6 febrero, 2020
PABLO LÓPEZ /
El arte como vehículo para mostrar los daños que el vandalismo causa en el transporte público. Esta es la idea en la que se basa La obra más cara, una creación que consiste en una puerta de un tren pintada con un grafiti que, tras haber formado parte de la feria Arco y haber recorrido diferentes ciudades españolas, ha recalado en el Museo del Ferrocarril de Madrid.
La obra, premiada por su capacidad para concienciar acerca del coste y de las consecuencias del vandalismo, en general, y del que protagonizan los grafiteros, en particular; está encerrada en una urna de cristal que permite su contemplación al tiempo que la protege.
«Esta muestra forma parte del compromiso de Renfe de sensibilizar y trasladar la relevancia social y económica que suponen estas actuaciones que, además de poner en riesgo la propia seguridad de los grafiteros, la de los viajeros y la de los trabajadores de la compañía; entrañan un considerable coste económico», explican desde Renfe.
Hasta 15 millones de euros gastó Renfe en el último año para limpiar los grafitis de sus trenes, una cifra que asciende hasta los 25 millones de euros si se añaden los costes en vigilancia y seguridad. La cifra sería suficiente, según comenta la propia compañía, para pagar 3 nuevos trenes de cercanías cada año o un AVE cada dos años.