8 abril, 2020
Son muchos los expertos que, desde diversos campos, advierten de que nada volverá a ser igual tras la crisis sanitaria y económica desencadenada por el coronavirus, pero ¿cómo será esa transformación dentro de los hoteles? El presidente de la Asociación Española de Directores de Hotel (AEDH), Manuel Vegas, explica la adaptación que sufrirán los establecimientos para amoldarse a las nuevas normas y tendencias surgidas en el mundo posterior a la pandemia.
«Somos conscientes de que hay un antes y un después. Todo lo que teníamos antes de la crisis va a sufrir cambios, de una u otra manera. Vamos a tener que modificar muchos modelos de servicios, protocolos de limpieza, sistemas de gestión interna… e implantar una mayor flexibilidad en las tarifas», explica el presidente de los directores de hotel.
Lo había avanzado el consultor y colaborador de la escuela de turismo Ostelea Roberto Niño en una entrevista publicada en TUR 43 y, aunque con ciertos matices, el presidente de la Asociación Española de Directores de Hotel lo reafirma: los establecimientos deberán mostrar en un lugar bien visible todos los certificados que acrediten que han sido sometidos a procesos de limpieza y desinfección específicos contra el coronavirus.
«No habrá un certificado único que diga que los hoteles están desinfectados, pero tendremos que poner bien visibles los certificados de la empresa que haga la desinfección. Seguramente sea suficiente con la que hagamos para abrir y con las de las revisiones periódicas. Con el paso del tiempo se irá perdiendo la tensión y se hará igual que se hacen las revisiones de los extintores», comenta Manuel Vegas, que apunta que el certificado deberá precisar, como mínimo, la fecha de la actuación y la empresa encargada de su ejecución.
Ofertar a los huéspedes mascarillas y geles desinfectantes como parte del ajuar a su disposición en las habitaciones es otra de las medidas que implantarán los hoteles según las previsiones de Vegas. La presencia de esos objetos contribuirá a evitar contagios pero, sobre todo, a calmar a unos clientes que, especialmente en los primeros días tras la emergencia sanitaria, se sentirán especialmente concienciados con la higiene personal y con frenar el ingreso en su cuerpo de cualquier tipo de patógeno.
«Tendremos que incorporar el hidrogel tanto en la recepción como en las habitaciones. También estará en el surtido de amenities a disposición de los huéspedes, a los que también habrá que facilitar mascarillas», explica el experto en el sector del alojamiento.
Parece claro que las armas para la limpieza que utilizará el personal del hotel incluirán nuevos productos, más efectivos y específicos para combatir al coronavirus. Para su uso, los trabajadores de la limpieza deberán reforzar su protección personal.
«Para la limpieza en las dependencias habrá que subir un par de peldaños más, aplicando otro tipo de productos químicos que antes no utilizábamos porque no era necesario. Con el paso del tiempo iremos rebajando», expone Vegas que vaticina que «el personal tendrá que seguir trabajando con guantes y mascarillas durante un buen tiempo».
Un clásico de muchos hoteles puede tener los días contados debido al coronavirus. Se trata del bufé de los desayunos en el que decenas de huéspedes, incluso cientos, se juntaban en una estancia para disfrutar de bollería, huevos con bacon, fruta y muchos otros alimentos. La necesidad de mantener las distancias de seguridad, ya sea por norma o por el miedo de la gente, hace que está práctica resulte poco recomendable en los días que sucederán a la pandemia.
«Al principio, habrá un problema con los desayunos, porque el bufé no va a existir, al menos de entrada, para evitar contaminaciones. Yo creo que incluso los clientes no van a ver bien que los hoteles ofrezcan desayunos con bufé. Tendremos que recurrir al desayuno continental de toda la vida, con un suplemento a la carta. El bufé ya lo iremos reincorporando con el paso del tiempo», precisa Vegas, que añade que desayunar dentro de la habitación será una opción mucho más demandada que antes del coronavirus.
La cuestión de las distancias interpersonales afectará también a la propia de recepción, donde serán necesarias medidas adicionales para impedir la acumulación de huéspedes. «Ya no podremos tener una recepción abarrotada de gente. Habrá que hacer como el supermercado y poner una línea de separación», comenta este representante de los directores hoteleros, que avanza también una mayor separación entre las mesas de los restaurantes.
«Tenemos claro que predominará el turismo nacional. Los propios españoles no vamos a poder salir del país en un principio así que quien quiera viajar tendrá que elegir destinos nacionales». Así se refiera Manuel Vegas a una cuestión en la que coinciden prácticamente todos los expertos del turismo, la de que la recuperación se concretará mucho antes en forma de llegadas de turistas patrios que con la visita de los extranjeros.
«Además de ser fruto de la necesidad, es algo que se debe hacer. Tenemos todos que hacer un esfuerzo y pensar primero en levantar el turismo nacional. Luego ya tendremos tiempo para el extranjero», recalca.
El proceso de digitalización que ya habían iniciado muchos establecimientos turísticos antes de la pandemia, experimentará un impulso una vez haya finalizado la crisis. La preferencia de los más temerosos al contagio por realizar los trámites con una máquina en lugar de hacerlo con un ser humano es la causa de ello. El único problema es el coste económico, pues muchas de las tecnologías necesarias son caras.
«La digitalización y la robotización ya estaban en el horizonte. Es posible que hoteles que antes no querían implementar, por ejemplo, los sistemas de registro que no necesitan recepción física cambien de opinión. El problema es que esos sistemas son caros y, ahora mismo, la tesorería de los hoteles está mermada por la inactividad. Lo primero es asegurar la viabilidad del negocio y luego ya se verá», manifiesta el máximo representante de AEDH.
La recuperación de la actividad en los hoteles no llegará, en ningún caso, de forma abrupta, sino que lo hará a lo largo de un proceso escalonado que se prolongará durante varios meses, entre una posible apertura de algunos establecimientos a mediados de junio y un funcionamiento a pleno rendimiento en otoño.
«Sin tener yo ninguna bola de cristal, lo más normal es que empecemos en junio a abrir algunos hoteles. Dependerá mucho de cómo esté la situación en cada autonomía. Habrá, por ejemplo, cadenas que si tienen cuatro hoteles en un destino, abran solo dos. Más tarde, en julio y agosto, cuando empiecen las vacaciones, puede que la gente empiece a perderle el respeto al virus. En septiembre u octubre creo que ya nos lanzaremos más a la calle», prevé Vegas.