27 abril, 2020
El turismo nacional será, probablemente, la única opción viable para estas vacaciones, al menos en un primer momento. Algunas de las opciones que baraja el Gobierno español pasan por ir a la playa por turnos, viajar en medios de transporte al 30% de su capacidad y cerrar las fronteras, tanto de entrada como de salida. En esta situación, «el consumidor será prudente», indica el profesor de Economía y Empresa de la Universitat Oberta de Catalunya, Joan Miquel Gomis.
Por otra parte, el también profesor de Economía y Empresa de la UOC, Pablo Díaz, indica que la mejora será a finales de verano, cuando algunos países europeos abrirán sus fronteras, siempre en función de la evolución de la pandemia y si se ponen en marcha políticas comunes. Eso sí, el último paso será, sin duda, abrir las fronteras continentales, algo que solo ocurrirá cuando «la situación de las europeas esté normalizada».
La crisis sanitaria nos llevará, sin duda, a una crisis económica con pérdidas millonarias. Tal y como recuerda el estudio de la Universitat Oberta de Catalunya en España ya se han destruido más de 888.597 empleos desde el pasado 12 de marzo y, a escala mundial, las estimaciones del Consejo Mundial del Viaje y el Turismo (WTTC) hacen referencia a 50 millones de empleos perdidos. Estamos ante un entorno en el que muchos colectivos y personas están teniendo problemas económicos graves y en el que el nivel adquisitivo de las familias bajará«, añade Gomis. Por esta razón, no está previsto que suban los precios, «sino todo lo contrario», salvo en el caso de algunos transportes. «Ya no se van a ver, al menos inicialmente, los precios de oferta de las compañías aéreas de bajo coste anteriores a la crisis, porque sería insostenible desde el punto de vista económico», indica.
Según este experto de la Universitat Oberta de Catalunya, el turismo volverá a un escenario similar al de los años 70, «cuando las familias se desplazaban en sus propios automóviles y mayormente a apartamentos veraniegos«. También influirá que el coronavirus tendrá consecuencias en la confianza de los turistas ya que «la experiencia de esta situación sanitaria es tan traumática que puede provocar un cambio en el orden de prioridades en la vida de muchas personas». «Los viajes de proximidad generan mayor confianza psicológica, más sensación de control y menos gasto entre los viajeros y, por tanto, pueden recuperarse antes».
El pasaporte vírico es una de las opciones que está a debate en el sector turístico. Se trata de un documento que permitiría viajar a aquellos que ya han pasado el Covid-19 y hayan generado anticuerpos. Según Pablo Díaz, se trata de una opción cuestionable, porque promovería un pasaporte de movimiento incluso dentro de un mismo país y podría servir para establecer condiciones de confinamiento más duras para aquellos que no lo tengan, aunque, sin duda «sería un primer paso para permitir el turismo internacional». Eso sí, con los datos de los que disponemos actualmente es imposible saber si esa inmunidad que, supuestamente, provoca el virus, es efectiva.