19 noviembre, 2020
José Ruiz Agustín y Victoria Cabello fueron los fundadores del Hotel Victoria, que abrió sus puertas en el municipio de Arnedo (La Rioja) en el año 1974. En estos 46 años, se ha transformado en una empresa de servicios, ampliando sus instalaciones con restaurantes, salones de banquetes, discoteca o terraza y el establecimiento hotelero ha pasado a formar parte de la multinacional ACCOR, en régimen de franquicia bajo la familia Ibis.
Al frente del grupo Victoria se encuentra Demetrio Domínguez, nieto de los fundadores del hotel y presidente de la Asociación de Hoteles de La Rioja, por lo que se encuentra en la mesa de negociación que el sector hostelero ha puesto en marcha con el Gobierno de La Rioja.
-¿Cómo comenzó su andadura en el mundo de la hostelería?
-En el año 74 mis abuelos montaron un hotel, el Victoria, y con el transcurso de los años se ha convertido en una empresa de servicios. restauración y eventos. Las instalaciones se ampliaron con diferentes restaurantes, salas de banquete, discotecas, terraza… siempre bajo el nombre ‘Victoria’, pero con los apellidos de ‘restauración, hotel y eventos’.
-Como hostelero, ¿cómo está afrontando la situación que vivimos?
-La gestión es muy difícil porque, además, en Arnedo la hostelería está cerrada a cal y canto. Llevamos dos semanas cerrados y veníamos de una semana de cierre a principios de octubre y de unas restricciones como las que se han vivido en el resto de España. La situación de la hostelería es caótica, no solo en nuestro caso, que también, sino a nivel regional y nacional. Nosotros tuvimos ese pequeño sacar la cabeza en verano, del 15 de julio al 15 de agosto. Pudimos abrir nuestros espacios, no todos pero sí algunos de ellos. Con las restricciones pero, por lo menos, pudimos hacer visible algo de nuestros servicios. Una vez que llegó septiembre fue otra vez un auténtico desastre y, actualmente estamos cerrado. Exclusivamente tenemos el alojamiento abierto para las personas que vienen a trabajar a Arnedo, pero por dar servicio, no por un tema de rentabilidad. Y los restaurantes cerrados, así que peor no podemos estar. La mejor ayuda que puede haber en cualquier plan de rescate, e mejor plan de ayuda es el de la vuelta al trabajo. Si actualmente estamos cerrados pues imagínate, esto es caótico.
Tenemos abierto el alojamiento para las personas que vienen a trabajar a Arnedo, pero por dar servicio, no por un tema de rentabilidad
-¿Qué mensaje trasladaría al resto de los hosteleros?
-Hay que ser muy empático y como representante de la Asociación de Hoteles de La Rioja, a veces me cuesta transmitir tranquilidad a esa familia o a ese chaval que ha metido todos sus ahorros en un medio de vida como la hostelería, o a esos trabajadores míos que son mis compañeros y mi familia, que ven que los ERTE se retrasan, que no se cobra lo que se debe cobrar, que no los llamo porque no hay trabajo. Cuesta mucho convencerlos. A mí me pesa mucho mi mochila y la de mis compañeros, pero también me pesa mucho la mochila del sector, al que estamos representando en la negociación con el Gobierno para que haya una desescalada urgente en la medida de las posibilidades y con unas medidas económicas, como no puede ser de otra manera. La dificultad del momento es terrible, porque hay muchísimos compañeros que no entiende que estemos negociando, lo que quieren son barricadas. Transmitir tranquilidad y sosiego es lo que creo que me corresponde en este momento, aunque me cuesta.
Hay muchos compañeros que no entienden que estemos negociando, lo que quieren son barricadas
-¿Cómo van las negociaciones?
-Llevamos quince días negociando, necesitamos otros quince días pero son lentas. Demasiado lentas. Nos gustaría dar pasos mucho más veloces. Pero la administración una de las cosas que tiene y que me gustaría cambiar es la burocracia, el tener que dar pasos tan lentos porque no hay tiempo.
-¿Qué es lo que más le gusta de su trabajo?
-Yo esto lo he mamado. En alguna época de mi vida incluso lo he odiado, pero desde que tuve que ponerme a trabajar con mi madre en el hotel pues es mi vida y cuando algo es tu vida y lo haces con cariño y ves frutos de que somos repartidores de felicidad, porque no te puedes ni imaginar la felicidad que puedes repartir cuando alguien celebra un enlace, un bautizo o las bodas de oro… La gratitud que eso puede darte, para mí no tiene precio. Y si, además, tu equipo se convierte en una familia, ¡qué te voy a decir!
-La restauración juega un papel importante en su negocio
-Siempre ha sido uno de nuestros diferenciadores, porque tenemos diferentes espacios gastronómicos: el restaurante Victoria, Gastrobar, Sopitas, Fuentelavero, La Azotea del Victoria e incluso llevamos la restauración del parque temático de La Rioja, que gira en torno a los diosaurios, con El Barranco Perdido. En este tiempo, el hotel se ha convertido en franquicia a través de la cadena Accor y ha pasado a llamarse Ibis Style La Rioja Arnedo. Esto fue en el 201, pero en el mundo local se nos conoce como hotel Victoria. Y a partir del 2015, se convirtió en un hotel temático del calzado. Cada una de sus 46 habitaciones está encaminada a la decoración y a la imagen de una marca concreta de zapatos de Arnedo. Por ejemplo, hay una habitación con decoración exclusiva de Callaghan, otra de Fluchos, Pitillos, y así hasta 46 marcas de empresas locales de Arnedo. Esto nos ayudó a fidelizar mucho a nuestros clientes.
-¿Cómo es el perfil de sus clientes?
-De lunes a jueves son viajeros industriales, trabajadores del mundo del calzado. Y es que estas habitaciones alojan a sus propios comerciales o, bien, a los proveedores que vienen a vender a esta industria. Por otra parte, muchos de los viajeros de fines de semana vienen a través de la cadena Accor.
-¿Algún favorito entre sus negocios de restauración?
-La casa madre es el Victoria y siempre tienes ese cariño especial, porque fue un proyecto de mis abuelos. Después pasó a gestionarlo mi madre y, por circunstancias de la vida, caí yo en la empresa familiar. Mi entorno no era la hostelería, sino el mundo del calzado. Sin embargo, en el mundo gastronómico tengo que reconocer que el restaurante Sopitas ha cogido un nivel, no solo en la zona sino fuera de ella, muy especial. Y eso no es por méritos propios, sino que hay un equipo de personas al frente del restaurante en el que, como administrador estoy yo, pero los méritos son de mi equipo de cocina y de mi equipo de sala, que lo están haciendo muy bien. Además, es un sitio emblemático y totalmente diferente. En esta vida, las cosas pueden gustarte más o menos, pero hay que ser diferente. El Sopitas tiene una diferencia, es que realmente es una cueva, con un pasillo central excavado en la roca y, después, en cada lado, pequeñas cuevas, cada una e ellas con una mesa. Tiene un carisma, una personalidad totalmente diferente. Además, se come de maravilla y te atienden espectacularmente bien. Ese es el gran éxito de Sopitas, la calidad gastronómica sumada a la calidad humana.
En esta vida, las cosas pueden gustarte más o menos, pero hay que ser diferente
-Se trata de un establecimiento con muchos reconocimientos, incluso de la Guía Repsol
-Todos los reconocimientos son importantes porque te posicionan en el mundo común y en las bocas de los usuarios. Además, a todos nos gustan, nadie quiere que le den un bofetón. Estos reconocimientos son siempre bienvenidos.
-Ha dicho que Sopitas es su negocio de restauración favorito. ¿Su plato preferido?
-Los pimientos caramelizados son uno de ellos y un plato estrella es el cabrito asado. Son platos que son número 1 dentro de las ventas del Sopitas. Y si, además, todo está regado con un buen vino que sea Don Jacobo, ya es la leche.
-¿Se arrepiente de haber cambiado el mundo del calzado por el mundo de la hostelería?
-No me arrepiento, porque ser hostelero me ha dado muchos disgustos, pero también muchas gratificaciones.