una raya redonda procedente de Lisboa que ya vive pacíficamente en el tanque central de la instalación, a donde llegó tras haber pasado un mes de aislamiento y bajo vigilancia.
«La raya ha pasado un periodo de aclimatación en el área de cuarentena del acuario para acostumbrarse a la calidad del agua y a la alimentación. Ha recibido, además, los tratamientos veterinarios necesarios para poder ser trasladada al tanque de exposición; donde se ha adaptado perfectamente a la convivencia con las otras especies», cuenta Susana Acle, responsable de Veterinaria del Acuario de Gijón.
En su nueva morada, la raya tendrá como vecinos a otras rayas, a tiburones toro, a tortugas bobas y a peces guitarra, entre otras especies procedentes de océanos y mares de todo el mundo. Los ejemplares de la especie de la recién llegada proceden del este del Océano Atlántico, si bien también es posible que hagan incursiones al sur del Mediterráneo.
Las rayas redondas destacan por su gran tamaño, pudiendo alcanzar 1 metro de ancho y 1,5 metros de largo. «Suele habitar en fondos costeros arenosos y le gusta enterrarse parcialmente, por eso es fácil encontrarla en la primera planta del Oceanario», apuntan los responsables del Acuario de Gijón, que han desvelado también detalles acerca de su dieta, compuesta fundamentalmente de chipirones, mejillones y caballa.
El nuevo habitante del acuario de la ciudad asturiana llegó del de Lisboa acompañado de otras especies, como corales y caballitos de mar. «Esta incorporación responde al compromiso que tiene el acuario con el crecimiento de la colección. Antes del verano se incorporaron también el pez mandarín, el pez ángel o el mero de Grace Kelly.