3 enero, 2019
El turismo español se rebela contras las previsiones que le auguraban caídas en 2018. El sector acelera en la recta final del año y se encamina hacia un nuevo récord histórico. La llegada de visitantes extranjeros se disparó un 3,6% el pasado mes de noviembre, gracias, fundamentalmente, al tirón del turismo de negocios y al impulso de países como Portugal o Estados Unidos.
De los 4,55 millones de visitantes extranjeros que escogieron a España como destino en noviembre, 444.990 se enmarcan dentro del turismo de negocios. Su huella en el sector turístico se hace cada vez mayor. Y es que esta cifra se dispara un 17,5% respecto al mismo mes del año pasado. El crecimiento de este segmento se hace notar en la llegada de viajeros, pero aún más en el gasto. Y es que los turistas extranjeros se dejaron un total de 84.811 millones de euros durante sus estancias en España en los once primeros meses del año (un 2,8% más que en 2017).
El auge del turista de negocios es uno de los factores que explican esta situación. Y es que su gasto medio diario supera en un 32% a la del turista de ocio. Pero no es el único factor que da alas al gasto turístico. El otro gran impulso procede de los llamados viajeros de largo radio. Se trata de aquellos turistas que visitan España desde países alejados. Entre ellos, Estados Unidos brilla con luz propia. La llegada de turistas procedentes de este país se disparó un 21,3% el pasado mes de noviembre, consolidando su fuerte repunte del 10,9% en lo que va de año. Es el gran mercado que más crece, superando incluso a Portugal (+10,3%), Rusia (+5,8%) o Italia (+3,1%) y ya se convierte en el séptimo mercado que más turistas aporta a nuestro país.
La pujanza del turismo de negocios y de los viajeros de largo radio permiten que España esquive la temida recesión turística. Tras avanzar buena parte del año en números rojos, la llegada de turistas en los once primeros meses del año (78,41 millones) ya supera en un 0,67% a la del mismo periodo del año 2017 (77,89 millones).
Todo ello pese al frenazo del turismo de sol y playa que golpea a los archipiélagos y las comunidades bañadas por el Mediterráneo y que se visibiliza en el fuerte retroceso de dos mercados: el alemán y el británico. El primero retrocede un 4,7% y el segundo, un 2%. Algo que se materializa en la pérdida de casi 900.000 turistas de estos dos países respecto a 2017.