1 julio, 2019
REDACCIÓN /
Tres arenales españoles se encuentran en la lista de los 40 mejores de Europa, según el periódico británico The Guardian. De oeste a este, la prestigiosa publicación destaca los atractivos de la playa de Poo, en Llanes; La Concha, en San Sebastián; y Aiguablava, en Begur.
«Una opción relajada, ideal para familias con niños pequeños». Así define la publicación británica a la playa de Poo, en Llanes (Asturias). De este arenal destaca la «piscina color esmeralda, limpia, cálida y poco profunda» que se crea cuando la marea está alta y los caminos que conducen a otras playas a través de la costa.
La playa de Poo, de 150 metros de longitud, se encuentra en la desembocadura del río Vallina. Según la información facilitada por Turismo de Asturias, se trata de un arenal de fácil acceso, tanto a pie como en coche. Dispone de zona de aparcamiento (aunque insuficiente para su alto nivel de ocupación), duchas y servicio de socorrismo.
Siguiendo el recorrido de oeste a este, la siguiente parada es en San Sebastián, concretamente en la conocida playa de La Concha, uno de los destinos más atractivos para los turistas que visitan España durante el verano. La publicación británica The Guardian destaca su «arena color crema y sus brillantes aguas». También recuerda que el arenal está flanqueado por otros dos: Ondarreta y Zurriola, este último popular entre los surfistas.
La playa de La Concha es una de las señas de identidad de Donostia/ San Sebastián, como recuerdan desde el gobierno vasco. Ubicada en pleno centro de la ciudad, allí se pueden practicar deportes como surf, voleibol, piragüismo y fútbol playa. Además, la oferta de ocio durante los meses del verano incluye toboganes y trampolines que se instalan en el mar.
La última parada por los arenales del norte de España nos lleva hasta Girona, concretamente hasta Begur, donde se encuentra la playa de Aiguablava. The Guardian destaca la arena blanca, el agua verde-azulada y el entorno que ofrece el lugar, con opciones de restauración y para bucear.
Desde el departamento de turismo del Gobierno de Cataluña destacan que se trata de una cala de 75 metros cuadrados enmarcada en un paraje de pinos y rocas. Ofrece servicios como vigilancia, rampas de acceso para personas con movilidad reducida, aparcamiento, varios restaurantes y chiringuito.