5 agosto, 2021
«Por ser un extraordinario conjunto de monumentos agrupados alrededor de la tumba de Santiago El Mayor, destino de todas las rutas de la mayor peregrinación de la Cristiandad entre los siglos XI y XVIII, Santiago de Compostela es, sin duda alguna, uno de los más indiscutibles bienes patrimoniales de la Humanidad». Así define a la capital de Galicia el Consejo Internacional de Monumentos y Sitios (Icomos) en su justificación para declararla Patrimonio de la Humanidad y es que pocas ciudades hay en el mundo que concentren semejante cantidad de monumentos con tantos siglos a sus espaldas como la que supone el final del Camino al que da nombre y que también será la sede de la final del I Circuito de Golf TUR 43, que se disputará en el campo del Real Aeroclub Santiago, ubicado en el municipio vecino de Ames.
Un paseo por Santiago de Compostela es un encuentro constante con el arte y con la historia. Con la catedral como epicentro indiscutible, son decenas los edificios religiosos y civiles que guardan entre sus paredes multitud de secretos y que han visto y siguen viendo pasar a peregrinos de toda clase y procedencia. La combinación entre el elemento místico y religioso de las peregrinaciones y la presencia de una de las universidades más antiguas de España, han convertido a este destino final del Camino en un referente espiritual y cultural, no sólo para España y para Europa, sino para todo el mundo.
Santiago de Compostela es la meta de todos aquellos que, ya sea por motivos religiosos, para encontrarse con ellos mismos o, simplemente, para vivir una pequeña aventura, han recorrido la ruta jacobea a lo largo de los siglos y un lugar al que se llega buscando la gloria merece un monumento que esté a la altura. Desde luego, la catedral compostelana cumple con ese propósito de coronar el final del Camino y lo hace con todos sus elementos, ya sean los de estilo románico, los del Renacimiento o los del Barroco.
¡Cómo no mencionar que tanto la catedral como los caminos que conducen a ella se asientan sobre la base de que los restos del mismísimo apóstol Santiago reposan en un mausoleo ubicado bajo el altar mayor del templo! Honrar a este hombre santo es el fin primigenio de las peregrinaciones y una de las tradiciones más arraigadas en esta catedral es la de dar un abrazo a la figura que lo representa que recibe con rostro amable a quienes lo visitan como punto final del Camino secular nacido en la Edad Media.
Imposible enumerar todos y cada uno de los elementos de valor artístico e histórico que alberga esta obra cumbre de la Humanidad, pero sí conviene recordar que, por su simbolismo y por su majestuosidad, si hay un elemento que no debes obviar y ante el que debes detenerte un tiempo, ese es el Pórtico de la Gloria, un soberbio conjunto con tres arcos y más de de 200 figuras de granito que nos legó el genial Maestro Mateo. Una verdadera obra de arte que cuenta una historia alegórica, la de la Salvación del Hombre, que en la Edad Media, cuando pocos sabían leer y escribir, era más fácil de comprender a través de figuras físicas.
Tampoco se debe dejar pasar la oportunidad de visitar las cubiertas de la catedral, una actividad que permite conocer las diferentes etapas de la construcción del templo y, sobre todo, tener una maravillosa visión 360º de todo el conjunto monumental de la ciudad. La visita incluye dos recorridos: uno por el Palacio Arzobispal de Gelmírez, considerado una de las principales construcciones civiles del románico en España y antaño centro del poder feudal, y otro por los tejados del templo, a los que se accede desde el mencionado palacio.
Por último, siempre teniendo presente que la catedral alberga muchos más tesoros y atractivos que los que aquí se recogen someramente, hay que recordar que, si tienes la suerte de estar en Santiago en alguna fecha señalada, podrás ver en funcionamiento el Botafumeiro, el famoso artefacto que oscila dentro de la catedral como un péndulo para perfumar el ambiente, una función que cobraba especial relevancia cuando multitudes de peregrinos sudados y no muy aseados accedían al recinto sacro.
Si el propio comité de la Unesco que le otorgó el distintivo de Patrimonio de la Humanidad define a Santiago como «una urbe ideal que desborda a la vez historia e intemporalidad» es por algo. Pocos conjuntos urbanos monumentales pueden compararse al compostelano, con una concentración de iglesias, casas señoriales, facultades universitarias y antiguos hospitales y albergues de peregrinos que hace que uno pueda toparse de bruces con el arte en cualquier esquina.
Es imposible condensar todos los edificios de interés que conviven en Santiago en un sólo reportaje y a buen seguro que, en cualquier lista, habrá personas que echen de menos algún monumento que las marcó de una forma especial y cuya ausencia consideran, por tanto, injusta. En todo caso, hay bienes que no debes perderte en una primera visita a Santiago. En sucesivas ocasiones en las que repitas, tendrás tiempo de completar la lista.
Entre los imprescindibles debe figurar, sin lugar a dudas, el monasterio de San Martiño Pinario, ubicado en la plaza de la Inmaculada y fundado por un grupo de monjes benedictinos poco después del descubrimiento de los restos del Apóstol y sometido a diversos cambios y renovaciones a lo largo de la historia. Este monumento de gran belleza es el más valioso conjunto barroco de Galicia, junto a los elementos de la catedral que corresponden a ese estilo arquitectónico.
Otro de los monumentos compostelanos de referencia es el Hostal de los Reyes Católicos, edificio cuya construcción ordenaron los Reyes Católicos para que sirviera como hospital para peregrinos y que hoy alberga un hotel cinco estrellas de la cadena Paradores de Turismo. Con elementos arquitectónicos de gran interés y belleza, es interesante tanto su visión desde el exterior como una visita a sus dependencias interiores.
Como representante de ese espíritu cultural y universitario de Santiago, entra en este pequeño compendio el Colegio de Fonseca, obra que se materializó a iniciativa del arzobispo Alonso de Fonseca y que consistió en la adaptación de la casa donde el propio jerarca de la Iglesia había nacido para convertirla en un edificio con función pedagógica. El patio interior, la capilla gótica y la fachada donde figura el escudo con las cinco estrellas de la familia de los Fonseca son algunos de sus elementos de interés.
Por su valor artístico y por su carácter simbólico, sí merece unas líneas la Iglesia y Convento de San Domingos de Bonaval que, además de ser la sede del Museo do Pobo Galego, alberga el Panteón de Galicia, donde reposan los restos de figuras de la cultura y de la política gallega como Rosalía de Castro, Alfredo Brañas, Ramón Cabanillas y Castelao. Un lugar, en definitiva, para disfrutar de la belleza arquitectónica y artística, pero también para establecer un vínculo con la memoria del galleguismo.
La Casa do Deán, el convento de Santa Clara, la Colegiata de Santa María a Real do Sar, la Casa da Conga, el antiguo hospital de San Roque, la Casa da Parra, la Facultad de Geografía e Historia y el Mercado de Abastos son otros de los monumentos que bien podrían figurar en la lista.
Aunque son su historia y sus edificios seculares y la tradición jacobea ligada a su condición de final del Camino lo que otorga a Santiago su razón de ser, ello no ha impedido la llegada de la modernidad, que se concreta en los espacios para las exposiciones y congresos que se encuentran en la ciudad y que, en muchos casos, representan tendencias vanguardistas cuya irrupción en el contexto compostelano no ha estado exenta de polémica.
El edificio más representativo y polémico de esa aparición de lo contemporáneo es la Cidade da Cultura, una megaestructura excavada en el monte Gaiás y proyectada por el estadounidense Peter Einsenman que está compuesta de seis edificios y que resulta, cuanto menos, llamativa. Además de exposiciones y programas culturales, ofrece espacios adecuados para la organización de pequeños congresos, seminarios, cursos o presentaciones.
Aunque sin las dimensiones y la a veces incomprendida iconicidad de la Cidade da Cultura, destacan también como representantes de la modernidad al final del Camino y como espacios para las más diversas manifestaciones culturales el Auditorio de Galicia, el Centro Galego de Arte Contemporánea y edificios universitarios del nuevo campus, como la Facultad de Ciencias de la Comunicación y la Facultad de Ciencias Políticas.
Los espacios verdes están muy presentes tanto en la vida de los compostelanos como en el diseño de la propia ciudad que supone el punto final del Camino. Jardines históricos como el parque de la Alameda, el robledal de Santa Susana y el campus universitario sur y los parques de Bonaval y de Belvís se encuentran entre los lugares más emblemáticos y visitados de la ciudad.
En total, según los datos facilitados por el propio Ayuntamiento de Santiago a través de su web de turismo, la urbe cuenta con 5 millones de metros cuadrados de espacios verdes de titularidad pública, lo que permite que la ciudad a la que los peregrinos llegan al final del Camino se pueda circunvalar y conocer a través de sus parques.
Por ser uno de los puntos de referencia para los paseos y el ocio de los santiagueses, es aconsejable para todo el que visita Santiago recorrer el parque de la Alameda, que bordea una parte de la ciudad histórica y que ofrece una buena perspectiva de su fachada más monumental. Destaca, además, por la gran variedad de especias arbóreas que alberga.
Santiago de Compostela ofrece múltiples opciones para los amantes del deporte y, en especial, para aquellos que desean disfrutar de la naturaleza al tiempo que se ejercitan o compiten. La ciudad cuenta con buenas piscinas cubiertas y al aire libre (Piscinas del Monte do Gozo, piscinas do Sar y piscina de Santa Isabel) y, en sus proximidades, existen espacios idóneos para practicar el senderismo, la pesca y los deportes fluviales.
En el ámbito del deporte, al igual que en otras ciudades del norte peninsular, ha ganado protagonismo el golf, con el campo del Real Aeroclub de Santiago, que está ubicado en el cercano municipio de Ames y que acogerá la final del I Circuito de Golf TUR 43, como referente para todos los golfistas compostelanos y para los que llegan a la capital gallega para practicar su deporte favorito. Las instalaciones del club, repartidas en tres sedes, además del propio campo de golf, incluyen pistas de pádel, piscinas para niños y adultos e incluso de un hangar de formación de vuelo.
Si lo que te apetece es presenciar un espectáculo deportivo y, sobre todo, si eres aficionado al baloncesto, has de saber que Santiago cuenta con un equipo del deporte de la canasta en la máxima categoría nacional: el Obradoiro (Monbus Obradoiro por cuestiones de patrocinio), que disputa sus partidos en el pabellón Multiusos Fontes do Sar. La ciudad cuenta también con un equipo de fútbol que, aunque ahora vive un momento de zozobra, llegó a competir en primera división: la Sociedad Deportiva Compostela.
Galicia es una de las regiones del mundo en las que mejor se come y el destino final del Camino no podía ser una excepción. Ya sea con un recorrido de tapas por la rúa (calle) da Raíña, por la Conga o por el Franco o sentado a la mesa de alguno de los restaurantes de calidad que existen en la ciudad, Santiago dejará más que satisfechos a tu paladar y a tu estómago.
En cualquiera de las calles antes mencionadas podrás degustar vinos de la cinco denominaciones de origen que existen en Galicia para maridar todo tipo de tapas y raciones que, normalmente, destacan por la calidad de los productos con los han sido elaboradas y por una cuidada presentación. A calles como la rúa do Franco, la tradición gastronómica y hostelera les viene de lejos y es que ya en la Edad Media existían en esta vía posadas y tabernas en las que los peregrinos saciaban su hambre y su sed.
En cuando a los imprescindibles de la gastronomía compostelana, al igual que en el conjunto de la gallega, hay que destacar los pescados y, sobre todo, los mariscos. Langostas, bogavantes, camarones, cigalas, centollas, nécoras, percebes y santiaguiños, junto a moluscos como las almejas y mejillones y al omnipresente pulpo esperan al final del Camino y abren el apetito a cualquiera que contemple las vidrieras de los establecimientos o que lea sus cartas. Ese protagonismo del marisco, que siempre es lo que más llama la atención del turista, no debe hacer que se obvie la calidad de otros muchos productos, como las carnes e incluso los postres, con la típica y archiconocida tarta de Santiago a la cabeza.
En el destino final del Camino de Santiago existen numerosos restaurantes de calidad, varios de ellos reconocidos con distinciones como las Estrellas Michelin y los Soles Repsol. Los que cuentan con estrella Michelin son Culler de Pau, con una propuesta que prima las «experiencias gustativas» con los matices que ofrecen los productos de confianza de la huerta, de la lonja o del bosque; A Tafona, donde la chef Lucía Freitas despliega toda su creatividad al servicio de los paladares más exigentes; y Casa Marcelo, que entra en la selecta lista de esta guía con una cocina con productos locales y sin excesivos artificios.