31 mayo, 2019
Coherencia. Esta es, según la responsable de comunicación del grupo Delta Irene Sarría, una de las claves para que funcione un negocio de restauración. «Hasta el servilletero debe ir en consonancia con la imagen del local», señala esta profesional, «las incoherencias se pagan muy caro».
Irene Sarría nos explica las tendencias más actuales en el ámbito de la decoración, imprescindible para dar una buena impresión al cliente y crear un local con sabor propio: «los elementos gráficos forman parte de su carta de presentación y los hosteleros comienzan a valorar la importancia de esa primera impresión porque ven los resultados económicos».
Desde Delta explican que «la carta debe transmitir el alma verdadera del local», por lo que los restaurantes deben sacar siempre las fotografías de sus propios platos y no de otros: «que lo que vean en la carta sea lo que después se encuentren en el plato». También recuerdan la importancia de ser coherentes con la filosofía del establecimiento y utilizar materiales que resistan al trote de la hostelería.
En cuanto al diseño, Sarría destaca que uno de los mejores que recuerda fue el de un asador que se instaló en una antigua hípica. La solución fue que toda la decoración se llevó a cabo manteniendo la coherencia con ese origen. «Tenemos que conseguir locales con sabor propio, que tengan esencia, que no tengan todo igual que los demás», señala.
Los materiales también dependerán de la filosofía del establecimiento, así que de nuevo en este punto «no todo vale porque los colores importan, pero las texturas también». «La diversidad de formatos es maravillosa: la pizarra, que tiene el alma de la persona que lo escribe, el mantel, el servilletero rotulado y personalizado recordando las raciones».
El papel de los colores es igual de fundamental y se pueden utilizar todos siempre y cuando tengan una justificación. Eso sí, a la hora de decantarnos por uno, hay que tener en cuenta algunas recomendaciones que nos trasladan desde Delta: «el rojo, por ejemplo, siempre ha transmitido velocidad así que lo asociamos a establecimientos de ‘fast food’ o comida rápida pero si lo que tenemos es un restaurante de alta gama no es aconsejable utilizarlo». Irene Sarría nos explica que este color era la apuesta de McDonald’s, que finalmente ha llevado a cabo un cambio que describe como ‘maravilloso’: «se ha ido al verde y a las texturas de madera porque quieren transmitir que también puedes sentarte tranquilamente a tomarte una ensalada, por ejemplo».
Negro, verde botella o granate oscuro serían los colores más adecuados para un restaurante de alta gama pero «si uno de ellos tiene un olivo centenario en su jardín, por poner un ejemplo, a lo mejor tendríamos que rescatar el color del tronco y buscar algo en esa gama».
En cuanto a la tipografía, no se trata de escoger la misma para la carta que para el logo, pero sí deben ser compatibles y guardar cierta sintonía. Desde Delta explican que «lo importante es que no sean incómodas de leer», por lo que la limpieza y la claridad son fundamentales. Según Irene Sarría, «a veces es mejor una carta blanca, sin adornos y con un título armónico» y destaca que la tendencia está yendo hacia el minimalismo, aunque no funcionaría en todos los locales.
Es uno de los consejos que los profesionales de Delta trasladan a los hosteleros. En este punto sí destacan una tendencia y es que cada vez se personalizan más los servilleteros: «parece una tontería pero es un elemento que está en todas las mesas y por ejemplo, si pones una foto atractiva de tus bravas a ver quién no las pide».