3 marzo, 2021
Hace más de 20 años nació en Vigo la empresa Viajes Abramar, especializada en el sector corporativo. Coordinada actualmente por la segunda generación de la familia Otero concretamente por Diego y Patricia, esta agencia, que se encuentra entre las más grandes de Galicia, lucha por salir adelante.
Diego Otero augura un año complicado y espera que en 2022 empiece a crecer la demanda. Hablamos con él sobre el pasaporte de vacunación y la necesidad de reanudar los viajes del Imserso y congresos médicos: “Si son los primeros en vacunarse, que sean los primeros en volver a viajar y asistir a congresos”.
-Los viajes corporativos fueron de los segmentos más afectados
-Yo creo que afectó bastante más al vacacional, que está facturando ahora un 10% o un 15% de lo que se facturó el año anterior. En cuanto a viajes de empresa, estamos en un tercio de lo del año pasado. En nuestro caso, éramos 35 personas trabajando en cinco departamentos y, de ellos, algunos están cerrados, con el personal mínimo para que la gente sepa que seguimos aquí. Donde tenemos más personal es en la parte de empresas, que fue la que nos salvó un poco. Es verdad que se viaja mucho menos, pero algunos de nuestros clientes son de servicios esenciales y tienen que seguir desplazándose. Gracias a ellos estamos aguantando, aunque estamos trabajando en torno a 10 personas.
-¿Creen que se mantiene el interés por viajar?
-El cliente vacacional tiene muchas ganas de viajar y es muy posible que cuando salgamos de esta crisis o este bache, la demanda se incremente muchísimo, cosa que me preocupa, porque van a aumentar los precios. Va a costar que la oferta de aviones vuelva a ser la de antes y no todos los hoteles van a volver a abrir. Y si la demanda es alta y la oferta es baja, los precios van a subir y el viaje de larga distancia va a ser un producto de lujo como hace 20 años. No hay que olvidar que las low cost hicieron muchísimo daño pero, por otro lado, consiguieron que las compañías bajasen mucho los precios. Empresas como Ryanair, easyJet, Transavia están prácticamente desaparecidas y les va a costar un par de años volver a recuperar la capacidad que tenían, con lo que auguro que en los próximos años el vacacional va a ser un producto caro, que no todo el mundo va a poder permitirse. A esto hay que añadir que va a bajar el poder adquisitivo porque mucha gente estuvo en ERTE, tuvo problemas, le despidieron…
-¿Cuándo cree que volveremos a los niveles precrisis?
-Las aerolíneas dicen que se estabilizará en 2024 o 2025 y yo creo que ellos tienen datos mejores que los nuestros, así que van a acertar. Con suerte, el 2021 lo pasamos raspado y en 2022 empieza a crecer la demanda, pero hasta 2023 serán años de precios altos… se acabó eso de ir a Londres por 50 euros. Por un lado está bien, porque queremos volver a trabajar, pero va a cambiar todo, en general.
Con suerte, el 2021 lo pasamos raspado y en 2022 empieza a crecer la demanda, pero hasta 2023 serán años de precios altos… se acabó eso de ir a Londres por 50 euros
-¿Qué cambios cree que experimentará el sector?
-Vamos a apreciar más los viajes a zonas más cercanas y descubrir lo que tenemos más cerca para que los precios sean un poco más asequibles. Yo creo que esto es un antes y un después en el modelo de la industria turística y se va a valorar más la sostenibilidad, el kilómetro cero, la cercanía, lo propio. Soy optimista y soy joven, así que me quedan muchos años en este sector, y creo que el modelo de negocio de sostenibilidad, de turismo, va a cambiar, no solo en España o en Galicia, sino a nivel mundial.
Yo creo que esto es un antes y un después en el modelo de la industria turística y se va a valorar más la sostenibilidad, el kilómetro cero, la cercanía, lo propio
-¿Qué viajes recomendaría cuando volvamos a la normalidad?
-Para gustos, colores. A mí lo que me gusta es conocer las culturas de las personas. Normalmente no hacemos mucho vacacional y la mayoría de lo que organizamos son lunas de miel y viajes a medida para directivos de algunas empresas. Lo más importante es conocer al cliente, sus gustos, y, por ejemplo, un viaje a Nueva York, que para mí es la capital del mundo, puedes enfocarlo de infinitas maneras. Puedes conocer un Nueva York de comida, de ropa, de películas… Una de las cosas más peculiares que he hecho en mi vida es ir al Círculo Polar Ártico a dormir en un iglú de cristal viendo auroras boreales, eso no se me olvidará nunca. Ahí fue donde aprendí que en Galicia no tenemos que tenerle miedo al mal tiempo, solo hay que saber vender las cosas. Otra experiencia única es llegar por el camino inca a Machu Picchu un día 23 de junio, con el solsticio de verano; la India es otro sitio increíble; los safaris en África son un espectáculo… Sin embargo, yo creo que en Europa lo tenemos todo: París, Londres, Berlín… Un auténtico lujo para hacer escapadas de cuatro días que no apreciamos. También tenemos aquí a nuestros primos hermanos portugueses, que son otro descubrimiento increíble, con una hostelería espectacular, unos precios más bajos que en el conjunto de Europa… Para cada persona hay un destino. Por ejemplo, los cruceros son un producto muy recomendable para familias, igual que te puedes ir a Disney o a Lego. Es un aprendizaje espectacular.
Una de las cosas más peculiares que he hecho en mi vida es ir al Círculo Polar Ártico a dormir en un iglú de cristal viendo auroras boreales, eso no se me olvidará nunca
-¿En estos años de trabajo te han pedido algo concreto que te haya llamado la atención?
-Lo más raro que nos han pedido son los aviones medicalizados para transportar a gente. Suelen ser gallegos emigrados a Sudamérica que quieren venir a pasar su final aquí y, bueno, algún cliente nos ha contratado para temas de accidentes, repatriaciones. Además, en 2000, cuando empecé de prácticas, se hizo un paquete para unos clientes que querían celebrar el Fin de Año en dos países diferentes el mismo día, primero en Australia, en Sidney, y después, aprovechando la diferencia horaria, en Santiago de Chile, eso fue lo más curioso que tuvimos. También nos piden lunas de miel tomando un Albariño en medio de la Sabana, hay otros clientes más espirituales que se van más a la zona de India, a temas humanitarios en colaboración con ONGs. Brasil es otro país que da mucho juego. También hay unos trenes antiguos rehabilitados que hacen rutas por Sudáfrica o el famoso Orient Express.
En 2000 se hizo un paquete para unos clientes que querían celebrar el Fin de Año en dos países diferentes el mismo día, primero en Australia, en Sidney, y después, aprovechando la diferencia horaria, en Santiago de Chile
-¿Qué es lo que más te gusta de tu trabajo?
-Lo que más me gusta es que la gente vuelva de un viaje contenta, la satisfacción que te da el hacer bien tu trabajo. Eso más dirigido al vacacional pero, en nuestro caso, lo que buscamos es solucionar todos los problemas que le puedan surgir al cliente de una manera fácil, eficiente y rápida. Lo que buscamos es que todo sea perfecto, que no tengan que molestarse en nada, que cuando lleguen el hotel esté allí, que el traslado esté esperando con su cartel, que si necesitan un traductor para la feria, esté allí. En definitiva, queremos darle cobertura y que se sienta en todo momento respaldado por alguien.
-¿Se ha planteado dejarlo en algún momento?
-Si te digo que no, mentiría. Tengo 44 años y nuestra generación fue una generación bastante tocada. Yo empecé en el 2003 o 2004 y desde entonces hemos tenido volcanes, la gripe aviar, la del cerdo, la crisis de Lehman Brothers, la mayor crisis financiera de la historia, ahora la Covid… La verdad es que a veces te cansas, pero sobre todo te da el bajón en el momento y después vuelves a levantar la cabeza y miras para adelante. Hay que tener en cuenta que a las agencias de viajes les afecta todo.
Yo empecé en el 2003 o 2004 y desde entonces hemos tenido volcanes, la gripe aviar, la del cerdo, la crisis de Lehman Brothers, la mayor crisis financiera de la historia, ahora la Covid…
-¿Alguno de esos momentos les afectó más que la pandemia?
-Esto es lo peor que he vivido, y eso que pasamos el 11-S que fue muy duro para las agencias porque provocó el cierre del espacio aéreo, no llegó a ser a nivel mundial, eso solo ocurrió en un momento de la crisis de la Covid-19. Esto ha sido como ir en un coche a 200 kilómetros por hora y tener un muro enfrente, un golpe muy duro. Si vas a 50 o 60 te salta el airbag, pero a 200 kilómetros por hora, no salta nada. Cuando digo que no salta nada es que no hay nada preparado y conseguir que todo eso vuelva a encajar, va a ser complicado, porque se han roto todas las piezas del puzzle. Yo siempre digo que estas crisis nos ayudan a agudizar el ingenio y a ser un poco menos cómodos, porque a veces nos volvemos cómodos, pero es que en este caso fue demasiado. Fue el Gobierno, la Sanidad, la falta de previsión, la Organización Mundial de la Salud, la vacuna… muchas cosas. Ahora, las agencias de viajes estamos solicitando el pasaporte Covid para que una persona vacunada pueda viajar.
Esto ha sido como ir en un coche a 200 kilómetros por hora y tener un muro enfrente, un golpe muy duro
-Parece que se pondrá en marcha antes de verano ¿Cómo lo valoráis?
-Estamos a favor de que se permita viajar, es lo que queremos porque vivimos de eso. Si los primeros vacunarse son los mayores y los medicos, que sean los primeros en volver a viajar y asistir a los congresos. Además, en España hay un programa muy importante, que hace que los hoteles estén muchos meses abiertos, como es el Imserso. Lo que necesitamos es que esto se mueva y, si una persona ha pasado la Covid o se ha vacunado, que pueda viajar libremente por Europa. Lo que no puede ser es reiniciar el turismo cuando estemos todos vacunados, porque el día que tengamos la inmunidad de rebaño, como le llaman, vamos a darnos cuenta de que no estamos solos en el mundo y de que, si queremos viajar, en el resto de los países también tienen que estar vacunados. El principal destino de los españoles a día de hoy es el Caribe y no quiero pensar lo que les va a costar conseguir las vacunas. Por eso estoy totalmente de acuerdo en hacer un pasaporte sanitario pero, por supuesto, limitado en el tiempo. Debe ser una medida especial para un momento especial, sin que sirva de precedente, que es lo que teme mucha gente. Yo creo que el tema de las enfermedades y el tema médico, etc., es algo muy personal y no tiene que haber un pasaporte médico de tus enfermedades o problemas, pero sí del Covid. Espero que todas las acciones que está planteando el Gobierno sean limitadas en el tiempo.
Si los primeros vacunarse son los mayores, que sean los primeros en volver a viajar. en España hay un programa muy importante, que hace que los hoteles estén muchos meses abiertos: el Imserso
-¿Cree que alguna se va a implantar?
-Una de ellas es el teletrabajo, que no lo soporto. Yo creo que en España la presencia es muy importante y en las agencias más todavía, porque vendes con la palabra, con tu ilusión, con tu sonrisa y, si no tengo a la persona delante, lo voy a llegar igual hasta ella, no voy a empatizar. El teletrabajo en algunos sectores me parece bien, en la medida que se pueda conciliar, pero, bueno, no soy de los que piensan que tenemos que adaptarnos al horario europeo, comer a la una y acostarnos a las diez… No, España es otra cosa y la gente viene aquí por eso, sino se quedarían en su casa. Para hacer lo que se puede hacer en Londres, que es salir hasta las diez de la noche y emborracharse en cuatro horas, ya se quedan allí. Y digo la noche por poner un ejemplo, pero otros vienen por la playa, otros por la cultura, la gastronomía, que en España y en Galicia es un baluarte, los vinos y las bodegas que tenemos… Tenemos mucho, pero si nos adaptamos a los horarios europeos, vamos a perder gran parte de nuestro encanto. Lo que más les gusta a los turistas que vienen es la siesta, algo muy español, muy nuestro y que viene dado por las comidas que nos metemos. Cada cultura es diferente y, cuando viajas, lo que tienes que hacer es adaptarte a ella, no compararla con la tuya.
No soy de los que piensan que tenemos que adaptarnos al horario europeo, comer a la una y acostarnos a las diez… No, España es otra cosa y la gente viene así por eso, sino se quedarían en su casa
-¿Por qué viajar con una agencia?
-Soy un firme partidario de las intermediaciones, en general. Hoy en día las agencias que venden por Internet ya tienen que pagar sus programas informáticos, ya no pueden ir a coste cero, como ocurría antes. Por un lado, los precios de la agencia tradicional y de Internet ya se han igualado y, además, las agencias de viajes te dan una seguridad, una alternativa al momento si algo se complica. En una página web como Airbnb o Booking te dirán, como mucho, que es un error y que te busques la vida. Nosotros, además, tenemos medios y maneras de buscar soluciones aunque los alojamientos estén llenos. Un buen director de hotel siempre se guarda una o dos habitaciones para los compromisos y la mayoría de veces, son para empresas y agencias de viajes. Hay muchas cosas que una pantalla no te puede dar y nosotros nos dedicamos a esto las 24 horas del día. Llamo al responsable local de un país y pregunto el sitio que está de moda, que muchas veces no es el que aparece en Internet, o los mejores restaurantes para cenar.
–¿Cree que en el momento actual los clientes valorarán más la seguridad?
-Sin duda, hoy en día viajar es muy difícil porque hay que cumplir muchos requisitos. Durante esta pandemia hemos recuperado a muchos clientes que encargaban sus viajes por Internet y que se han dado cuenta de que les compensa llamarnos. Muchas veces los precios son los mismos y en otras ocasiones les vamos a cobrar cinco euros más, pero se los damos en seguridad. Van a llegar con la PCR hecha, van a ir con la mascarilla o pantalla que se requiera en el destino. Ahora más que nunca los profesionales somos los que sobreviviremos porque viajar es muy complicado.