6 marzo, 2019
La vergüenza del gallego se acabará en 2020. Los que no quieran terminar su plato en el restaurante en el que hayan comido o cenado podrán llevárselo a casa en un táper. Es una de las medidas que contempla la ‘Ley de residuos y suelos contaminados» que impulsa la Xunta y que aunque no busca acabar con la vergüenza del gallego, sin duda dará pasos en esa dirección.
¿Quién no ha pasado un ‘mal trago’ al pedir las sobras de la comida o se ha sentido incómodo cuando un familiar lo ha hecho? Pues este gesto dejará de ser un impedimento y estará a la orden del día en la comunidad gallega porque la nueva ley obligará a los restaurantes a entregar los alimentos sobrantes y tendrán que hacerlo en envases compuestos en al menos un 50% por materiales biodegradables.
El objetivo final del todavía anteproyecto, en fase de exposición pública hasta finales de este mes, es la lucha contra el desperdicio alimentario, una meta que figura en la agenda de la Unión Europea y en la que Galicia ha tomado ‘cartas en el asunto’ al fijar en un 15% la reducción de residuos que ha de lograr en los próximos cinco años.
Cada año en España, una media de 7,7 millones de toneladas de alimentos se tiran a la basura
Una de las propuestas más “polémicas” del texto es la que afecta al sector de la restauración, que estará obligado a entregar los alimentos sobrantes a los comensales. En este sentido, la Xunta explica que no será obligatorio que el hostelero ofrezca los alimentos al consumidor sino que «el texto del anteproyecto recoge que debe ser el cliente quien lo solicite«, lo que según recuerdan desde el gobierno autonómico «no es incompatible con que el hostelero se lo ofrezca».
La “Ley de residuos y suelos contaminados” entrará en vigor a principios del año 2020, después de que el Consello de la Xunta de luz verde al anteproyecto en el último trimestre de este año
La puesta en marcha de la iniciativa ha sido mayoritariamente aplaudida en la calle, pero no ha tenido tan buena acogida por parte de los empresarios, que han manifestado su preocupación en aspectos como la seguridad alimentaria y el coste del envase, que según señala César Ballesteros, presidente de los hosteleros de Pontevedra: “sea cual fuere, debe ser asumido por el cliente”. Algo a lo que la Xunta responde que la futura ley no regula este aspecto, por lo que cada establecimiento podrá decidir si lo repercute o no en el coste final.
Tanto Ballesteros como Lois Péres, que representa a los hosteleros de Santiago y comarca, se muestran comprometidos con el objetivo final: “todo aquello que sirva para reducir u optimizar los sobrantes de comida o el ahorro energético en general, siempre será bien recibido por nuestro sector”, pero les preocupa la ‘obligatoriedad’. En este sentido Lois Péres subraya que “no hace falta una ley”, mientras que Ballesteros manifiesta su preocupación por el hostelero sobre el que dice: “debe estar protegido una vez que el cliente sale por la puerta del establecimiento”.
Esta última cuestión, la de la conservación de los alimentos en un ‘ambiente idóneo’ es uno aspectos de la normativa que más polémica está generando, pero existen otras preocupaciones como el futuro de los restaurantes con buffet libre: “¿También ahí pueden llevar a casa lo que les de la gana?”, plantea el propietario del establecimiento compostelano ‘A Nave de Vidán’.
A pesar de las críticas, los representantes del sector hostelero insisten en la necesidad de “no adelantar acontecimientos” hasta que esté en marcha el proyecto que Lois Péres califica como “una ocurrencia de grado 10”. Mientras, desde la Xunta esperan que «en la medida que se tramite la norma, el texto se vaya enriqueciendo y perfeccionando para evitar cualquier posible desamparo» y apuntan que «lo importante es poner en marcha medidas efectivas que luchen eficazmente contra el desperdicio alimentario».
El anteproyecto se encuentra en exposición pública desde el 4 hasta el 28 de marzo. Durante este período se pedirán los informes sectoriales y se habilitará un trámite de audiencia para los interesados en el procedimiento. Una vez terminado este período y analizadas las consultas se completará el texto que se elevará al Consello Galego de Medio Ambiente, como fase previa antes de su aprobación como anteproyecto de ley por el Consello de la Xunta. Lo que significa que, si se cumplen los plazos, la ‘Ley de residuos y suelos contaminados’, ya más conocida como “ley del táper”, entraría en vigor a principios del año 2020.
La producción y el consumo sostenible de alimentos figuran entre las principales preocupaciones de la FAO (Organización de Naciones Unidas para la Alimentación) y la reducción del desperdicio alimentario es uno de los principales objetivos en la Agenda 2030 del organismo.
Un compromiso que también recoge la Unión Europea, donde se estima que cada año se desaprovechan 89 millones de toneladas de comida en buen estado
Precisamente con el objetivo de dar una ‘segunda vida’ a este tipo de alimentos, en los últimos años se han puesto en marcha distintas iniciativas. Una de ellas es la aplicación “Too good to go”, que llegó en el año 2018 a España y a la que ya se han sumado establecimientos de ciudades como Madrid, Barcelona, San Sebastián y Bilbao y algunos en otras comunidades como Asturias y Galicia. “Too Good To Go” ofrece la oportunidad de vender y comprar, a un precio mucho más bajo, los alimentos que de otro modo acabarían en la basura, una aplicación que de aprobarse definitivamente la ya conocida como “ley del táper”, podría dejar de ser necesaria en la comunidad gallega.