12 noviembre, 2020
La segunda ola de la pandemia ha desencadenado todo un tsunami para el sector del alojamiento, que ve cómo el aumento de las restricciones y la generalización de los cierres perimetrales de comunidades autónomas y municipios tiene una repercusión directa sobre el número de hoteles en funcionamiento.
El norte de España no es una excepción a esta crisis, que llega cuando los alojamientos todavía no se han recuperado de la primera embestida. Las asociaciones de hostelería y las patronales hoteleras de todas las comunidades autónomas temen los efectos de los cierres, sobre todo ante la incertidumbre de cuántos serán finalmente y de si algunos de ellos se convertirán en definitivos.
Hoteles de grandes cadenas que se ven obligados a cerrar cuando apenas llevan dos meses funcionando, como es el caso del DoubleTree Hilton de A Coruña, y establecimientos señeros para el territorio en el que se ubican, como el Hotel Balneario de Arnedillo de La Rioja, también sucumben a una caída de la demanda que, ante la imposibilidad de viajar, queda reducida a su mínima expresión.
Las previsiones de las asociaciones hoteleras son pesimistas y los representantes de las mismas sólo esperan que las nuevas restricciones duren lo menos posible mientras se agarran a la esperanza de que la ansiada vacuna llegue lo antes posible.
La Federación Provincial de Empresarios de Hostelería de Pontevedra comenta, sobre la situación en Galicia, que en su provincia cerrarán, como mínimo, el 30% de los hoteles y que en la ciudad de A Coruña «permanecerán cerrados durante los próximos meses al menos tres de los principales establecimientos».
Desde Asturias, comunidad autónoma que está sufriendo en esta segunda ola mucho más que en la primera, la asociación Otea informa de que únicamente están abiertos los seis hoteles que realizan servicios mínimos. La entidad precisa que es probable que en los próximos días crezca la lista de establecimientos abiertos, pues muchos de ellos solicitarán formar parte de esos servicios mínimos para eludir la suspensión temporal de la actividad de las empresas y actividades turísticas de alojamientos recogida en el Boletín Oficial del Principado de Asturias (BOPA).
A la espera de concretar hasta qué punto la restricciones se traducen en el cierre de hoteles se encuentran los empresarios del alojamiento de Castilla y León y Cantabria. Ni Hostelería de Cantabria ni la Asociación de Empresas de Hostelería de Valladolid, con las que se puso en contacto este diario, se atreven, por el momento, a facilitar una cifra y, de hecho, el fin de semana posterior a las restricciones decían no tener constancia de que ningún hotel hubiera cerrado.
«La situación es dantesca y el Gobierno y la ministra de Turismo viven en los mundos de Yupi», critica el presidente de la Asociación Española de Directores de Hotel, Manuel Vegas
Sí se atreve a ofrecer una previsión el presidente de la Asociación Riojana de Hoteles, Demetrio Domínguez, que comenta a TUR 43 que «casi se va a llegar al 50% de cierres». Hoteles como el mencionado Balneario de Arnedillo, Los Agustinos de Haro y el Carlton y el NH de Logroño se encuentran entre las víctimas.
Las grandes ciudades tampoco se salvan. El Gremi d’Hotels de Barcelona informa de que, en la capital catalana, sólo están abiertos 124 hoteles de los 438 que recoge el censo de la urbe. Sobre el caso de Madrid, el presidente de la Asociación Española de Directores de Hotel, Manuel Vegas, teme que los alojamientos que cierren ahora no vuelvan a abrir hasta febrero o marzo de 2021.
Los dueños de los hoteles que han cerrado no ven luz al final del túnel y asisten impotentes al segundo gran golpe que les propina la pandemia en un año. Demetrio Domínguez no duda en calificar la situación como «catastrófica» y duda de que las ayudas que promete el Gobierno sean suficientes para salvar a todo un sector.
«Queremos que el dinero sea aprovechado y real. Las ayudas cuestan mucho, pero no sé si son las mejores. La mejor ayuda es que nos dejen trabajar», comenta el presidente de la Asociación Riojana de Hoteles, que piensa que «el cierre de la hostelería no tiene ninguna trascendencia en que bajen los contagios».
Todavía más crítico se muestra el presidente de la Asociación Española de Directores de Hotel, Manuel Vegas, que acusa al Gobierno de actuar tarde y mal, tanto en lo sanitario como en lo económico.
«Los hoteles no pueden seguir aguantando unas ocupaciones tan bajas. A nivel nacional, creo que cerrarán el 30% de los hoteles que habían reabierto en junio o en septiembre. La situación es dantesca y el Gobierno y la ministra de Turismo viven en los mundos de Yupi», comenta Vegas.
Los cierres perimetrales y el cese de la actividad hostelera en muchas ciudades provocan que apenas lleguen visitantes, con lo que la demanda de los alojamientos queda prácticamente reducida a cero.
“Con las restricciones de acceso nos vemos en la obligación de cerrar de manera temporal. Con el cierre de los locales de hostelería, la ciudad ha perdido uno de sus grandes atractivos, no están viniendo visitantes de fuera y nosotros no vivimos del cliente de aquí”, declaró el director del hotel Hilton de A Coruña, Richard Huerta, sobre el cierre del establecimiento dos meses después de su apertura.