10 junio, 2021
O Xardín de Julia es el último proyecto hostelero en el que se ha involucrado María Moas. Se trata de una pequeña pensión ubicada en el centro de Santiago que aspira a poner en marcha una interesante oferta gastronómica y que, la pasada semana, recibió el sello de Galicia Calidade, un reconocimiento con el que ya cuentan los otros negocios que dirige: el hotel Pazo de Altamira y el restaurante O Curro da Parra. Tras haber pasado momentos muy duros a causa de las restricciones derivadas de la pandemia, Moas mantiene intactas sus ganas de trabajar en un sector que conoció cuando vivía en Londres y que, pese a todas las dificultades, todavía le apasiona.
-Defina brevemente los locales que administra.
-Nuestro proyecto empezó, en noviembre de 2010, con O Curro da Parra, que es un establecimiento con mucho encanto, ubicado en una casa antigua del centro de Santiago de Compostela. A día de hoy, es un restaurante bastante conocido y valorado en la ciudad. Más tarde, aumentamos el negocio y cogimos el Pazo de Altamira, que a mis dos jefes, Queco Arias y Adrián Comesaña, y a mí ya nos había encantado cuando llegamos de Londres. Tanto el Pazo como el Café de Altamira empezaron en junio de 2003. Ya en 2016, nos surgió la oportunidad de gestionar un jardín secreto en el centro de Santiago y empezamos con O Xardín de Julia, que es una pequeña pensión en la que estamos intentando poner en marcha una interesante oferta gastronómica.
-Antes de empezar este proyecto, usted estuvo viviendo en Reino Unido. ¿Qué tal esa experiencia?
-Los tres que estamos detrás de este proyecto nos conocimos en Londres, en el Cambio de Tercio, que es un restaurante con bastante fama internacional. Luego volvimos y fue cuando quisimos empezar algo juntos. La experiencia fue buena, muy enriquecedora tanto en lo personal como en lo profesional. Aprendimos un montón de cosas y a valorar más nuestra propia tierra. A Queco y Adrián los conocí cuando trabajaba en el Cambio de Tercio. Trabajé en ese restaurante una temporada pequeña y, después, ya me cambié más a mi territorio, que son los hoteles, e hice mi carrera en el Meliá White House, que es uno de los alojamientos de referencia de la cadena.
-Usted otorga gran importancia a la gastronomía. ¿Hay algún nexo de unión entre la oferta de los cuatro establecimientos?
-El sello de Galicia Calidade nos respalda. Trabajamos mucho con nuestros productos de la tierra y todos nuestros establecimientos están muy cerca del Mercado de Abastos. Es una cocina de mercado un poco actualizada.
-¿Es usted optimista de cara a este Xacobeo tan particular?
-Parece que empezamos a resurgir de nuevo y que esto se empieza a animar. De momento, estamos trabajando fundamentalmente el fin de semana, pero estamos muy contentos. Nosotros trabajamos mucho con nuestros vecinos de Santiago, que nos han demostrado que confían en nosotros y que nos han apoyado un montón. Por supuesto, el turismo siempre es un plus. Así como los hoteles trabajan con gente de fuera, los restaurantes trabajan, fundamentalmente, con gente local.
-Ahora que parece que la situación empieza a mejorar. ¿Cuál es su balance de la crisis tan profunda que trajo la pandemia?
-Fue horriblemente duro y mucho peor de lo que nos esperábamos. Cuando el 14 de marzo nos hicieron cerrar los establecimientos, no nos esperábamos que fuera así. Todo el que tiene un negocio de hostelería sabe lo que implica cerrar y abrir. Fueron momentos muy duros, tanto económicamente como psicológicamente. Hemos estado prácticamente sin ingresos durante más de un año. Parece que esto está levantando pero, de momento, sigue siendo muy duro.
-¿Han sido las administraciones y las autoridades sanitarias demasiado duras con la hostelería?
-Nosotros no queremos criticar, porque ellos saben más que nosotros, pero lo que sí está claro es que, como dije, fueron momentos muy complicados y que hemos tenido muy pocas ayudas. Respetamos la decisión, aunque no estamos de acuerdo, porque no todas las medidas que nos hicieron tomar nos parecieron sensatas.
-¿Qué tipo de clientela tienen en sus negocios?
-Pues, como comenté antes, los restaurantes trabajan mucho con gente local, lo que es toda una garantía, porque los compostelanos se portaron muy bien con nosotros. Esa tristeza de tener que abrir y volver a cerrar cada poco tiempo se vio compensada por la gente que se volcó. Fue una respuesta maravillosa que yo creo que nadie esperaba. En cuanto al hotel, tenemos gente que ya lo considera casi como su casa de fin de semana. Es gente que viene a conciertos, a cenas o, simplemente, a pasar el día por Santiago y que se queda a dormir. Tenemos muchos huéspedes habituales. Al estar en el centro, somos adecuados tanto para el peregrino que quiere buscar una estancia diferente a su llegada a Santiago como para gente de negocios que quiere disfrutar de la ciudad.
-¿Cómo van las reservas para el verano?
-Parece que se están activando. Se notó ya en el primer fin de semana en el que se empezó a hablar del fin del toque de queda. La verdad es que notamos un cambio bastante grande. Espero que Santiago vuelva a tener esa alegría. El teléfono, que estaba un poco parado, ya ha vuelto a sonar.
-¿Qué supone contar con el sello de Galicia Calidade?
-El último, el de O Xardín de Julia, lo hemos recibido la semana pasada. Es todo un orgullo. Quien vivió en el extranjero sabe todo lo que puede ofrecer Galicia. Apostamos por Galicia y por el producto gallego en todo lo que hacemos, desde nuestra vajilla de Sargadelos hasta nuestra cocina de mercado. Estamos enamorados de nuestra tierra.