4 febrero, 2020
PABLO LÓPEZ /
El déficit de infraestructuras en Galicia, la irrupción de las viviendas turísticas, el futuro del sector y la situación de los alojamientos rurales. Cesáreo Pardal, presidente del Clúster Turismo de Galicia, habla a TUR 43 acerca de estas y de otras cuestiones, entre las que está su deseo de que la comunidad autónoma cuente con un gran aeropuerto internacional, en vez de los tres que tiene actualmente.
-¿A qué atribuye los buenos datos turísticos de Galicia del pasado año?
-Al buen trabajo conjunto que están haciendo el sector privado y el sector público. Hemos trabajado juntos y hemos trazado una meta común. Estamos con muy buenos datos todos los meses, pero queda mucho por hacer y hay que seguir trabajando en la misma línea.
-¿En qué ámbitos concretos queda más trabajo por hacer?
-Queda mucho por hacer en el ámbito de la formación y también en el de la sostenibilidad.
-¿Qué hay que mejorar en la formación?
-Los profesionales del sector turístico necesitan formarse constantemente. Nosotros demandamos a la Administración programas de formación específicos, como los que desarrolló el año pasado el Centro Superior de Hostelería de Galicia. Tenemos un gran problema con la mano de obra. No encontramos profesionales que reúnan unos requisitos mínimos para nuestros establecimientos. Hay que seguir formando a través de ayudas y planes desarrollados conjuntamente con la Administración. Por otra parte, sería bueno que contratos de formación que tienen que ser de un año en el mismo sitio fueran de seis meses en uno y de otros seis en otro. Por ejemplo, en el sector enológico, podría haber gente que trabajara un tiempo en el sector turístico y otro, en una bodega.
-¿Qué sectores del turismo cree que crecerán más durante este año?
-Vamos a seguir creciendo todos paulatinamente, pero es necesario apostar por determinados sectores donde la estancia media anual es menor. Por ejemplo, en turismo rural es necesario actuar, de una manera rápida y en colaboración con la Administración, para crear un sello de identidad propio. Creo que los alojamientos rurales son unos de los que más bajo tienen el ratio de ocupación anual. También hay que seguir trabajando en los campings, en los hostales… Tenemos que aprovechar el tirón del Xacobeo y hacer que nuestras empresas estén a la altura.
«El sector no puede esperar por los políticos, porque hay que seguir pagando nóminas»
-¿Y cuáles son los principales problemas?
-Es muy importante conseguir que la tecnología llegue a todos los establecimientos, con una mayor capacidad de la banda ancha. Tenemos graves problemas en algunas zonas, donde la cobertura es mínima, que no pueden competir con otras que tienen un mejor servicio de internet. Otro de los problemas es el relativo a la conectividad, no solo en el tema aeroportuario, sino también en el interior. No se puede tardar tres horas en llegar desde A Guarda a Viveiro o tardar dos en llegar de Ribadeo a Santiago. Tenemos que buscar soluciones a eso, porque es algo que, dentro de una comunidad, no podemos consentir.
-Habló usted del turismo rural. ¿En qué punto se encuentra el plan de la Xunta para dotar a las casas rurales de una calificación por estrellas?
-El problema de las estrellas es conjunto, porque de poco vale que Galicia adopte medidas si las demás comunidades autónomas no lo hacen. No nos podemos diferenciar. Hay que buscar algo que, a nivel nacional, aúne esfuerzos. Es necesaria una unión de todo el sector para intentar vender nuestro turismo rural en el ámbito internacional. De momento, el proyecto está aparcado. Nosotros lo vemos con muy buenos ojos, pero siempre y cuando se impliquen las demás comunidades. Galicia es pionera en turismo rural y sus establecimientos tienen mejor consideración que los de otras comunidades. Eso hay que valorarlo y distinguirlo, pero tiene que haber unos criterios comunes para todo el territorio nacional.
«Tenemos un gran problema con la mano de obra. No encontramos profesionales que reúnan unos requisitos mínimos»
-¿Hay miedo en el sector debido a los problemas en la economía española y global?
-No. Creo que los dos años que vienen van a ser muy buenos para el sector turístico. Estamos a las puertas del Xacobeo y, además, venimos de un año con datos de ocupación muy buenos. Pese a esto, no hay que dormirse en los laureles. En 2022 habrá que empezar a recoger los frutos que sembremos en estos dos años. El sector turístico ha salido de una gran crisis, de 2008 a 2013, y ha sabido asumir el reto de mantenerse y posicionarse. Hoy en día, Galicia es una potencia y está creciendo, aunque haya que seguir trabajando en la desestacionalización, en la conectividad, en la formación y en la sostenibilidad. Además, ya que la cooperación publico-privada es muy buena, hay que lograr, por todos los medios, que la colaboración entre las distintas administraciones públicas esté a la altura de las circunstancias. A veces, hay trabas administrativas porque no hay esa colaboración. No se puede estar esperando seis meses u ocho meses para conseguir una licencia de apertura. Hay que buscar soluciones para que la economía turística siga creciendo al ritmo actual.
-¿Qué le parecen la ley gallega que regulará las viviendas turísticas y las restricciones impuestas a este tipo de alojamientos en el Ayuntamiento de Santiago?
-Desde el punto de vista turístico, lo vemos perfectamente. Las viviendas turísticas han venido para quedarse y es muy positivo para un destino que haya un amplio abanico de posibilidades de alojamiento, pero entendemos que ese abanico de posibilidades tiene que estar regulado y, a partir de ahí, cada ayuntamiento marcará su destino en función de su problemática. Lo único que le pedimos a las administraciones es que mantengan reuniones con los afectados para buscar las mejores soluciones. Hay que buscar una convivencia entre el sector turístico y las comunidades de vecinos y eso solo se consigue planificando.
«Las viviendas turísticas han venido para quedarse y es muy positivo para un destino que haya un amplio abanico de posibilidades de alojamiento, pero ese abanico tiene que estar regulado»
-¿Ha ido acompañado el incremento del número de visitantes de la mejora en la calidad de los mismos?
-Indudablemente. Una de las principales apuestas del Clúster es la búsqueda de la calidad, porque sin calidad no podemos competir. Tenemos que ir hacia una excelencia en la calidad. El sello Q de Calidad garantiza que se cumplen una serie de parámetros y requisitos para la atención y Galicia está muy bien posicionada. Es la segunda comunidad, solo por debajo de Andalucía, que más establecimientos tiene con la Q de Calidad; pero hay que tener en cuenta que la extensión de Andalucía y el número de establecimientos que tiene son mayores. Galicia tiene más de 300 sellos de Q de Calidad. Además, desde el sector apostamos muy fuerte por sello de Galicia Calidade, que es uno de los más potentes. Hemos pedido a la administración central que se revalorice ese sello y que se sitúe donde estaba antiguamente. El Clúster Turismo de Galicia aporta 63 sellos de los 100 que tiene Galicia Calidade, por lo que el sector turístico supone más del 50%. Sin calidad no hay rentabilidad.
-¿Qué otras medidas sugiere para seguir mejorando la calidad del turismo?
-Trabajar conjuntamente con la Administración, con las diputaciones y con los concellos es algo que todavía nos queda por hacer, pero que intentamos conseguir año tras año.
-Habló usted antes de la conectividad. ¿Siguen siendo las infraestructuras un problema para el crecimiento turístico de Galicia?
-Se ha avanzado mucho en los últimos diez años. Hay muy buenas vías de comunicación a distintos territorios, pero nos falta todavía un plan de transportes que cumpla con los objetivos. Nos parece increíble que los tres aeropuertos no estén conectados a través de autobuses o del ferrocarril. Es un atraso que el AVE no haya llegado todavía a Galicia. El sector no puede esperar por los políticos, porque hay que seguir pagando nóminas.
«Nos parece increíble que los tres aeropuertos no estén conectados a través de autobuses o del ferrocarril»
-¿Preferiría usted que Galicia tuviera un único gran aeropuerto en vez de los tres con los que cuenta actualmente?
-Indudablemente, yo quiero un único aeropuerto y con 140 destinos. Eso sí, tendría que tener buenas conexiones con las otras ciudades. No puede ser que algunos gallegos tengan a dos horas Oporto, con 140 destinos, y que otros solo tengan 35 destinos. Contra eso no se puede competir y, por eso, yo abogo por un único aeropuerto internacional gallego con buenas conexiones dentro de Galicia. Eso nos posicionaría mundialmente. Si tuviésemos un único aeropuerto y dejásemos de mirarnos el ombligo, Oporto no tendría la capacidad que ha tenido. Tenemos que trabajar todos juntos y dejar la política para los políticos.
-¿Qué le parece el nuevo Gobierno de España?
-Esperemos que sea bueno. Lo único que queremos es que el sector trabaje a gusto y que se mantenga esa colaboración público-privada en la que tanto insistimos. Lo más importante es que los miembros del nuevo Gobierno se sienten con el sector.
«Tenemos que valorar la calidad de nuestras instalaciones, de nuestros productos y de nuestras profesionales y si hace falta subir los precios para estar en consonancia con otros territorios, será necesario hacerlo»
-¿Le parece que la subida del salario mínimo y la derogación de la reforma laboral son perjudiciales para el turismo?
-Si queremos tener buenos profesionales, tenemos que pagarlos y si queremos que esos profesionales estén bien pagados tenemos que incrementar nuestros beneficios. Eso siempre va a ir marcado con la calidad. Lo primero siempre es la calidad, lo segundo es que los profesionales estén formados y lo tercero valorar esa calidad. Todo ello está relacionado con el precio. A mayor precio, mayor rentabilidad y, a mayor rentabilidad, mayores posibilidades para pagar buenos salarios. Desde luego, eso es algo que está pactado con el sector y cada provincia tiene su convenio regulado con las patronales y los sindicatos. En todo caso, el profesional tiene que estar pagado y tener un buen salario.
-¿Es la precariedad un problema para el sector?
-Aunque cada vez hay menos casos de precariedad, tenemos que valorar la calidad de nuestras instalaciones, de nuestros productos y de nuestros profesionales y si hace falta subir los precios para estar en consonancia con otros territorios, será necesario hacerlo. El que no piense en el precio, al final se acaba muriendo. Con calidad, profesionalidad y buena formación se puede lograr la rentabilidad. Sin rentabilidad, los establecimientos turísticos no tienen futuro.