16 marzo, 2020
Hoteles, restaurantes, bares, comercios… y también casas rurales. ¿Cómo afrontan los propietarios de estos negocios la crisis del coronavirus? Ya sean los más optimistas, que esperan que la situación termine pronto y que vaticinan un crecimiento del turismo cuando llegue ese momento, o los persimistas, que ya hablan de cierres; todos coinciden al lamentar que sus alojamientos ya se habían quedado sin gente antes de la declaración del estado de alarma que llevó a la mayoría a cerrar sus puertas.
En el grupo de los optimistas está Ana Llera, que regenta la casa rural Las Calderas, en Cantabria. Llera está convencida de que quienes sobrevivan a esta crisis tendrán la oportunidad de recuperar las pérdidas cuando la epidemia del coronavirus haya terminado pues, según su tesis, toda la gente que estuvo encerrada en casa tendrá ganas de salir de vacaciones y el rural les ofrecerá una magnífica oportunidad para el esparcimiento.
«Voy a aprovechar este tiempo de parón para hacer actualizaciones, pintar habitaciones, retocar la decoración… Creo que después de esto habrá un boom para el que tenemos que estar preparados. En verano, si esto está solucionado, todo el mundo querrá salir y querrá ir al campo y al turismo rural», explica la propietaria de la casa rural cántabra, que acompaña su previsión para las casas rurales con la de «una caída de las viviendas turísticas».
«Voy a aprovechar este tiempo de parón para hacer actualizaciones, pintar habitaciones, retocar la decoración… Creo que después de esto habrá un boom para el que tenemos que estar preparados», explica Ana Llera, propietaria de un alojamiento en Cantabria.
Llera decidió cerrar su establecimiento al público y devolverá todo el dinero de las reservas a los clientes, una opción de su negocio por la que no todos optan. «Nosotros procederemos a la devolución de todas las reservas que sean para fechas anteriores a mayo y, si después de ese mes se mantiene la situación actual, también lo haremos. Esa medida la aplicamos nosotros en nuestro negocio. A nivel general, lo que hay es una campaña para que la gente cambie la fecha de la reserva», precisa.
El optimismo de Llera contrasta con el pesimismo de María Josefa Vega, dueña de Casa Jesusa, en Asturias. Esta propietaria lamenta que, solo en las devoluciones de estos días, ha perdido ya 3.500 euros, una cantidad que, para ella, supone un duro revés económico y que crecerá con los sucesivos días sin clientes en su alojamiento.
«Nosotros no es que hayamos cerrado, es que los clientes han anulado. Los que reclaman son casi el 100% y tenemos que devolverles el 100%. Yo, para empezar, ya he perdido 3.500 euros y eso solo con lo que dejo de ganar en el puente de mayo, en Semana Santa y en los fines de semana que he tenido que anular. La letra al banco, el recibo de la luz y el agua, los tengo que pagar todos los meses», lamenta.
«Que calculen las pérdidas y que nos den una indemnización. A mí, que me quiten lo de la Seguridad Social no me llega, porque hay muchos más gastos», lamenta la asturiana María Josefa Vega.
Vega considera insuficientes medidas como el aplazamiento de los pagos a la Seguridad Social y reclama indemnizaciones. «Que calculen las pérdidas y nos den una indemnización. A mí, que me quiten lo de la Seguridad Social no me llega, porque hay muchos más gastos», comenta.
La caída de reservas se nota también en los portales de internet dedicados a los alojamientos rurales. «Estamos a la espera, pero sí que es verdad que el tráfico en la web ha bajado. Tenemos la esperanza de que, en unos meses, podamos salir todos de casa otra vez», explica una portavoz Escapada Rural.