7 febrero, 2024
Despedirse del invierno en Hungría es mucho más que un cambio de estación. Se trata de un acontecimiento que va más allá del florecimiento de los almendros, ya que tiene una larga tradición que se remonta a hace décadas: la celebración del Carnaval. Un momento del año en el que tanto turistas como oriundos pueden disfrutar de las festividades y las delicias gastronómicas en las grandes ciudades del país como Budapest, Debrecen, Szeged, Miskolc o Pécs; una ocasión única en la que diferentes generaciones pueden experimentar la esencia de la cultura húngara.
El período de Carnaval en Hungría se extiende desde el 6 de enero hasta el Miércoles de Ceniza, que este año se celebra el 14 de febrero. Aunque si hay una celebración que marque la temporada, es la Busójárás. Se trata de una fiesta folclórica conocida y visitada internacionalmente que tiene lugar del 8 al 13 de febrero, y cuyo origen proviene de la tradición del pueblo Sokác de Mohács, según la cual los antiguos habitantes de la zona se escondían en el pantano vestidos con máscaras y hacían ruido para ahuyentar a los turcos supersticiosos.
La auténtica esencia de los Busójárás es ‘poklade‘, que significa transformación, ya que es una época en la que se permiten muchas cosas que la vida cotidiana no incluye. Es por eso que el rostro y la identidad debe permanecer ocultos durante la festividad, incluso algunas personas intercambian sus máscaras realizadas por artesanos.
Aquí es donde aparece el ‘busó’, el verdadero protagonista de la fiesta. Un monstruo con cara de madera, abrigo de piel y pantalones rellenos de paja. Otra de las actividades más populares durante estos días es el encendido de hogueras por la noche, que tiene lugar el Domingo de Carnaval, cuando los busós cruzan el Danubio en un desfile y se enciende una hoguera en la plaza principal para que todo el mundo baile al compás de los músicos.
Según las supersticiones asociadas con esta celebración, existe una tradición llamada kiszebáb en la que los niños crean títeres, que dan el nombre a esta costumbre, y los queman para librarse de los males. Antiguamente, se llevaba a cabo una procesión que terminaba en la hoguera, donde la gente se reunía para sujetar el muñeco con etiquetas y tirarlo al fuego. Mientras estos papeles se desvanecían, se cantaban canciones folclóricas, una tradición que persiste hoy en día y con la que los ciudadanos continúan dando la bienvenida a la primavera.
El período de Carnaval en Hungría se extiende desde el 6 de enero hasta el Miércoles de Ceniza, que este año se celebra el 14 de febrero
Como en todas las grandes festividades, el Carnaval y la gastronomía van de la mano en Hungría. Y es que este es el momento en el que se sirven los platos y recetas más tradicionales del país, como el famoso goulash. Entre los platos típicos de esta fiesta están las carnes ‘borrachas’ asadas al vino como el pollo, el pato, el roast beef al vino tinto o la ternera; así como la llamada ‘hungaricum de invierno’, una sopa de carne en formato de gelatina.
Aunque el plato más clásico del Carnaval es la rosquilla, que adopta diferentes formas de una región a otra, pudiendo ser salada, dulce y con o sin relleno. Además, en Hungría, muchas supersticiones están asociadas a las rosquillas. En Szerémség, por ejemplo, los ciudadanos las elaboraban para asegurarse de que las tormentas no volaran los techos de sus casas.
Uno de los momentos en los que la comida es la auténtica protagonista es el conocido como Jueves Glotón, un día en el que, según la tradición, se deben comer todos los alimentos grasos antes de empezar con la Cuaresma y que se celebra el jueves posterior al Miércoles de Ceniza.