30 marzo, 2021
«Hay muchas posibilidades». Con estas palabras, el físico y divulgador científico Jorge Mira responde a la posibilidad de una cuarta ola de coronavirus en España tras la Semana Santa. «La lectura que debemos hacer es que no aprendemos», señala en relación a la llegada masiva de turistas internacionales a las islas durante estos días, al tiempo que las fronteras entre comunidades permanecen cerradas.
Mira también valora las imágenes en las que se ve a turistas extranjeros, en este caso franceses, bebiendo en las calle de Madrid y otras en las que se pueden observar importantes grupos de gente sin mascarilla en el centro de la ciudad tras el toque de queda.
-Este fin de semana se celebró en Barcelona un concierto del grupo Love of Lesbian que algunos científicos calificaron como «un potencial peligro». ¿Cuál es su opinión?
-Cuando comenzó el curso en Santiago el riesgo eran los botellones, cuando empezó a empeorar el tiempo, se pasó a los pisos. Y hubo un momento en el que los bares no eran lo óptimo, pero sí más aconsejables que las fiestas en pisos y los botellones. En el caso del concierto, lo que yo he oído es que fue un concierto experimental, el segundo que se hace de esta manera, y los datos del primero demostraron el éxito de la fórmula porque no hubo ningún positivo. Esto demuestra que lo que importa es la actitud de la gente, que pueden estar 5.000 personas en un concierto con mascarillas FPP2 en grupos burbuja, siendo responsables y no pasa nada. Además, creo que tenía un régimen de ventilación muy bueno. Si eso se hace así va a funcionar, pero depende de la actitud de las personas. Estoy estudiando la posibilidad de generar nuevas pautas de ventilación en locales de ocio, porque creemos que si eso se perfecciona un poco, y si los responsables de los actos son diligentes a la hora de cumplir las normas, no habría motivo para paralizar totalmente la vida del país, sino que podría activarse mínimamente. Hemos demostrado en algún artículo que si hay un control óptimo de este tipo de cosas, uno no tiene porque asfixiar del todo la actividad. Desde el punto de vista epidemiológico lo mejor es cerrar todo y que no se mueva nadie, pero no es viable, uno tiene que abrir el grifo un poquito. Y, ¿hasta dónde puede abrir el grifo? Eso es lo que tenemos que mirar así que experimentos como este del concierto me parecen muy buenos. Si quieren tener conciertos, tendrán que ser así, eso tienen que aprenderlo los organizadores.
Desde el punto de vista epidemiológico lo mejor es cerrar todo y que no se mueva nadie, pero no es viable
-Este fin de semana salían a la luz unas imágenes del centro de Madrid en las que se ven grandes aglomeraciones y mucha gente sin mascarilla en las calles.
-Lo de Madrid es muy inquietante, ya lo hemos visto otras veces. Hay que tener claro que el crecimiento de esta pandemia no es lineal. ¿Qué quiere decir esto? Lineal quiere decir que si duplicas la causa, se duplica el efecto que produce, pero si no es lineal lo que ocurre es que el efecto de una pequeña causa es mucho más grande, desproporcionadamente más grande. Este tipo de cosas, como las que estamos viendo en Madrid, son disparadores de auténticas tormentas. El aleteo de una mariposa en el Amazonas causa un tornado en Nueva York, eso es así y hay que tenerlo muy presente. Lo que está pasando en Madrid puede ser el germen de un problema muy importante, porque ese núcleo que no va alineado con el resto de núcleos del país va a dispararse y podría acabar irradiando al resto. Eso es un peligro.
Lo que está pasando en Madrid puede ser el germen de un problema muy importante
-¿Cree que se traducirá en un incremento importante de contagios?
-Yo estimé ya hace un par de meses que Madrid podría tener ya zonas con un 30% de acumulado de contagios y, dspués de un año con un nivel tan brutal, ya se contagió muchísima gente. Con un 30% que ya lo pasaron y un 10% que se han vacunado, pues a lo mejor está en torno a un 40% el porcentaje de los que no van a contagiarse, por eso el estallido en Madrid no va a ser tan brutal como antes. Está más cerca de la inmunidad de rebaño que Galicia. Madrid está haciendo esos excesos, pero la situación no estalla como debería porque puede que una de cada tres personas ya no sean propagadoras del virus. Esto ayuda a que la pandemia no sea tan salvaje.
-Si abren la movilidad entre comunidades…
-Y aunque no abran. Siempre hay fugas de sistema y, aunque sean pequeñas, son como una pequeña chispa en un monte. Yo tengo un incendio en mi parcela y decido no llamar a los demás porque voy a intentar que no salga el fuego de la parcela. Sí, pero salen chispas y ya queman la de al lado. Con tal de que salte una chispita a un árbol, se quema el monte.
-Hoy llegaban a Palma cerca de 30 vuelos procedentes de Alemania. Recibimos turistas internacionales, pero la movilidad nacional no está permitida. ¿Cómo lo valora?
-Los investigadores hemos demostrado el vínculo que existe entre movilidad humana y contagios. Está claro que la movilidad va a hacer que suban, pero es cierto que tampoco podemos ahogar la estructura de actividad económica que tiene España. Si todo eso va controlado, pues sí, pero no sé hasta qué punto se puede controlar un flujo de decenas de miles de personas. No lo tengo claro y es malo para nosotros y para los países a los que vuelven. En el escenario de la cuarta ola esto es muy peligroso, yo lo restringiría más porque no tiene sentido. Tampoco tiene sentido que los españoles no se puedan mover y los demás sí. Puedo entender la lógica del alcalde de Málaga que para reactivar la economía sacrificó a los de aquí en aras a un bien común, pero tal y como está Europa, en la cuarta ola…. Si Alemania, Francia, etc., están subiendo, el porcentaje de los que vienen aquí también va a subir. El turismo internacional está esparciendo la semilla del virus y es un peligro muy importante. Yo sería mucho más restrictivo.
¿Tendremos la cuarta ola tras la Semana Santa?
-Hay muchas posibilidades. La lectura que debemos hacer es que no aprendemos, caemos una y otra vez en la misma piedra. Bueno, ahora algo aprendimos, pero basta con que un territorio no esté alineado con el resto para que se fastidie todo. No vale con pensar en el minifundio, tiene que ser un comportamiento colectivo porque el virus no tiene fronteras.