7 septiembre, 2023
El Camino Portugués a Santiago, que comienza en Lisboa y finaliza en la ciudad del Apóstol, es la segunda ruta jacobea más transitada tras el Camino Francés. Sin embargo, su variante a través de la costa, a pesar de su creciente popularidad, continúa siendo una de las menos masificadas lo que permite a los peregrinos gozar más tranquilamente de sus paisajes de singular belleza.
La tradición de peregrinar desde Portugal a la capital gallega es antigua. No en vano, hasta no hace mucho tiempo aproximadamente un 80% de los extranjeros que alcanzaban Santiago a pie, peregrinando, procedían de Portugal.
Se trata de un itinerario jacobeo que tomó relevancia a partir del siglo XII cuando se materializó la independencia lusa. Un trayecto que reúne todos los requisitos para entender la verdadera dimensión del fenómeno de las peregrinaciones pues, a su paso, los viandantes pueden disfrutar de un rico y variado patrimonio natural, paisajístico, arquitectónico e histórico de gran valor.
Dentro de los múltiples trazados que pueden recorrerse a pie (o en bici) entre Portugal y la capital gallega, uno que cada vez cobra cada vez más adeptos es el denominado Camino Portugués de la Costa. Aun sin contar con el amplio número de viandantes que recorren otras rutas jacobeas, está experimentando un gran crecimiento puesto que recorre, en su mayor parte, un entorno natural único e incomparablemente bello.
La ruta lusa por la costa está considerada una de las más hermosas del Camino de Santiago
Se trata de una ruta ideal para peregrinos que quieren disfrutar de una experiencia rural a la vez que gozar de la preciosa costa atlántica a lo largo del Camino de Santiago. Los viandantes que elijan este trazado podrán recrearse en espectaculares paisajes, entre acantilados, montes y estuarios. Son de una enorme belleza y reflejan a la perfección la influencia de un vasto océano como el Atlántico.
Adicionalmente, una de las grandes ventajas que tiene el Camino Portugués de la Costa frente a otras alternativas es la gran cantidad de tesoros patrimoniales que pueblan su trazado. Existen, por ejemplo, numerosas construcciones de la época romana y del medievo, durante esta singular y única ruta.
Partiendo de la ciudad de Oporto, los peregrinos o bicipegrinos que se decidan a realizar este trayecto cruzarán Viana do Castelo y Caminha. A continuación, atravesarán la desembocadura del río Miño y continuarán por A Guarda, Baiona y Vigo hasta alcanza la localidad de Redondela. En este punto, el Camino Portugués de la Costa se une al Camino interior hasta llegar a Santiago.
Hasta no hace mucho tiempo, más del 80% de los peregrinos internacionales que alcanzaban Santiago procedían de Portugal
Una de las mayores ventajas del Camino Portugués de la Costa es la del clima. Especialmente, si se recorre durante el verano, es posible beneficiarse del gran frescor que supone la cercanía al océano. Estos vientos frescos contribuirán, sin duda, a hacer que la experiencia de los viandantes se vuelva mucho más agradable en comparación con otras rutas jacobeas.
De todos los itinerarios jacobeos es, con casi total seguridad, uno de los que menos desniveles posee. La señalización completa del itinerario jacobeo luso supuso un arduo trabajo, que finalizó en 2006, aunque las tareas habían comenzado años antes en el tramo gallego, en concreto en 1992.
A lo largo de los siglos, el fluir de los peregrinos, tanto por el interior como por la costa, hacia el norte de la Península fue estableciendo conexiones espirituales, pero también culturales y económicas. Sin duda, ha contribuido a forjar lazos de hermandad entre territorios –Portugal y Galicia– que las fronteras políticas nunca han podido resquebrajar.
Así pues, esta ruta supone una fantástica experiencia ya que posibilita a todos aquellos que la recorren disfrutar de los encantos de dos territorios, Portugal y Galicia, que comparten muchas similitudes, pero en los que también existen palpables diferencias y contrastes que los peregrinos (o bicipregrinos) podrán constatar de primera mano.