27 octubre, 2020
Si hay algo por lo que se caracteriza Lisboa es por la cantidad de influencias y culturas con las que ha convivido desde su nacimiento hasta la actualidad. En este sentido, aunque la capital portuguesa destaque por su ajetreo, animada vida y amplia oferta de ocio, su historia también alberga también multitud de misterios que pasan desapercibidos por muchos de los viajeros que la visitan.
Con el objetivo de conocer la parte más misteriosa de la capital portuguesa y descubrir sus leyendas, Turismo de Lisboa propone una ruta para conocer esa cara oculta de la capital portuguesa durante el puente de Todos los Santos y la festividad de Halloween.
Estos son los rincones de la Lisboa más misteriosa:
Ubicada en pleno centro de la ciudad, la Rua das Pedras Negras recibe este nombre por el color de su pavimento en la Lisboa romana. Una calzada tintada en color negro que conectaba con uno de los lugares más emblemáticos de la Lisboa del siglo II D.C., el templo de Cibeles. La Rua das Pedras Negras ha permanecido en la topografía de la ciudad desde el principio de sus tiempos hasta la actualidad, aunque hoy no cuenta ya con el color característico que le otorga su nombre.
Pese a los cambios en la vía, todavía se pueden atisbar algunas aras romanas del antiguo templo de Cibeles en el Palacio de la Independencia, residencia original de los condes de Almada. Ubicado junto a la Plaza de Rossio, este emblemático edificio cuenta con diferentes episodios mitológicos en su fachada y en su interior que nos transportarán de lleno a la historia de una de las calles más misteriosas del centro de la ciudad .
También conocida como Catedral de Sé, esta emblemática construcción de estilo románico se remonta a mediados del siglo XII, aunque hasta finales del siglo XIV se conocía como la Iglesia de Santa María la Mayor y no fue hasta esa fecha cuando se empezó a reconocer como catedral. Entre su esencia románica y gótica, el templo alberga un tesoro muy preciado en su interior: los restos de San Vicente, patrón de la ciudad.
Cuenta la leyenda que, tras la muerte del santo, el rey Alfonso Henriques mandó trasladar sus restos hasta la ciudad de Lisboa. El traslado se llevó a cabo con la ayuda de una barcaza y esta fue custodiada por dos cuervos que no se separaron de la embarcación hasta su atraque en la capital lusa. A raíz de esta leyenda, los cuervos se incorporaron al escudo de la ciudad.
El barrio de la Alfama es como un laberinto de calles empedradas que conectan entre sí, con subidas y bajadas de infarto que representan el lado más antiguo de Lisboa. En este tradicional barrio se encuentra la Iglesia de Santo Domingo, que fue, durante siglos, el templo religioso más grande de Lisboa. La Iglesia ha superado diversos episodios que la posicionan como la eterna superviviente de la ciudad. Prácticamente destruida tras el catastrófico terremoto de 1755, fue reconstruida a principios del siglo XX.
En verano de 1959 este templo religioso volvió a sufrir un fatal episodio, un incendio de tremendas dimensiones que tardó más de seis horas en apagarse y destruyó parte del edifico. Actualmente, luce una belleza de contrastes, ya que todavía mantiene el aspecto calcinado e imágenes medio fundidas tras la catástrofe. La Iglesia de Santo Domingo también fue lugar de culto para la inquisición, que celebraba en ella sus actos públicos de fe, enunciaba las condenas y enviaban a la hoguera a los infieles.
Son muchas las historias y leyendas que existen sobre el origen de Lisboa, que se remontan a la época de dioses y héroes de la Grecia antigua. Cuenta la tradición mitológica que el héroe Ulises fue el creador de la ciudad y esta es la razón por la que se le ha otorgado su nombre a unas de las 11 torres del Castillo de San Jorge, ubicado en la colina más alta de la ciudad.
Sobre la actual capital lusa yacía una mujer mitad serpiente que aterrorizaba a todos aquellos que se acercaban a sus dominios. Fue entonces cuando Ulises decidió embarcarse en la aventura de comprobar si este mito era cierto o no. La mujer serpiente se enamoró perdidamente del héroe griego y Ulises fingió su amor con el objetivo de abastecerse con provisiones de la zona. Antes de marchar, el héroe subió una colina donde actualmente yace el Castillo de San Jorge y se dio cuenta de la belleza del paisaje que tenía a sus pies. Fue a partir de ese momento cuando mandó a sus hombres construir la urbe.
La ruta por la Lisboa oculta tiene una parada obligada en el mirador de Penha de França. Este enclave es uno de los menos conocidos de la ciudad y está ubicado junto a la Iglesia de Nossa Senhora da Penha de França, que comenzó a construirse en 1597. La iglesia quedó destrozada tras el terremoto de 1755, aunque la imagen de Nuestra Señora quedó intacta tras la catástrofe, según cuenta la leyenda.
Desde este mirador pueden contemplarse algunas de las zonas menos turística de Lisboa, aunque con mucho encanto, destacando el Alto de São João y los barrios de Olivais, Chelas y Marvila.