3 agosto, 2021
Una historia medieval que sigue muy presente en calles y edificios, una gastronomía sobresaliente basada en los productos de proximidad y una proliferación de zonas verdes que la han llevado a convertirse en una referencia internacional en sostenibilidad. Estas tres características definen muy bien lo que encontrará el visitante que llegue a Vitoria Gasteiz, capital de la provincia vasca de Álava, en cuya localidad de Urturi, en el Izki Club de Golf, se disputará una de las pruebas del I Circuito de Golf TUR 43.
La condición de Vitoria como referente de sostenibilidad y cuidado del medio ambiente a nivel internacional está acreditada por las cifras. La ciudad cuenta con 42 metros cuadrados de zonas verdes por cada uno de sus habitantes, con cerca de 150 kilómetros de carriles para bicicletas y con 115.000 árboles en sus calles y parques urbanos. El propio Ayuntamiento asegura que cualquier vecino puede llegar desde su casa a una zona verde en un máximo de 2,5 minutos caminando.
Su naturaleza, unida a la que proporciona el llamado Anillo Verde, hacen de Vitoria un destino ideal para cualquier turista que desee combinar las características propias de un destino urbano con amplia historia con el disfrute del medio ambiente. El visitante encontrará multitud de caminos para perderse y alejarse del mundanal ruido. Aunque todos los recorridos tienen interés, merece la pena destacar el llamado Paseo de la Senda, que tiene más de 100 años de antigüedad.
Entre los parques más alejados del centro urbano, ya en el Anillo Verde, destacan los de Salburua y Ataria, en los que, con suerte y al igual que en algunos de los que se encuentran dentro de la propia urbe, podrás observar en su hábitat a ejemplares de visón europeo y carrecín cejudo, especies amenazadas a las que las zonas verdes de Vitoria ofrecen cobijo y sustento.
Además de estar avalada por las cifras, la sostenibilidad de Vitoria también lo está por los galardones y reconocimientos obtenidos, entre los que se cuentan el título de European Green Capital de 2012, el de Ciudad Verde Global de 2019 y la certificación Biosphere Responsible Tourism.
Construida en el siglo XVII en un lugar que servía como mercado en unos tiempos en los que todavía se situaba en los arrabales, la Plaza de la Virgen Blanca es, quizás, el espacio urbano más icónico y fotografiado de la ciudad de Vitoria, algo a lo que, en los últimos tiempos, ha contribuido de forma notable la escultura vegetal que forma las letras del nombre de la urbe en castellano y en euskera.
Verdadero corazón de la ciudad actual, cuenta en su espacio central con un monumento que recuerda la batalla de Vitoria, librada contra las tropas de Napoleón. También refuerzan la belleza y la solemnidad de esta plaza los balcones de las viviendas que la rodean, a cuya observación siempre es recomendable dedicar un tiempo.
Otras experiencias imprescindibles en este entorno urbano son la de contemplar la plaza desde la balconada de la iglesia de San Miguel, pasear por el cercano parque de La Florida y, si tienes la suerte de estar en Vitoria el día 4 de agosto, recibir a Celedón en el acto que marca el inicio de las fiestas de la ciudad.
Cualquier visita a Vitoria merece una parada para disfrutar de la Catedral de Santa María, un templo en el que domina el estilo gótico reconocido como Patrimonio de la Humanidad de la Unesco, como parte del Camino de Santiago Interior del Norte, que sirvió de inspiración al afamado escritor Ken Follet para la segunda parte de su novela Los Pilares de la Tierra.
Aunque los expertos consideran que hay otras catedrales más majestuosas o de mayor mérito artístico, este templo tiene un gran valor desde el punto de vista histórico, por las dificultades que, en diferentes épocas, conllevó su construcción y por estar ligado al propio devenir de su ciudad. Desde finales del pasado siglo XX, la catedral vitoriana está inmersa en un complejo proceso de restauración que ha recibido varios premios internacionales y la puso en el centro de la actualidad. Una de las experiencias que ofrece la catedral es, precisamente, la de participar en una visita guiada para conocer el avance de los trabajos, siempre con rigurosas medidas de seguridad.
Para los aficionados a observar las ciudades desde las alturas, existe la posibilidad de contemplar Vitoria desde la que es, según precisa el Ayuntamiento en su web de turismo, la torre más alta de toda la urbe.
El casco antiguo de Vitoria tiene gran valor patrimonial ya que, además de contar con restos de las antiguas murallas y con multitud de iglesias y casas palaciegas, mantiene gran parte de su trazado medieval intacto. Muchas de sus calles tienen su origen en el siglo XII, algo que da lugar a lo ordenado del plano del centro urbano y a su configuración en forma de almendra.
Los restos de las murallas siempre suponen un plus para las ciudades que los conservan y Vitoria no es una excepción. De la muralla más antigua de las tres con las que contó la urbe a lo largo de su historia pueden visitarse dos tramos: el que se restauró en la década de 1960 en estilo lombardo y se ubica junto al Palacio Escoriaza-Esquivel; y el que se sitúa en las traseras del Palacio Villa Suso, a cuyo muro de mampostería se le añadió una estructura de madera hasta alcanzar la altura original. El Rincón del Silencio, un espacio entre el mirador de la muralla y el Palacio Villa Suso con postes que recogen frases del poeta Mario Benedetti sobre el olvido y la memoria, y la Nevera de Olabe, que sirvió para abastecer de hielo a la ciudad en el siglo XIX y se ubica en ese mismo tramo, son dos de los puntos que no debes dejar de lado en tu recorrido por las murallas.
En una ciudad con tanta historia como la capital alavesa no podían faltar edificios religiosos dignos de mención. La iglesia de San Vicente Mártir, en la que destaca el entramado de madera sobre sus naves con forma de barco invertido; la de San Miguel Arcángel, donde se encuentra la capilla de la Virgen Blanca, patrona de la ciudad; y la de San Pedro Apóstol, cuya antigua portada constituye uno de los más destacados conjuntos escultóricos del País Vasco; son tres de los templos que se suman a la catedral antes mencionada.
A los edificios religiosos se suman los de carácter civil entre los que se cuentan multitud palacios y casas señoriales dignas de atención. El antes referido palacio de Villa Suso, cuyos muros formaron parte de la muralla y que se utiliza en la actualidad como sede de congresos; el palacio de de Montehermoso, antigua sede episcopal construida en el siglo XVI que actualmente funciona como centro cultural; y el palacio Escoriaza-Esquivel, el mejor ejemplo de construcción renacentista que existe en Vitoria; son tres de los más destacados de una muestra muy amplia.
Vitoria tiene también importancia para el Camino de Santiago, como parte del llamado Camino Vasco Interior, una ruta que se popularizó durante la Edad Media como alternativa al Camino Francés. Hacer una de las etapas del Camino en la provincia de Álava o, simplemente, pasear por la ruta jacobea urbana descubriendo hospitales y templos vinculados a las peregrinaciones son actividades más que recomendables en una visita a esta ciudad vasca.
Vitoria es la ciudad donde tiene su sede la conocida fábrica de naipes Heraclio Fournier, un nombre que conoce todo español que, alguna vez en su vida, haya echado una partida a juegos como la brisca, el tute o el mus. Esta circunstancia hace más que aconsejable, más aún si eres un verdadero tahúr, que hagas una visita al Museo del Naipe, ubicado en pleno corazón del casco antiguo medieval y en un palacio renacentista.
Si aceptas esta recomendación, podrás contemplar la que es, probablemente, la mejor colección de naipes del mundo. Además, el edificio que alberga semejante muestrario de cartas tiene un gran valor arquitectónico, con una estructura de tres plantas y sillería típica del estilo renacentista y con algunas reminiscencias del gótico tardío.
Aunque el museo de los naipes es el más original, hay muchos más. El museo Artium, con una de las mejores colecciones de arte contemporáneo que existen en España y centro de referencia por la calidad de las exposiciones que organiza, y el Museo de la Armería, con armas utilizadas en diferentes épocas de la historia, son dos de los más destacados.
Si algo tiene Vitoria es la cantidad de facilidades que proporciona para que todo aquel que lo desee, ya sea vecino o turista, profesional o amateur, joven o mayor, practique el deporte y disfrute de él y es que la enorme cantidad de metros cuadrados de zonas verdes con las que cuenta son proporcionales a los muchos kilómetros de sendas peatonales o ciclistas para caminar, correr o moverse en bicicleta.
Vitoria, además de las dotaciones para el deporte al aire libre que brinda la propia naturaleza, cuenta con unas infraestructuras perfectas para el entrenamiento deportivo de primer nivel. La selección de Estados Unidos de natación y el combinado australiano de triatlón han recalado en la ciudad para preparar diferentes competiciones. Equipos profesionales como el Deportivo Alavés, de fútbol, y, sobre todo, el laureado Baskonia, de baloncesto; unidos a deportistas como el maratoniano Martín Fiz, el ciclista Mikel Landa y la gimnasta Almudena Cid han llevado el nombre de Vitoria por todo el mundo, convirtiendo sus éxitos en una estupenda promoción para la capital alavesa.
En el campo del deporte, no puede faltar una referencia al golf, muy de moda a nivel nacional y con cada vez más adeptos en las comunidades autónomas de la España Verde. El campo del club Izki Golf, situado en el municipio de Urturi, en la montaña alavesa, es un espacio perfecto para que aficionados y profesionales pongan a prueba sus habilidades. Diseñado por el mítico golfista Severiano Ballesteros y con unas calles muy anchas rodeadas de robles y acebos, este campo acogerá una de las pruebas del I Circuito de Golf TUT 43.
Los perretxicos (setas primaverales), los caracoles, el queso de Idiazabal, la sal de Añana, los vinos de Rioja Alavesa y el txacoli de Álava son algunos de los productos de proximidad que aportan valor añadido a la gastronomía alavesa que, al igual que la vasca, destaca por la calidad en la preparación y está marcada por el gusto de sus gentes por el buen comer.
Son muchos los restaurantes y bares de pintxos de Vitoria en los que saldrás más que satisfecho, tanto por la calidad como por la cantidad. Ir de pintxos es una excelente opción, sobre todo para quien quiere probar diferentes sabores y locales. Prácticamente en cada calle del casco viejo hay establecimientos de calidad para disfrutar de esta experiencia, aunque, por mencionar algunos nombres, cabe destacar La Virgen Blanca (plaza Virgen Blanca, 2), Bar Erkiaga (calle Herrería, 38) y La Malquerida (calle Correría, 10).
Aunque no cuenta con ningún restaurante con Estrella Michelin, Vitoria si tiene un establecimiento distinguido por los Soles Repsol: El Clarete. Si eliges esa opción, podrás degustar un menú degustación con productos de temporada y una propuesta de cocina de autor que no te dejará indiferente. El propio restaurante define a su comida como «elaborada, con criterio y sentido, pero a la vez sorprendente».
Si se atiende al criterio relativamente democrático de TripAdvisor, el restaurante más valorado de Vitoria es La Bodeguilla Lanciego, todo un símbolo gastronómico de la ciudad que, desde 1959, combina técnica, tradición y respeto por el medio ambiente para ofrecer lo que sus responsables no dudan en calificar como «la mejor cocina local».