2 marzo, 2020
PABLO LÓPEZ /
Los hoteles-balneario de la cadena gallega Caldaria combinan las experiencias vinculadas a las aguas termales con las que brindan el vino y el turismo relacionado con él. Fernando Suárez, director del Área Hotelera de la empresa que visitó recientemente la Feria Internacional de Enoturismo de Valladolid (FINE), explica a TUR 43 el maridaje entre balnearios y bodegas que se produce en los alojamientos de Caldaria.
-¿Qué experiencias enoturísticas ofertan los establecimientos de Caldaria?
-Caldaria tiene tres establecimientos situados en el corazón de la comarca vitivinícola de O Ribeiro, los hoteles-balneario de Arnoia y Laias, de cuatro estrellas, y el Abadía Caldaria, que es un edificio medieval completamente rehabilitado que abre solo para eventos privados, con lo que podemos personalizar cualquier estancia al gusto del cliente. Esos establecimientos, por su ubicación, están rodeados de viñedos, de bodegas y de cultura del vino, lo que nos ha permitido, en los últimos años, empezar a desarrollar el proyecto de enoturismo, con paquetes que combinan la actividad propia de un balneario, con tratamientos termales que a veces incluyen el uso de derivados de la uva, con menús especiales maridados con vino de Ribeiro, con las visitas a bodegas y a los viñedos del entorno y con catas. En el pantalán del balneario de Arnoia, por ejemplo, organizamos catas al atardecer maridadas con productos de la región que constituyen una experiencia única.
-Habla usted de tratamientos con derivados de la uva. Del mismo modo que hablamos de aguas medicinales, ¿podríamos hablar de vinos medicinales?
-No exactamente. De lo que hablamos es de tratamientos termales que, además de las aguas medicinales, incorporan productos procedentes de la uva que son muy beneficiosos para la piel y que combinan muy bien con la parte termal. Cada uno en su sitio.
«Somos únicos al combinar deporte, enoturismo y termalismo»
-¿Qué supone para Caldaria haber participado en la Feria Internacional de Enoturismo (FINE) de Valladolid?
-Notamos una buena aceptación entre nuestros interlocutores. El resultado final lo sabremos dentro de unos meses, cuando comprobaremos si realmente ha tenido éxito o no.
-¿Hay otras experiencias en España que combinen balnearios y vino?
-Hay rutas de enoturismo en las que puede existir la cercanía de algún balneario, pero a nosotros nos hace únicos que, además de tener hoteles-balneario en una región enoturística, disponemos instalaciones deportivas, algunas de ellas adaptadas para deportistas de élite. Eso nos permite ofrecer un servicio a mayores y combinar el turismo deportivo con el enoturismo y con el termalismo. Creo que en eso, en este momento, sí que somos únicos.
-¿Qué medidas sugiere para equiparar el enoturismo en España al de otros países donde está más desarrollado?
-Queda mucho que andar y, en Galicia, donde nos encontramos nosotros, todavía más. El producto del enoturismo, que no es lo mismo que la cultura del vino, es algo relativamente reciente. Creo que lo estamos haciendo bien y que al público le gusta, pero todavía no se nos conoce. La gran asignatura pendiente es la de situarnos en el mapa con este tipo de actividad.
-¿Qué requisitos debe reunir una buena oferta enoturística?
-Lo fundamental es que el cliente disfrute y que encuentre algo diferente a lo que pueda encontrar en otros sitios.
-¿Recuerda alguna anécdota o curiosidad vinculada al enoturismo en los establecimientos de Caldaria?
-En el ámbito del turismo deportivo, federaciones nacionales de medio mundo llevan años entrenando en nuestras instalaciones, donde hacen sus pretemporadas previas a los Juegos Olímpicos o a otros grandes campeonatos. Como anécdota concreta puedo comentar que nuestra relación con algunas de las bodegas que visitan nuestros clientes comenzó porque los remeros profesionales australianos, que estuvieron hace unos años, sintieron curiosidad por ellas cuando entrenaban por el río. Estaban en una sesión de entrenamiento y, al ver las bodegas, nos preguntaron si aquel sitio que les parecía tan espectacular y bonito se podía visitar. Después de eso, fuimos a conocer las bodegas y entablamos relaciones comerciales con ellas. La anécdota está en que nosotros no teníamos conocimiento de que esas bodegas existían, las conocimos gracias a esos deportistas. Ha tenido que venir un grupo de australianos para que las conociéramos. Las bodegas son Ramón do Casar y Priorato de Razamonde.
«En el vino, empecé antes como turista y como aficionado que como profesional»
-¿Les gustó la experiencia a los remeros australianos?
-Les encantó. Han repetido y nos han pedido hacer alguna cata privada en nuestras instalaciones.
-¿Cómo llegó usted al mundo de los balnearios y del enoturismo?
-En el mundo de los balnearios llevo casi toda mi vida profesional, concretamente 21 años. En el mundo del vino, empecé antes como aficionado y turista que como profesional. A raíz de que me encantaba lo que veía fuera y de que me di cuenta de que nosotros teníamos algo que ofrecer igual de bueno o mejor, Caldaria empezó a desarrollar el producto enoturístico.