30 octubre, 2024
Lucía Freitas (Santiago de Compostela, 1982) se ha labrado un futuro prometedor en el mundo de la alta cocina. Lo ha hecho con mucho esfuerzo y dedicación, ya que con tan solo 19 años decidió que su futuro estaba delante de los fogones. Pero no solo eso, sino que ya en su juventud tuvo claro que quería poner en valor su tierra, Galicia, y los productos provenientes del rural. La huerta de la abuela, los mercados de abastos, los vegetales sin sulfatos. La producción ecológica siempre fue una de sus principales aspiraciones, como también lo fue llevar a los comensales que se acercan al restaurante que regenta en la capital gallega, A Tafona, y que cuenta con una Estrella Michelin, alimentos con los mayores estándares de calidad.
Pero si algo destaca de la trayectoria profesional de Freitas eso es, sin duda, dar visibilidad al trabajo femenino. A todas esas mujeres del rural que, generación tras generación, se han ocupado de sacar adelante a familias enteras. Y que a día de hoy continúan el legado que dejaron sus madres y abuelas. “La gastronomía es todavía uno de los espacios con mayores prejuicios de género”, comentaba la chef en la clausura del “Degusta A Coruña“, una feria gastronómica itinerante que durante los últimos tres días ha recorrido varios municipios de la provincia coruñesa para poner en valor los productos de cada una de estas localidades.
“Degusta A Coruña” es una iniciativa de promoción turística y gastronómica que se enmarca dentro de “A provincia que sabe”, una de las campañas de divulgación en las que se encuentra inmersa la Deputación de A Coruña. ¿Qué la llevó a participar en esta acción?
La persona que ha impulsado todo esto ha sido Xosé Regueira, vicepresidente de la Deputación. Creo que es muy diferente a otros políticos. Para mí es un visionario, ya que tiene esa manera de entender la gastronomía como algo global, y además apuesta por el territorio, por el rural. Es realmente mágico cuando alguien tiene esa manera de pensar y que aprovecha su posición para fijar el territorio y darle el lugar que le corresponde.
En este sentido, quise aportar mi granito de arena, ya que creo realmente en el proyecto. Que sea una feria gastronómica itinerante es una forma de abrirnos los ojos y de hacer que crezcamos como profesionales. Es ir más allá, pensar a lo grande. Al final, todos somos un conjunto, y creo que en este caso la Deputación está haciendo verdaderos esfuerzos por dar a conocer y divulgar la riqueza gastronómica de la provincia de A Coruña.
¿Cuál es el valor diferencial que hace de esta iniciativa una propuesta única en cuanto a difusión del territorio?
Pues sin duda que promueve las zonas rurales. Creo que es un acierto que por una vez las acciones de promoción vayan más allá de las capitales de provincia y de los centros urbanos. “Degusta A Coruña” ha recorrido varios municipios de la provincia, como Betanzos, Fene o Boiro, y está dando visibilidad a estos territorios. Por no hablar de las sinergias que se crean entre las administraciones, los productores locales y los cocineros que participan en esta actividad.
También es una manera de que las instituciones estén en contacto con los pequeños productores y vean el trabajo que hay detrás. En esta ocasión hemos traído a un cocinero de fuera de la comunidad para que descubra la manera de trabajar y de entender la gastronomía de los profesionales gallegos. Es un intercambio muy rico. Los cocineros tienen que venir para vivir y sentir la gastronomía gallega. Y esto es también la manera de que todos los eslabones del sector nos impliquemos y conozcamos a las personas que están detrás de los productos con los que cocinamos. Es la forma de fidelizar y de conseguir seguidores del producto local.
La Deputación está haciendo verdaderos esfuerzos por dar a conocer y divulgar la riqueza gastronómica de la provincia de A Coruña
A lo largo de los últimos días se ha dicho que Galicia había pasado de ser una comunidad con producto de gran calidad a una territorio gastronómico. ¿Está de acuerdo con esta afirmación?
Galicia siempre tuvo mucha fama por el producto de calidad, pero quizás eso haya opacado todo el trabajo que hay detrás, que es mucho. Está bien que se hable de producto, pero también que se ponga nombres y apellidos a la gente que hace posible que exista ese producto. Es un cambio necesario para la pervivencia del sector. Lo que no es normal es que en Galicia los productores están trabajando a destajo con precios muy por debajo de los costes de producción.
Tenemos que trabajar para que toda esta gente monetice el esfuerzo y el trabajo que realizan cada día. La sociedad tiene que ser consciente de que tiene que pagar más por tomates de la huerta de una vecina que por el que compra en el supermercado. En otras comunidades son más conscientes, quizás. Pero en los últimos tiempos sí que estoy notando un cambio de tendencia. Y este tipo de iniciativas ayudan a poner el foco en lo realmente importante: visibilizar el trabajo de las mujeres del rural y lograr que puedan monetizarlo.
En la ceremonia de clausura del “Degusta A Coruña” ha manifestado que la gastronomía es uno de los sectores con mayores prejuicios de género. ¿A qué se refería exactamente?
Pues que se da por supuesto que las mujeres tienen que hacer todo el trabajo. Lo tienen normalizado y le restan importancia, cuando deberían normalizarlo. La denominada “generación de hierro”, la de nuestras madres y abuelas, era así. Y fueron ellas las que han hecho posible que nosotros tengamos el futuro que tenemos. Las mujeres sostuvieron y cargaron en sus hombros toda la responsabilidad para que sus hijos se centrasen en el futuro. Y tenemos que agradecérselo. Pero también recompensárselo.
Uno de los principales desafíos que afronta el sector es la falta de relevo generacional. ¿Qué medidas se deberían implementar para lograr el asentamiento de los jóvenes en el rural?
Lo primero sería comprar sus productos y valorar el trabajo que realizan, especialmente las mujeres. Las palabras son muy bonitas, pero con ellas no se come. Tenemos que hacer ese acto de responsabilidad y difundir los valores reales que tienen todos estos productos, especialmente en las escuelas. Los niños son el futuro, y deben saber de dónde vienen estos productos, la temporalidad que tienen. El consumo consciente hay que crearlo y formarlo, por eso es tan importante realizar acciones con los más pequeños, no podemos descuidarlos. Tenemos que marcar la importancia del rural en su ADN y revalorizar el trabajo de los agricultores, ganaderos y demás profesionales que hacen del sector primario lo que es. Es la forma de que estas profesiones tan duras tengan la compensación económica que se merecen.
Tenemos que hacer ese acto de responsabilidad y difundir los valores reales que tienen todos estos productos, especialmente en las escuelas
Amas da Terra busca, precisamente, el reconocimiento del trabajo femenino. ¿Cuál es el horizonte de un proyecto que vio la luz hace ya dos años?
Amas da Terra es un proyecto de vida. Y mi pretensión es que tenga un largo recorrido. Quiero poner nombres y rostro a una realidad todavía muy desconocida. Pero sobre todo, ayudar a estas mujeres a que se les remunere como corresponde. Soy consciente de que por mi posición puedo actuar como intermediaria entre ellas y las administraciones. Y lo único a lo que aspiro es a llevar sus reivindicaciones a las personas que realmente pueden hacer algo por cambiar su vida y mejorar sus condiciones.
Para el 2025 estoy preparando un lanzamiento muy especial. Un podcast en el que hablaré con muchas mujeres, de diferentes sectores. Me permitirá llegar a mucha más gente y dar un altavoz a más mujeres. Hablar de tú a tú con ellas, y que quede registrada su historia para los que vendrán después. Se trata de darles un espacio propio, en el que puedan compartir sus experiencias. La verdad es que estoy muy ilusionada. La Deputación me está ayudando mucho. Han creído en mí desde el primer momento, y por eso les estoy muy agradecida.