14 febrero, 2020
PABLO LÓPEZ /
Catas que vincularon el vino a la historia y al territorio, reuniones entre bodegueros y turoperadores y mesas redondas en las que se debatió acerca de las regiones punteras en la captación turistas a través de la enología fueron parte importante de la feria de enoturismo FINE, que se celebró esta semana en Valladolid y que recibió un millar de visitantes.
La cifra final de visitantes superó las previsiones iniciales de la organización, que manifestó su satisfacción por el registro alcanzado, que considera un éxito «dado el carácter exclusivamente profesional de los colectivos a los que va dirigida».
«El punto de partida eran las 1.400 entrevistas de trabajo programadas antes del inicio, una cifra que se ha incrementado durante el desarrollo de la feria, cumpliendo así el objetivo que nos habíamos marcado: hacer de FINE un centro de negocios para las empresas», declaró el director general de Feria de Valladolid, Alberto Alonso, que ya había hecho hincapié en el carácter profesional del evento en una entrevista concedida a TUR 43 antes del inicio del mismo.
FINE, además de poner en contacto a los profesionales y abrir nuevas vías de negocio, sirvió para mostrar la diversidad del fenómeno enoturístico. Así, quedó clara la importancia de que existan profesionales específicamente formados en ese campo que, además de conocer y saber apreciar los caldos, deben tener conocimientos de historia, idiomas, arte y naturaleza.
El presidente de Feria de Valladolid resaltó el carácter internacional de la feria y su deseo de incrementar aún más la presencia de profesionales de otros países en próximas ediciones. «Uno de los aspectos en los que hemos incidido ha sido el objetivo de hacer de FINE una cita para el enoturismo internacional. Contar con la presencia de 25 bodegas portuguesas, con cinco rutas y con compradores procedentes de quince países es un buen comienzo», comentó Alonso.