30 abril, 2021
Junto a las gallegas Sofía Toro y Tamara Echegoyen, ganó la medalla de oro en los Juegos Olímpicos de Londres 2012 y, ahora, será la encargada de guiar una embarcación que, con una tripulación completamente femenina, completará el Camino de Santiago por la costa. La asturiana Ángela Pumariega, que también ejerce la política como concejala del Partido Popular en el Ayuntamiento de Gijón, explica el proyecto Navega el Camino, una singladura a la que se ha unido para mostrar que la vela es un medio más para realizar la ruta jacobea y para reivindicar el papel de la mujer en los deportes y oficios vinculados al mar. Pumariega también relata su experiencia olímpica y analiza el potencial de la España Verde como destino de referencia para los amantes de los deportes náuticos.
-¿Por qué decidió involucrarse en la iniciativa Navega el Camino?
-Cuando me comentaron la idea de hacer el Camino de Santiago a vela y, al mismo tiempo, navegar por la igualdad no pude decir que no. Es un honor que hayan pensado en mí para patronear un barco con una tripulación formada por mujeres.
-¿Qué potencial tiene la navegación a vela como medio para hacer el Camino de Santiago?
-Pues este año, que estamos con todo el problema de la Covid-19, hay que decir que navegar es una actividad muy segura. El Camino de Santiago a vela es una alternativa más para mucha gente que lo ha hecho varias veces, caminando o en bicicleta. Es una opción con la que se puede disfrutar mucho viendo nuestra tierra desde el agua.
-¿Ha hecho usted el Camino alguna vez?
-Esta será mi primera vez y ese es otro de los motivos por los que no pude decir que no a este proyecto. El Campeonato de España en el que buscábamos la clasificación olímpica fue en Vilagarcía de Arousa y, cuando terminó y lo ganamos, antes de regresar a casa, fui a Santiago y, aunque no soy nada supersticiosa, le pedí al apóstol que nos ayudara a conseguir finalmente esa clasificación. Resultó que nos clasificamos y, aún encima, ganamos la medalla de oro. Fue ahí cuando me dije que tenía que hacer el Camino. Hay que cerrar el ciclo. Como luego tuve que entrar en la rutina de entrenamientos, no encontré el momento hasta ahora.
«Tenemos que hacer del mar parte de nuestra vida, porque lo tenemos ahí y es una instalación deportiva gratuita»
-¿Tiene la España Verde un gran potencial para los deportes náuticos?
-Asturias está un poco atrasada en todo lo referente a deportes relacionados con el mar. Los asturianos vivimos todavía muy de espaldas al mar y hay una cantidad enorme de cosas por hacer. Tenemos que hacer que el mar forme parte de nuestra vida, porque lo tenemos ahí y es una instalación deportiva gratuita. Como asturiana, envidio mucho a nuestros vecinos gallegos e incluso a los cántabros. Debemos aprovechar mucho más el tema náutico, porque tenemos una costa excepcional. Si los franceses logran navegar tanto con el clima que tienen, aquí también lo podemos conseguir.
-¿Está infravalorado el papel de la mujer en las actividades y oficios vinculados al mar?
-No sé si infravalorado, pero sí quizás poco conocido. Es importante, dentro de Navega el Camino, que todas esas chicas que vendrán en el barco den a conocer esos trabajos del mar que, muchas veces, no entran en las variables a la hora de orientar una trayectoria profesional. Es bueno tener referentes para mostrar esos oficios y que, de forma natural, haya cada vez más mujeres.
-¿Qué supuso para usted ganar una medalla de oro olímpica?
-Un sueño hecho realidad. Creo que todos los deportistas soñamos con los Juegos Olímpicos. Yo había visualizado un montón de veces ese momento en lo alto del podio, cuando sube la bandera y se oye el himno. Cuando estaba allí casi era como si lo hubiera vivido antes de tanto que lo había imaginado. Es un momento mágico en el que se te pasa por la cabeza todo ese esfuerzo que has tenido que hacer y en el que te das cuenta de que todo ha merecido la pena. Ya es difícil clasificarse para unos Juegos así que imagínate ganar una medalla. Yo, de hecho, para los siguientes, los de Río de Janeiro, ni siquiera logré clasificarme. Con el paso del tiempo, me he dado cuenta de la importancia de lo que conseguimos.
-Imagino que tendrá usted la medalla a buen recaudo.
-La tengo en casa. Me comentó gente la posibilidad de tenerla en un banco o en una caja fuerte, que puede ser una opción, pero a mí me gusta verla y tocarla de vez en cuando. Además, en el primer año después de ganarla, casi formaba parte de mi indumentaria. Sitio al que iba, sitio al que me preguntaban si podía llevarla. Me gusta tenerla cerca, no por lo que vale en sí, sino por lo que representa.
«Tengo la medalla en casa porque me gusta verla y tocarla de vez en cuando»
-En los Juegos Olímpicos seguro que tuvo usted la oportunidad de conocer a muchos deportistas.
-Nosotras, al ser de vela, teníamos nuestra propia sede y a la villa olímpica sólo fuimos el día de la inauguración y el de la clausura. Estábamos en Weymouth, que está a tres horas en coche de Londres. Teníamos una sede que era sólo para los deportistas de vela. En parte, eso también se agradece, porque en la villa olímpica, con tantos deportistas de tantos países y con los deportistas españoles a los que antes sólo veía por la televisión y que pasaban a formar parte de tu equipo, había más elementos de distracción. El primer día cenamos con el equipo de fútbol, al día siguiente vimos a los de baloncesto… Eran demasiadas emociones y también distracciones. En nuestra villa, en cambio, sólo estaban los de vela que son, a fin de cuentas, los que nosotras veíamos en todos los campeonatos. Eso da un poco de tranquilidad.
-¿Alguna anécdota que recuerde?
-Para nosotras, casi todos los días suponían un sobresalto. Estuvimos compitiendo desde el primer día hasta el último. Nos pasamos los 15 días de los Juegos navegando. Eso ya es una diferencia importante con respecto a otras competiciones, que duran una semana como máximo. A medida que la gente terminaba de competir, se iba a Londres o a visitar otros sitios. Recuerdo que en el desayuno del último día, sólo estábamos nosotras y el equipo australiano, que era nuestro rival en la final. La sensación era la de que ya había empezado la regata en el propio desayuno. Había que dar apariencia de seguridad.
-¿Es la vela un deporte elitista?
-Hay que acabar con el cliché de que la vela es elitista, porque es un deporte que cada vez puede practicar más gente. Es verdad que no mucha gente lo conoce y que hay muchas ciudades que, aún siendo costeras, viven de espaldas al mar. Buena parte de la práctica de la vela se realiza en los clubes náuticos, pero no hace falta ser socio del club para apuntarse a un curso. Es cierto que esa frontera que ejerce el club puede echar un poco para atrás a alguna gente. Es importante que los ayuntamientos, con programas municipales, oferten la vela como una opción de deporte más. Hay gente que asocia la navegación al superyate o al superbarco, pero en Francia tenemos el ejemplo de cómo muchas personas tienen su barquito y salen a navegar tranquilamente. Cuando la gente prueba este deporte, se engancha.
-¿Cuánto puede tardar una persona que no tiene ni idea de vela en aprender a llevar un barco y poder hacer así el Camino de Santiago por mar?
-Hay empresas que permiten que una persona se apunte como tripulante y que navegue así con el propio patrón del barco. Para llevar un barco como patrón hay que tener el PER (Patrón de Embarcaciones de Recreo), que puede requerir unos meses. Los conocimientos son relativamente básicos. A la tripulación no le hace falta tener demasiados conocimientos. El patrón sí que debería tener algo más de experiencia. Cuando no hay mucho viento y el mar está tranquilo, cualquiera puede llevar un barco bien; pero es necesario que el patrón sepa interpretar una mapa meteorológico, cómo actuar si aparece viento fuerte… Para hacer el Camino de Santiago en barco, aconsejaría que el patrón sea alguien con experiencia. Una buena opción, como dije, es juntarse con un grupo de amigos en un barco que lleve incorporado el patrón.
«Es importante que los ayuntamientos oferten la vela como un deporte más»
-Por supuesto, aunque no sea demasiado elevado, existe un riesgo y más en costas como la cantábrica o la atlántica.
-Claro. Nunca puede haber un riesgo cero porque, al final, estamos en un medio que no controlamos al 100%. Es por eso por lo que comentaba la importancia de que el patrón sea una persona con experiencia. Dicho esto, la experiencia de Navega el Camino es bastante segura, porque se va de forma tranquila. Riesgo lo hay si vas en bicicleta, porque te puedes caer, y cuando vas en un barco de vela, pues también. El barco en el que vamos es de paseo y no es demasiado rápido, así que el riesgo es menor. Siempre se pondrá por delante de todo la seguridad de la tripulación. Sí que es verdad también que el Cantábrico y el Atlántico son más bravos que, por ejemplo, el Mediterráneo; aunque en verano suelen estar tranquilos y no hay tantos temporales.
-Usted es concejala en el Ayuntamiento de Gijón. ¿Qué tal la experiencia en política?
-Fui como número dos en las listas del Partido Popular y, ahora, estamos en la oposición. La verdad es que, cuando me lo propusieron, lo tuve que meditar bastante. No era algo que tuviera planeado. Justo coincidió con que me había lesionado en el hombro. Me lo pensé bastante, pero lo vi como una oportunidad, ya no sólo para aprender, sino también para poder aportar a la política todo lo que había aprendido en el deporte. Como deportista, veía que había cosas que se podían hacer mejor, y pensé que, a lo mejor, desde dentro, podía aportar. Llevo temas de deporte, obviamente, de igualdad y de juventud. También llevo cuestiones de obras públicas, porque nos tenemos que repartir entre tres las tareas. Es también una responsabilidad, porque si alguien cree en ti para que vayas en unas listas es porque cree que puedes hacer algo. Es un honor, ya que no todo el mundo tiene la suerte de poder trabajar por su ciudad. Sigo a media jornada con mi trabajo, porque tampoco es bueno estar todo el día pendiente de la política, ya que se puede perder la perspectiva.
-Habla usted de su trabajo. ¿Se puede vivir de la vela de competición?
-Los deportistas masculinos de vela, que tienen competiciones como la Copa América, lo tienen más fácil. Además, hay más entrenadores chicos que chicas. Se puede llegar a vivir de la vela aunque lo normal, al igual que en todos los deportes minoritarios, es que sólo puedas vivir al día con las becas y con los patrocinadores. El problema es que el día a día en el deporte implica incertidumbre, porque no se puede competir toda la vida. Yo terminé mis estudios y siempre trabajé en la empresa de mi familia, que se dedica a la gestión de residuos.