23 junio, 2021
El de este año no será un San Juan con hogueras multitudinarias en las playas, con grandes eventos gastronómicos o con actuaciones musicales a rebosar de público. Aunque sí habrá fiestas de San Juan a pequeña escala, la pandemia, aunque en fase de extinción, volverá a dar al traste con la ilusión que, todos los años, tienen los habitantes de las villas españolas más sanjuaneras.
Para compensar la pérdida de parte de la esencia de esta noche tan especial, en TUR 43 recordamos cómo esta se celebraría en algunas ciudades y pueblos del norte de España si el coronavirus jamás hubiera hecho acto de presencia en nuestras vidas.
De no ser por el contexto pandémico, la ciudad de A Coruña recibiría hoy a miles de turistas que se sumarían a la población local en una celebración declarada de Interés Turístico Nacional y capaz de llenar las playas con más de 100.000 personas. No podrán ser este año las hogueras en las playas, pero sí estará presente en los barrios otro de los elementos icónicos del San Juan coruñés: la sardina. Ya sean preparadas en una parrilla montada en plena calle o en el patio de una casa o compradas en un local de hostelería, las sardinas llenarán la ciudad de un aroma inconfundible y deleitarán a los paladares más exigentes. Lo que también habrá este año es un deseo común de todos los que, aunque sea a pequeña escala, quemen en el fuego todos sus malos recuerdos y experiencias: el fin de la pandemia.
Un recorrido por las fiestas de San Juan del norte de España no puede dejar pasar por alto lo que, en una situación normal, ocurriría en la localidad asturiana de Mieres en la noche más corta del año. A la decoración con ramos de todas las fuentes del centro urbano se suma la tradición de la cargüeña, que consiste en transportar la leña y los trapos viejos que arderán en la gigantesca hoguera que se enciende en la plaza del Ayuntamiento. Alrededor de ese fuego purificador, los vecinos de la villa bailan agarrados por los meñiques y entonando la canción Hay un galán en esta villa.
Otra de las celebraciones de San Juan que truncará este año la pandemia es la del municipio cántabro de Santa Cruz de Bezama. Allí, todos los años por esta fecha, miles de personas celebraban el inicio del verano en la playa de San Juan de la Canal en una noche que culminaba con un gran espectáculo de fuegos artificiales. Este año no habrá esa fiesta, pero sí otras tradiciones, como la travesía a nado que se celebra en aguas de esa misma playa.
Los vecinos de la localidad vasca de Tolosa mezclan las hogueras con tradiciones regionales, como el chupinazo que marca el inicio de los festejos, los almuerzos preparados por las sociedades gastronómicas y los gigantes que danzan al son que marcan gaiteros y demás músicos. Los tolosarras, además de cumplir con el rito pagano del fuego, tienen también tiempo para honrar al santo cristiano que da nombre a la festividad, cuya imagen pasean por las calles con gran devoción. Como en el resto de puntos sanjuaneros de la geografía patria, todo será diferente este año. «Es hora de cuidarnos mutuamente y de seguir actuando con corresponsabilidad. Todavía es necesario evitar aglomeraciones para garantizar la salud de todos y, por ello, pido a la ciudadanía que haga un último esfuerzo y que actúe con prudencia y responsabilidad», manifestó la alcaldesa de Tolosa, Olatz Peón.
En la pequeña localidad soriana de San Pedro Manrique, los vecinos preparan un sendero de brasas sobre el que caminan los jóvenes locales, solos o con algún familiar cargado sobre sus espaldas. Para lograr su objetivo de alcanzar la inmortalidad, los valientes caminantes deben ejecutar el ritual mirando hacia poniente y ante la atenta mirada de Las Móndidas, tres jóvenes mujeres, elegidas por sorteo entre las casaderas, que sirven como recordatorio de la abolición del Tributo de las Cien Doncellas tras la derrota musulmana.
Un año más, la pandemia ha provocado que se cancele el tradicional festival de música folk que se celebra por San Juan en la localidad de El Pobo, ubicada a 1.400 metros altitud y en la provincia de Teruel. El certamen musical, además de congregar a un amplio abanico de grupos, siempre tuvo el carácter reivindicativo de demandar mejoras para la llamada España vaciada.