29 agosto, 2019
MARÍA EIMIL /
La Ruta do Viño Rías Baixas recibió más de 116.000 enoturistas en 2018 y logró un impacto económico de más de dos millones de euros, un 26% más que el año anterior. Detrás de estos buenos datos se encuentra el trabajo de las bodegas, restaurantes y alojamientos que aúnan fuerzas bajo el paraguas de la asociación sin ánimo de lucro que encabeza Lorena Varela y que abarca las subzonas de O Rosal, Condado do Tea, Soutomaior, Val do Salnés y Ribeira do Ulla.
«Es la única ruta del vino certificada de Galicia, de las 29 que existen en España», explica la gerente de la Ruta do Viño Rías Baixas, «y los datos son positivos, porque estamos creciendo cada año entre un 8% y un 10%».
«Es cierto que el mes más fuerte es agosto, pero el enoturismo es un producto desestacionalizador, del que también se puede disfrutar en enero y febrero», explica Lorena. En cuanto a la procedencia de los visitantes, apunta el incremento del turista internacional: «Vienen muchos ingleses, americanos y alemanes, aunque la mayor parte de los enoturistas son nacionales».
«Vienen muchos ingleses, americanos y alemanes, aunque la mayor parte de los enoturistas son nacionales»
«Es indiscutible que el enoturismo en Galicia va ligado a la gastronomía», explica Lorena Varela, «pero nuestro territorio tiene algo que no se encuentra en otros sitios, un enoturismo más tradicional. En muchas bodegas es el propio bodeguero el que te muestra las instalaciones y la vendimia sigue siendo manual, se hace con ayuda de toda la familia».
Para que estas cifras sigan siendo positivas y aumenten, desde la asociación realizan una intensa labor promocional, que incluye actividades y eventos, como una carrera de BTT que suma ya cuatro ediciones: «Es el maridaje entre el deporte y el enoturismo, una marcha no competitiva entre bodegas y viñedos con la idea de que los participantes puedan disfrutar del paisaje».
Una de las singularidades de este evento deportivo es que es itinerante, por lo que cada año es algo nuevo: «Este año toca en O Salnés y la prueba abarca unos 40 o 50 kilómetros». Durante el recorrido, los participantes pueden parar y disfrutar del paisaje y los avituallamientos suelen ser dentro de los viñedos o bodegas. Aunque la fecha está todavía por concretar, la prueba suele realizarse en el mes de octubre y termina con una degustación de vinos en una de las bodegas participantes.
Otra actividad estrella, según explica Lorena Varela, es la que se organiza cada segundo domingo de noviembre, coincidiendo con el Día Europeo del Enoturismo: «Es una cata amateur de cinco vinos de las Rías Baixas en la que participan 100 personas , una experiencia divertida y formadora».
Además, la Ruta do Viño Rías Baixas mantiene su apuesta por crear experiencias enológicas diferentes, como los conciertos combinados con el enoturismo, salidas en barco, el senderismo y las acciones que se desarrollan en época de vendimia. Lorena Varela también destaca la labor que realizan los hoteles-bodega, como Lagar de Costa, Señorío de Rubiós (Hotel Nande) y el Pazo A Capitana; y la que llevan a cabo otros alojamientos, «que ofrecen visitas gratuitas a bodegas o sesiones de vinoterapia como complemento a la estancia de sus huéspedes».