25 febrero, 2020
PABLO LÓPEZ /
Propietario de Viajes Dos; consejero de Viajes Excelsior, empresa creada por su padre en 1960; y, desde el pasado mes de noviembre, presidente de la Confederación Española de Agencias de Viajes (CEAV); Carlos Garrido habla a TUR 43 acerca del futuro de las agencias de viajes, que juzga con optimismo, y de la influencia que pueden tener sobre el sector los movimientos de la economía y la innovación tecnológica. Su amplia trayectoria en una profesión que considera «la más bonita del mundo» le ha valido para contar con un amplio abanico de anécdotas, que recuerda con humor.
-¿Qué expectativas tienen las agencias de viajes españolas para este año?
-Tuvimos un año 2019 bastante positivo en términos de crecimiento, tanto en la cifra de facturación, como en el número de agencias y en el de empleados. Para este año, hay algunas incertidumbres, pero somos optimistas y tenemos muchas esperanzas de que vuelva a ser bueno.
-¿Cuáles son esas incertidumbres?
-Hay factores de tipo económico, también está la crisis del coronavirus… Hay otros factores que inciden sobre mercados determinados, como es el caso del Brexit sobre el británico. Son luces rojas que están encendidas y de las que estamos muy pendientes, aunque no tienen por qué tener una incidencia directa.
-¿Supone la quiebra de Thomas Cook un cambio brusco en el modelo de comercialización?
-No necesariamente. La quiebra de Thomas Cook no ha afectado a las agencias de viajes españolas porque, al fin y al cabo, es un turoperador que, fundamentalmente, se dedicaba a llevar al mercado británico a Canarias. Es algo que tiene que ver más con los hoteleros y con la llegada de turistas que con nosotros. No nos ha afectado prácticamente nada, sino más bien al contrario, porque las agencias españolas pasan a poder ofrecer un producto del que antes no disponían. Dicho esto, yo creo son muchas las causas y consecuecias de la quiebra de Thomas Cook. Ahora, hay clientes que demandan unos paquetes más dinámicos, algo más que la oferta que solo incluye el alojamiento y el avión a precio competitivo. De todas formas, pese al cambio, lo cierto es que ese modelo sigue funcionando, porque aún hay mucha gente que lo sigue demandando.
«Ahora hay clientes que demandan productos más dinámicos, algo más que la oferta que solo incluye el alojamieto y el avión a precio competitivo»
-¿Qué nuevas demandas tienen los clientes de las agencias?
-Los clientes van más a la experiencia, a la excursión, a la vivencia… Aunque el cliente tradicional sigue existiendo, son cada vez más los que quieren algo diferente. Puede ser una cata de vinos en una bodega, ir a pescar… Los paquetes que están teniendo más éxito son los que ofrecen experiencias diferentes o aquellos que incluyen algo más sofisticado.
-¿Cómo han respondido las agencias al desafío de la innovación tecnológica?
-Queda trabajo por hacer, pero la verdad es que las agencias de viajes españolas lo están haciendo muy bien. De hecho, detrás de los mayores portales, están las agencias. Casi todas las agencias cuentan ya con sistemas informáticos y aplicaciones que les permiten la contratación de productos en cualquier lugar del mundo, así como disponer de información muy sólida. Contamos con colaboradores tecnológicos que están dedicados prácticamente en exclusiva a las agencias y que lo hacen muy bien. Gracias a que han sabido afrontar esa transición tecnológica de forma correcta, las agencias han podido mantener su cuota de mercado y, en algunos casos, incluso aumentarla.
-¿Puede hacer esa incorporación de la tecnología que se pierdan el factor humano y el trato directo con las personas?
-Lo que ha cambiado es la propia demanda de los clientes, que antes venían más a la agencia para informarse y que, ahora, obtienen esa información de más sitios. A veces vienen ya muy informados. Hay determinados clientes que todavía quieren ese trato personal. Son todavía muchos y, para determinado tipo de viajes, son cada vez más. No es lo mismo comprar un billete de tren a Salamanca, que preparar un safari por Tanzania o un viaje a Australia. Eso se concreta en que hay grandes agencias que antes solo funcionaban online y que ahora están poniendo puntos de venta.
«Estamos muy al límite y cualquier subida a mayores del salario mínimo podría tener incidencia sobre nuestro sector»
-¿Cuáles cree que serán los destinos más demandados a lo largo de este año?
-Al cliente español le gusta mucho Latinoamérica, que cuenta con una gran oferta turística. Creo que esa tendencia va a continuar, porque hay unas posibilidades de crecimiento muy importantes. Las capitales europeas también siguen teniendo mucha aceptación. Otros viajes más lejanos, como los de Asia, van a depender mucho de como evolucionen cuestiones como el coronavirus.
-¿Registrará Japón un gran crecimiento gracias a los Juegos Olímpicos que se celebran en el país este año?
-Sí. Japón es un destino creciente, que cuenta con una oferta fantástica y que, en el mercado español, lleva creciendo en cifras de dos dígitos durante los últimos tres años. Eso es así porque es un destino muy atractivo que le encanta al cliente español.
-¿Temen las agencias un deterioro en la economía?
-Los datos que tenemos sobre la mesa son optimistas, porque llevamos una evolución sostenida durante los últimos años. No hay ningún indicador real que nos haga estar preocupados aunque, evidentemente, el turismo es un fenómeno muy susceptible de estar afectado por cualquier cosa que pase e el mundo. De ahí la incertidumbre de la que hablaba. Estaremos pendientes y actuaremos de acuerdo con lo que ocurra en la economía.
«Creo que tengo la profesión más bonita del mundo. Si volviera a nacer, volvería a ser agente de viajes»
-¿Cree usted que medidas como la subida del salario mínimo o la derogación de la reforma laboral serán perjudiciales para el turismo?
-Estamos de acuerdo en que pueden perjudicar. Aunque nuestro convenio, a día de hoy, establece un nivel superior al del salario mínimo, estamos muy al límite y cualquier subida a mayores podría tener incidencia sobre nuestro sector. En el territorio nacional, existen agencias muy pequeñas, de una o dos personas, porque el tejido está muy atomizado. Una subida excesiva del salario mínimo sería muy perjudicial para nuestros negocios. Por otra parte, derogar una reforma laboral que pactaron en su momento los empresarios y los sindicatos, de repente y porque sí, no tiene mucho sentido. Lo que tendría sentido sería volver a negociar, pero no romper el consenso. Los que creamos empleo en este país somos los empresarios y, para ello, necesitamos unas condiciones que sean favorables y acordes a la competitividad de nuestros negocios.
-¿Por qué decidió dedicarse a las agencias de viajes?
-Creo que tengo la profesión más bonita del mundo y, en mi caso, ya soy segunda generación. Mi padre fundó una agencia de viajes en 1960, antes de que yo naciera, y desde pequeño tuve muy claro que era lo que me gustaba. Estoy muy orgulloso, porque es una profesión extraordinaria, que da la oportunidad de viajar mucho y de conocer a mucha gente. Si volviera a nacer, volvería a ser agente de viajes.
-¿Cuál fue el servicio más raro o curioso que tuvo que gestionar o conseguir para un viaje?
-He tenido muchas curiosidades, sobre todo en los viajes de incentivos, porque mi agencia es especialista en ese tipo de viajes. Son viajes pequeños, pero con mucho valor. Nos han pedido cosas de todo tipo, como preparar una caipirinha en un avión o meter dentro del avión a un cortador de jamón, con cuchillo y todo. Nos costó muchísimo conseguir meter el cuchillo en el avión.
-¿Y las quejas más llamativas?
-Pues hemos tenido quejas por hacer mal tiempo en el destino, porque uno no se lo había pasado bien… Son también algunas de las anécdotas curiosas que vivimos en este sector.
-¿Qué es lo que más disgustos les ocasiones a los profesionales de las agencias de viajes?
-Pues podría decir que lo que más disgustos nos causa es la Asociación Internacional de Transporte Aéreo (IATA), porque no se porta bien con las agencias de viajes. Cada vez nos endurece más las condiciones y nos da disgustos constatemente. En lugar de apoyarnos, algo que sería lógico porque somos su distribuidor principal, nos perjudica. IATA no nos aprecia, no nos valora y no nos trata como merecemos.