25 agosto, 2020
El coronavirus la ha golpeado en lo profesional, como directora de un alojamiento, y en lo personal, por haber padecido su padre la Covid-19. La directora del complejo Pazo do Río, ubicado en el municipio coruñés de Oleiros, mira al futuro con optimismo pese a las trabas que se ha encontrado en el camino. Lucía Canabal, cuya experiencia profesional incluye trabajos vinculados al turismo y a la comunicación y un período como concejala del Ayuntamiento de A Coruña, destaca la buena acogida que tienen los apartamentos ubicados en los dominios del pazo que regenta, un espacio versátil, idóneo para acoger eventos y en el que es posible degustar algunos de los grandes clásicos de la gastronomía gallega.
-¿Cuál ha sido su camino hasta llegar al puesto de directora de Pazo do Río?
-Pazo do Río es un proyecto familiar que inició mi padre en el año 2000 y que arrancó con la inauguración en 2004. Contamos con un edificio histórico del siglo XVI y con un anexo de apartamentos que presentan un formato más actual y contemporáneo y que tienen habitaciones, cocina, baños independientes y terraza. La idea era la de crear un hotel con encanto cerca de la ciudad. Estamos a 8 kilómetros de A Coruña y al lado de varias playas. Queremos conjugar eso con una forma de acoger a los huéspedes muy familiar y muy cuidada. Por venirme de familia y por haber trabajado en temas vinculados al turismo en países como Reino Unido, ahora soy la directora y ya llevo cuatro años. Además, para darle valor a la restauración y a los eventos, creé una empresa junto a mi actual pareja que se encarga de ese apartado. Organizamos bautizos, bodas, comuniones, cumpleaños, jubilaciones… En definitiva, cualquier tipo de evento que conlleve una reunión.
-Imagino que la gastronomía tiene un peso importante en el negocio.
-Nuestro restaurante tiene una carta muy cuidada y una gastronomía gallega, porque, al ser un pazo, valoramos mucho lo de aquí. Volver a esa ternera asada rica, a esa tortilla de patatas tradicional, al caldo en invierno… No apostamos por una comida moderna, sino por algo tradicional pero muy cuidado.
«Tenemos la suerte de contar con los apartamentos, porque las personas buscan espacios donde poder estar tranquilas con la familia»
-Habló usted de los trabajos vinculados al turismo que desempeñó antes de embarcarse de lleno en el proyecto de Pazo do Río. ¿Cuáles son?
-Cuando llegué a Reino Unido, mi familia me dió la oportunidad de trabajar en el turismo. Yo había acabado la carrera de Derecho y un máster en Administración y Dirección de Empresas y, como soy una persona muy aventurera, decidí marcharme a Inglaterra. Allí trabajé para el mercado que tenemos en Fuerteventura (Canarias), donde contamos con cinco complejos de apartamentos. Sobre todo me dediqué a cuestiones relacionadas con las ventas, la comercialización y el marketing.
-Habla usted mucho de la vinculación de su familia con el turismo. Su padre, Francisco Canabal, fue una persona influyente en el sector.
-Así es. Mi padre, ya en los años 80, se marchó a Canarias, con su carácter aventurero y empresarial y en un tiempo difícil, porque había crisis. Se fue a Fuerteventura a construir los apartamentos de los que hablé anteriormente. Se construyeron con mucha mano de obra de trabajadores y profesionales de la construcción, que levantaron cinco complejos con casi 500 apartamentos. Tras el éxito, se embarcó de lleno en el mundo del turismo y puso en marcha proyectos como el propio Pazo do Río y la restauración del monasterio de Moraime, en Muxía, para convertirlo en hotel. También fue cónsul de Cabo Verde, porque en ese país también puso en marcha proyectos turísticos.
-Usted fue concejala en el Ayuntamiento de A Coruña. ¿Qué le ha aportado esa experiencia para el trabajo que desarrolla actualmente?
-Creo que todos los pasos que he dado me han servido para algo. No sólo he trabajado en temas vinculados al turismo, pues también he realizado tareas de comunicación, he estado en agencias de relaciones públicas, he creado mi empresa de diseño de joyas y mi empresa de comunicación… Como todos esos trabajos, mi etapa política me ha sido útil para encontrar puntos de conexión con lo siguiente. Cuando era concejala, estaba más atenta a temas administrativos y a las necesidades de la ciudad. Yo destacaría la faceta de escuchar a los ciudadanos y también a los turistas que llegaban. He tenido una carrera muy polifacética y, al mismo tiempo, muy nutritiva, porque todo ayuda y todo aporta. Para mí ha sido un honor poder representar a los vecinos de la ciudad donde nací y conocer mejor las calles y barrios coruñeses.
-Volviendo al pazo, ¿qué servicios destacaría de entre los que oferta?
-Pazo do Río ofrece nueve habitaciones dentro del edificio principal y veinte apartamentos, diez de ellos con una habitación y otros diez con dos. Esos apartamentos los alquilamos tanto por períodos cortos como por temporadas de larga duración. De hecho, ahora, con la situación causada por la Covid-19 estamos teniendo mucha demanda. Tenemos una piscina preciosa y grande, vestuarios, pista de pádel, dos aparcamientos, un cenador con capacidad para 200 personas, un comedor, una terraza y otros espacios para celebraciones. Es muy versátil.
-¿Cómo les afectó la crisis del coronavirus y qué cambios fueron necesarios?
-Afrontamos la situación como todos, con mucha pena. Con el estado de alarma tuvimos que cerrar, como todo el sector, y después, cuando nos dieron autorización para poder abrir, hemos invertido en las medidas sanitarias necesarias para asegurar tanto a nuestro personal como a nuestros huéspedes y clientes. Tenemos la gran suerte de contar con los apartamentos, que han tenido una gran acogida. De hecho, hemos estado al 70% y hemos podido trabajar muy bien. Las personas buscan espacios donde poder estar tranquilas con la familia y nosotros, al tener espacios independientes, hemos tenido, dentro de lo que ha habido, bastante éxito. Ahora en agosto estamos al 60%. Ya se verá lo que ocurre en septiembre y octubre. En el apartado gastronómico nos ha bajado un 60% la facturación, porque casi 35 bodas se nos quedaron en 4 o 5. Intentamos hacer eventos pequeños para suplir los que se pierden. Para eso, nos favorece el contar con un espacio versátil y muy amplio, con terraza y espacios verdes. Mantenemos a toda la plantilla, aunque con una reducción de jornada. Al final, vivimos al día y esperando poder trabajar al día siguiente. No se puede hacer una previsión de aquí a tres meses, ni a seis meses, ni a un año.
-Es que para ustedes, a la caída del turismo, hay que sumar la de los eventos.
-Lo bueno es que las bodas se han pospuesto, pero nuestros novios están muy contentos con el espacio y con el equipo y siguen con ilusión. Nosotros facilitamos a nuestros clientes ese cambio. Esperamos que se puedan retomar, aunque haya que celebrar de una forma diferente. Todos vendrán con la mascarilla y la vida en el pazo será con ella.
-¿Qué tipo de clientes recibe Pazo do Río?
-Pazo do Río es un espacio muy exclusivo, pero eso no significa que los precios sean excluyentes. La gente piensa que por ser un pazo es muy caro, pero es posible comer por 10 y por 20 euros. No es un espacio donde no se pueda celebrar, porque nosotros nos ajustamos a todos los bolsillos. Tenemos muchas personas que están haciendo un cambio en su casa o que quieren pasar un tiempo en el campo y que alquilan nuestros apartamentos. Como turistas llegan todo tipo de personas, desde nacionales a extranjeros. Tenemos clientes fidelizados que repiten año tras año y muchas familias. Para los alquileres de larga duración, nos encontramos con profesionales que vienen a pasar una estancia de tres meses, con personas que están reformando su vivienda o que se acaban de separar, docentes que vienen a la Universidad a hacer un máster o a impartir clases… Hay bastante variedad.
-¿Vive usted en el pazo o en alguno de los apartamentos?
-No, yo paso estancias. En verano sí que estoy varias veces allí con mi pareja y con mis hijos, porque estamos de maravilla al aire libre.
«No apostamos por una gastronomía moderna, sino por algo tradicional pero muy cuidado»
-Imagino que usted animará a los españoles a realizar turismo nacional en este año de pandemia.
-Sí. Creo que estamos todos muy concienciados de disfrutar del turismo nacional. Concretamente los gallegos, por lo que observo, estamos aprovechando la oportunidad de valorar y de apreciar lo que tenemos, unos entornos maravillosos cerca del lugar donde vivimos. Tenemos que aprender a relacionarnos de otra forma hasta que esto se empiece a resolver, pero espero que podamos seguir trabajando.
-A usted y a su familia les afectó el coronavirus de forma directa, así que cuando pide responsabilidad sabe de lo que habla.
-Pues sí. Mi padre estuvo muy mal, más allí que aquí. Afortunadamente lo tenemos aquí, pero lo hemos pasado muy mal. Lo que nos ha enseñado todo esto es que hay que vivir la vida, pero de forma responsable. Esto no es una broma y hay que ir con cuidado. Como dice una señora a la que conozco, la vacuna que tenemos es el distanciamiento social, la mascarilla y lavarnos las manos.