7 abril, 2020
Los hoteles y demás establecimientos turísticos deberán acometer profundos cambios una vez finalice la crisis sanitaria del coronavirus. Roberto Niño, consultor especialista en marketing turístico y colaborador de Ostelea, cree que el miedo al contagio generado por la pandemia permanecerá en el subconsciente colectivo más allá del fin del fin de las restricciones y que cuestiones como que los establecimientos tengan un sello que garantice sus medidas higiénicas y de protección de la salud serán cada vez más importantes. En su opinión, los eventos con grandes masificaciones tienen los días contados y los apartamentos turísticos y casas rurales prosperarán al tiempo que los grandes hoteles sufrirán para mantener las cifras previas a la pandemia.
-¿Cómo cree que cambiará la gestión hotelera cuando finalice la crisis sanitaria del coronavirus?
-Creo que, cuando finalice el estado de alarma, todos vamos a tener bastante miedo a relacionarnos. Aquellos establecimientos, tanto hoteles como restaurantes, que proporcionen una mayor seguridad al cliente de que no se va a contagiar aportarán un valor que será muy importante. Es probable que, en cuanto a restaurantes, nos olvidemos de sitios donde haya masificación y que, en los hoteles, se acaben los desayunos en los que se concentraban más de 200 personas. La gente buscará sitios mucho más tranquilos, donde no haya mucha gente y donde se garanticen una serie de medidas higiénicas y sanitarias que les permitan estar con tranquilidad. En China, que en esto va un poco por delante, están ya tomando la temperatura a la entrada de los restaurantes. Creo que, al igual que hay categorías que aseguran un determinado nivel de calidad en los hoteles, es posible que en unos meses aparezca una normativa por la que los alojamientos y restaurantes tengan que acreditar que cumplen con una serie de medidas sanitarias contra el contagio. El cliente valorará que el hotel tenga ese certificado sanitario.
«Ciertos procedimientos que en los hoteles hacían personas, serán realizados por máquinas. Esto será así por el miedo de los huéspedes al contagio»
-¿Qué otras medidas pueden llegar junto a la limitación de espacios o a los controles de temperatura?
-Seguramente haya una mayor automatización en cuanto a los procesos, porque la gente no va a querer tener contacto con el personal del hotel o, al menos, querrá limitarlo lo máximo posible. Ciertos procedimientos que en los hoteles hacían personas, serán realizados por máquinas. Esto será así por el miedo de los huéspedes al contagio. Suena un poco apocalíptico pero la realidad es que todos tenemos miedo y vamos a intentar tener menos contacto.
-¿Puede ese miedo al contagio y todas las medidas que se adopten hacer que resulte cada vez menos apetecible hacer turismo?
-Seguro. Quizás no desaparezca, pero sí se reducirá enormemente. Tenemos que ser conscientes de que, a día de hoy, ni siquiera podemos salir de casa. Mayor restricción que esa no la puede haber. Además, hay países que ya no permiten la entrada de españoles, algo que era impensable hace varias semanas. A todo eso hay que sumar que muchas compañías aéreas han cerrado y otras están en riesgo. Incluso cuando pase el estado de alarma, la posibilidad de viajar estará mucho más limitada.
-Al margen de todas esas restricciones normativas, ¿hará el miedo que la gente pierda el interés por viajar?
-Nosotros notamos que, a medio plazo, el turismo será fundamentalmente nacional. Además, la gente, en lugar de ir a un hotel, preferirá ir a apartamentos turísticos que le permitan estar en un entorno de mayor confianza y evitando, por ejemplo, tener que comer continuamente en un restaurante. La gente se irá de vacaciones, porque eso es un hábito y, hasta cierto punto, una necesidad; pero va a cambiar la forma de hacer turismo. La tendencia será hacia el planteamiento de salidas a lugares más tranquilos, en alojamientos que sean una especie de réplica de nuestra casa. Los apartamentos y las casas rurales van a notar un cierto incremento, mientras que los grandes hoteles de entre 200 y 300 habitaciones sufrirán una notable caída. Habrá un mayor turismo nacional y se potenciarán los destinos que no están masificados.
«A medio plazo, el turismo será fundamentalmente nacional y la gente, en lugar de ir a un hotel, preferirá ir a apartamentos turísticos que le permitan estar en un entorno de mayor confianza»
-No es usted de los que esperan que las ganas de poner fin al confinamiento provocarán una oleada de visitas a los restaurantes y de salidas.
-Sinceramente, no creo que ni siquiera en los primeros días haya una avalancha de gente que quiera ir a bares y restaurantes. Hay todo tipo de gente, pero dudo que se produzca ese pico. A lo mejor lo que ocurre es que, en lugar de ir al local de moda que está lleno de gente, se opta por ir a otro más tranquilo. Hay que pensar que se trata de un tema de salud que no solo exige que tomemos precauciones por nosotros sino también por nuestros familiares.
-¿Habrá muchos establecimientos que no sobrevivan a la crisis y a lo que vendrá después de ella?
-La crisis no va a afectar a todos por igual y eso es así tanto para las empresas como para las personas. Los hoteles que mejor sepan adaptarse y las personas que mejor formación tengan serán las que sobrevivan y aquellas empresas y profesionales que piensen que todo va a seguir igual, se llevarán un disgusto. Esta es la idea que intento transmitir a mis alumnos en Ostelea. Les digo que está en sus manos formarse de una manera adecuada y tener capacidad de adaptación a los nuevos tiempos que van a venir. Por desgracia, muchos negocios van a desaparecer. Sobrevivirán los que mejor se acomoden a lo que quiere el cliente.