4 diciembre, 2018
La comunidad foral se perfila como la tercera comunidad española con tasa turística. El Departamento de Turismo del Ejecutivo autonómico acaba de presentar el borrador de esta medida con la que comenzaría a gravar las estancias en los alojamientos turísticos de la comunidad. De esta forma, la región seguiría los pasos de Cataluña y Baleares, aunque con matices. Tal y como está planteada la propuesta, la aplicación de la tasa turística en País Vasco quedaría en manos de los 251 ayuntamientos.
Por el momento se desconocen detalles concretos sobre el gravamen de la tasa o sobre si esta se aplicará de la misma forma entre los distintos establecimientos (hoteles, apartamentos, campings etc.). Tampoco qué ayuntamientos se sumarían a esta medida. Cada uno de ellos deberá llevar a pleno si aprueba o no este tributo. Para sacarlo adelante, deberán contar con los votos favorables de la mayoría de la Cámara. Por el momento, ninguno de los grandes municipios vascos (San Sebastián, Vitoria o Bilbao) se han posicionado públicamente. Sí lo ha hecho, por el contrario, la diputación de Guipúzcoa, que ha dado su beneplácito. Su responsable de turismo Denis Itxaso instó a los municipios de la provincia a poner en marcha este tributo.
Con esta propuesta de bases, el País Vasco se desmarca de las otras comunidades del norte. Ni Asturias, Galicia, Cantabria, La Rioja, Navarra o Castilla y León se plantean esta medida a la que, por el contrario, sí aspiran ayuntamientos como el de Santiago de Compostela.
Por el contrario, la comunidad foral sigue los pasos Baleares y Cataluña incluso en buena parte de la letra pequeña. Entre las similitudes están las bonificaciones y excepciones que contempla para determinados casos y su carácter finalista. La mitad de la recaudación de la tasa turística que proyecta País Vasco iría a parar a las arcas autonómicas y dotaría un fondo que tendría como finalidad el fomento de un “turismo sostenible”. Se trataría de una situación similar a la seguida en Cataluña. Esta última viene aplicando la tasa turística desde el año 2012. Solo en 2017 recaudó 52,5 millones de euros. La región la aplica durante los siete primeros días de estancia, aunque con matices.
Los importes a pagar varían en función de si el establecimiento está en Barcelona o en el resto de la comunidad. Así, pasar una noche en un piso turístico o en un hotel de 5 estrellas implica un desembolso de 2,25 euros por persona si es en Barcelona, que desciende hasta los 0,90 euros en ciudades como, por ejemplo, Tarragona. En los hoteles de 4 estrellas barceloneses se deben pagar 1,1 euros por persona (0,9 euros en el resto de la comunidad). Para el resto de establecimientos se fija una tasa de 0,65 euros por noche (0,45 en el resto de ayuntamientos).
Al igual que como pretende País Vasco, diferentes colectivos se encuentran exentos de este tributo. Entre ellos, los menores de 16 años, los viajeros del Imserso y quienes se tienen que alojar en estos establecimientos como consecuencia de alguna catástrofe natural.
Estas mismas exenciones se siguen en Baleares, que además, recoge uno de los puntos sobre los que ahora centra su mirada País Vasco: las bonificaciones. Estas permiten que el importe de la tasa turística se reduzca hasta una cuarta parte para aquellas estancias que se realicen en temporada baja. Así, pernoctar en un establecimiento de 5 estrellas de la comunidad cuesta 4 euros diarios por persona entre mayo y octubre y un euro entre noviembre y abril. En los 4 estrellas se reduce de los 3 euros a los 0,75 y en los de 1, 2 y 3 estrellas pasa de los 2 euros a los 0,50 por noche. Estas cuotas pueden incluso recortarse otro 50%. Esta reducción adicional se aplica una vez superado el noveno día de estancia en un establecimiento.
La tasa turística gana peso en algunas de las ciudades más turísticas de Europa. En Roma, por ejemplo, asciende a una cantidad variable de entre 3 y 7 euros por noche y persona. Es superior a la de París (entre 0,22 y 4,4 euros por noche), Bruselas (3 euros diarios) u Oporto (2 euros).
Además de estos casos en los que la tasa tiene un importe fijo, algunos países del norte la han puesto en marcha en forma de gravamen. Así, en ciudades como Amsterdam o Berlín se fija en el 6% y el 5% del precio de la habitación, respectivamente.