3 noviembre, 2020
Meliá, AC Hoteles o Paradores son algunas de las grandes hoteleras que han formado parte de la trayectoria profesional de José María Carbó, que dirige en la actualidad el Hotel Puerta América de Madrid. Hablamos con él del sector turístico y del momento tan delicado que atraviesa. Sin embargo, donde hay obstáculos Carbó ve oportunidades: «Lo bonito es que estamos transformando todo el sector. ¿Es duro? Sí, pero es importante, es un reto que a mí me emociona, pensar que podemos cambiar la manera de comercializar, que las habitaciones tienen que construirse de una manera diferente».
-Como hotelero, ¿qué opina José María Carbó de las medidas que se están tomando?
-Lo que tenemos que tener claro es que estamos ante una crisis sanitaria que hay que frenar y parar, porque sino las consecuencias pueden ser muy malas. Cada vez estoy más convencido de que la crisis sanitaria va a ir vinculada a una crisis psicológica, la gente está desesperada porque ya no es una cuestión de estar en ERTE o trabajando normal, es que a todos se nos han movido las referencias que teníamos de vida. Todo es muy complicado. Yo pienso: ¿Cómo me está pasando esto a mí? Pero tengo hijos mayores que no saben dónde van a encontrar ahora trabajo. Además, está la crisis económica y, dentro de todo ese paraguas (sanitaria, psicológica y económica) hay un caos político, falta de responsabilidad por parte de nuestros líderes políticos.
-¿José María Carbó no está de acuerdo con la gestión que están realizando…
-No me voy a mojar políticamente por ningún bando, pero tan mal lo están haciendo unos como otros, y yo creo que necesitamos un cambio generacional político, porque esto está haciendo mucho daño a este país y no me gusta. Tampoco podemos hacer nada, yo no voy a hablar de minorías ni de mayorías, pero yo creo que es un momento en el que todos tenemos que estar unidos y pensar en la gente, y creo que de estas cosas sale lo mejor de las personas y, a veces, lo peor… Lo que estamos viendo a día de hoy a nivel político es de juzgado de guardia, vergonzoso, no me siento representado. Y las ayudas son escasas. La gente quiere viajar, disfrutar y se quiere olvidar de esto, pero hay que poner medidas sectáreas, esto lo tengo muy claro. Lo que ocurre es que ya no sabemos qué se puede y qué no se puede hacer, los barrios que están afectados, los que no, si hay o no toque de queda… ¿Tu crees que dan ganas de viajar con esta incertidumbre? Creo que se está haciendo mal, nadie ha cogido el toro por los cuernos. Ya ves lo que han hecho Alemania y Francia, a pesar de que no me gustaría llegar a eso.
Ya no sabemos qué se puede y qué no se puede hacer, los barrios que están afectados, los que no, si hay o no toque de queda…
-Que las cosas no cambien cada semana…
-Lo que no quiero es que me engañen, tiene que haber una serie de parámetros. Los coches los medimos en kilómetros por horas, no en millas. Tiene que haber unos parámetros asumibles para cualquier tipo de población. Hay lugares con 100.000 habitantes y otros en los que hay millones de habitantes, como es el caso de Madrid o Barcelona, pero que cada una tenga unos parámetros que se puedan medir y, sobre eso, que se tomen unas medidas. Tengo muy claro que este puente no se podía viajar, me parece una tontería que Madrid diga que cierra tres días y luego abre, un caos. Tiene que haber un señor que diga cuáles son los parámetros y qué medidas se tomarán si se superan. Esto me parece un cachondeo tremendo. También es verdad que si a mí me obligasen a cerrar un restaurante, querría ver que me garantizan el 75% de los ingresos, como hacen en Alemania, porque yo creo que hay que apoyar al sector.
Si a mí me obligasen a cerrar un restaurante, querría ver que me garantizan el 75% de los ingresos, como hacen en Alemania
-Es cierto que son países muy distintos…
-En España tenemos un problema, que la gente llama problema y del yo me siento orgulloso, y es que el turismo representa el 15% del PIB y, si tenemos en cuenta lo que hay alrededor, estaremos en torno al 20 o 25 %. Es nuestra industria, no tenemos petróleo, no tenemos uranio, no tenemos diamantes, tenemos sol y playa. Y gracias a eso hemos desarrollado una industria que hemos sido capaces de exportar a otros países. Lo que se ha desarrollado en Cuba o en Santo Domingo es gracias al señor Escarrer, al señor Fluxá, los señores Piñeiro y al señor Barceló, que han llevado una industria allí. Tenemos que estar orgullosos de este sector. También creo que no tenemos una mesa que represente los intereses globales del turismo que engloba muchas cosas. Vemos que, por ejemplo, en la automoción tienen ayudas en el minuto uno, en el turismo no tenemos esa cabeza visible. Hay personas que lo están haciendo muy bien, como Juan Molas desde la Mesa del Turismo, como empresario también me quito el sombrero por el señor Escarrer hijo… pero no se escucha al sector.
Es nuestra industria, no tenemos petróleo, no tenemos uranio, no tenemos diamantes, tenemos sol y playa
-¿Cuál es la situación del hotel que dirige José María Carbó? Están cerrados hasta marzo de 2021, ¿no?
-Nosotros estamos viendo las cosas desde diferentes ángulos. Somos un hotel que depende mucho del MICE y del cliente internacional y hoy no hay. Soy de las personas que creen que hay que abrir, porque la única manera de recuperar la demanda es ir generando confianza, pero tampoco te puedes suicidar en ese empeño. Nosotros vemos las previsiones que tenemos de aquí al futuro y son cero. En Madrid se están moviendo entre cero y siete días y eso no te da una capacidad. Aquí hay muchos hoteles abiertos, más de los que la gente cree, en torno al 50% de la plaza. Y cuando te digo abierta no creas que están con todos los empleados y todas las habitaciones, pero la puerta está abierta. La demanda, eso sí, es muy baja. Está en torno al 13 y el 15%, siendo muy positivos.
Soy de las personas que creen que hay que abrir, porque la única manera de recuperar la demanda es ir generando confianza, pero tampoco te puedes suicidar en ese empeño
-¿Apuesta por las ayudas directas o por la extensión de los ERTE?
-Creo que hay que proteger al empleado y se le protege ayudando a las empresas, pero lo que no puede ser es que haya 700.000 u 800.000 personas en ERTE que hayan estado durante el mes de septiembre sin saber si le van a pagar la prestación o no. Y ahora sí, tenemos un colchón hasta el 31 de enero pero ¿después qué? No hay una norma escrita. Creo que hay que ayudar a las empresas que tienen futuro y que esta pandemia ha sido un punto de inflexión para muchas cosas, pero algunas iban mal y no van a arrancar jamás. Que den ayudas a negocios que ya tenían que cerrar no me parece correcto… Y a mí me gustaría que no cerrasen ninguna, pero creo que hay que ayudar a las empresas que tienen futuro. Lo principal que tienen que hacer estas empresas es un plan de viabilidad de cambio, tenemos que adaptarnos. La videoconferencia, por ejemplo, por fin ha entrado en España, hasta ahora estaba. Yo recuerdo que en el mes de marzo, abril y mayo, algunos de mis empresarios no sabían engancharse a un zoom o a una videoconferencia.
Que den ayudas a negocios que ya tenían que cerrar no me parece correcto. Y a mí me gustaría que no cerrasen ninguna, pero creo que hay que ayudar a las empresas que tienen futuro
-Es verdad que se ha avanzado en la digitalización de los negocios. ¿Aprecia algún otro cambio en el sector?
-El sector ha cambiado radicalmente: la manera de viajar, la expectativa del cliente. Todos tenemos que adaptarnos a muchos cambios simples y, muchas veces, la hotelería, por buscar rentabilidad, ha pasado a ser un espacio de dormir y la gente ahora necesita un entorno, una seguridad que, a veces, es ficticia, porque se hace en base a unos protocolos y estándares de limpieza con los que te sientes cómodo. Nuestro sector se ha masificado, hemos perdido muchísimas oportunidades de que la gente repita y nos elija, porque les ha gustado y lo bonito de hoy es que estamos transformando todo el sector. ¿Es duro? Sí, pero es importante. Es un reto que a mí me emociona, el pensar que podemos cambiar la manera de comercializar, que las habitaciones tienen que construirse de una manera diferente. Es un reto bonito que a mi me pilla con 50 años, pero es muy chulo.
-¿Cómo ve el futuro José María Carbó?
-El plazo lo va a marcar la pandemia y lo vamos a marcar los ciudadanos. Esta segunda ola es diferente, no es tan crítica a nivel sanitario. Vemos muchos contagios, pero menos hospitalizaciones y, sobre todo, menos muertes, que no es ninguna alegría, pero cambiará cuando veamos que nosotros, como ciudadanos, asumimos y respetamos las distancias, las mascarillas y los EPIs. Por mucho que tengamos una vacuna hasta el 2022 o 2023 no vamos a estar todos vacunados, con lo cual tenemos que asumir como ciudadanos unos comportamientos y unas medidas de seguridad que no están en nuestros hábitos. En España somos de abrazar, de besar y de tocar y tenemos que mantener esas distancias. A mí me encantará que podamos volver a abrazarnos y besarnos y una vez que eso suceda, la recuperación va a ser rápida.
-¿Espera José María Carbó que la gente responda bien una vez que se acaben las restricciones?
-Sí, lo vemos en las cosas que suceden, en gestos. Si hoy dijesen en la comunidad de Madrid que se puede viajar porque las cosas están bien, tendríamos todo el alrededor de Madrid, Castilla La Mancha y Castilla y León llena de reservas y, a día de hoy, tenemos que ir a los residentes. La recuperación vendrá. Eso sí, yo creo que tenemos que intentar, y eso está prohibido porque no se puede hablar de ello, mantener el precio de los productos y buscar otro tipo de rentabilidades.
-¿Cómo es el público de su hotel?
-Depende mucho de los eventos que haya en la ciudad. Si, por ejemplo, nos vamos a los datos de 2019, como se celebró la final fue de dos equipos de fútbol ingleses, la cuota de mercado internacional subió. Nosotros dependemos mucho del mercado nacional y luego tenemos mucho británico, mucho americano, mucho alemán. Depende también mucho de las reuniones que tengamos ese año. Es muy europeo, muy americano, tenemos mucha turoperación asiática y, bueno, oscila mucho entre las diez nacionalidades que son más frecuentes en Madrid.
-¿Cuándo esperan la recuperación del MICE?
-Yo creo que es importante para todos. Yo trabajaba antes en Las Vegas, que vive del MICE y tiene 100.000 habitaciones al día, Madrid estará en torno a las 40.000. Es complejo, porque aparte del tema sanitario, psicológico y económico, nos encontramos en un marco legal muy difícil. Si en una empresa se plantean hacer la copa de Navidad, ¿quién es el responsable de hacerla? Y eso es muy complicado. Juntar hoy a 150 o 200 personas es muy complicado, es una responsabilidad que yo asumo como consejero delegado de una compañía. ¿Se va a hacer? Sí. En el fondo somos una sociedad a la que nos gusta tocarnos. En una presentación de un producto farmacéutico o de un nuevo banco hace falta público y yo creo que volverá pero esa decisión, siendo muy optimistas, la veremos en el cuatro del 2021.
-¿Recuerda José María Carbó con especial ilusión alguna etapa?
-Es muy difícil contestar a esto. Yo nací en un hotel, en un hospital y, a los dos días, me fui a un hotel. Si tengo que pensar cuáles han sido los momentos más especiales, pues trabajar con mi familia fue muy bonito, no lo puedo negar. He vivido cosas muy buenas, aprendí lo que era una cadena hotelera cuando trabajé con Meliá, disfruté muchísimo trabajar para tecnología porque fui director del Ópera y me encantó trabajar en el momento de expansión de AC Hoteles. Fue maravilloso y, seguramente, una de las etapas más bonitas, trabajar en Paradores para mí fue algo especial. Ten en cuenta que, cuando eres hijo de un señor que ha sido presidente de los hoteleros españoles y decía que Paradores tenía que privatizarse y tu trabajas ahí tres años en un momento muy difícil y Paradores, gracias a Dios y al trabajo de muchas personas sale de esa crisis económica, pues yo me encontré muy cómodo, con un mundo de profesionales maravillosos y con unos productos estupendos… Pero también disfruté muchísimo cuando me llamaron para irme a trabajar a Las Vegas y estar tres años. Los he disfrutado todos en función del proyecto y, una cosa que es muy complicada, en función de la edad. También es verdad que con 50 años me gusta estar en proyectos en los que pueda aportar y me aporten, quiero decir, la ilusión de tener 25 años ya no la tengo, pero intento pasármelo muy bien y disfrutar de todas las cosas que hago.
Con 50 años me gusta estar en proyectos en los que pueda aportar y me aporten
-Una de las características es que cada una de las plantas está diseñada por un arquitecto o diseñador distinto. ¿Cuál es la preferida de José María Carbó?
-Para gustos, colores. No podía decirte una, es un producto que si estuviese en el centro de Madrid o, mejor, en Londres, costaría 600 o 700 euros la noche. El producto es espectacular. Fue un sueño o tal vez una locura construir un edificio así, donde participan diseñadores, arquitectos y estudios de decoración. Es una maravilla. Trabajar en él es complejo y, mira, una de las cosas sencillas que te puedo decir es que tenemos tantos materiales que los productos no son estándares. En función de la planta, las camareras tienen que llevar hasta cinco productos diferentes para higienizar las superficies y eso es muy complejo, incluso los apliques de luz son diferentes en cada planta, por lo que el mantenimiento es más complejo y cuenta con una serie de profesionales que lo gestionan muy bien, pero no es un hotel fácil. Gustarme, me gustan todas, depende del estilo personal. La de Zaha Hadid es la más demandada, a mí me gustan mucho todas, la de Norman Foster es muy bonita también, la planta de las suites es espectacular.