30 octubre, 2020
Sus intervenciones en televisión y en radio lo han convertido en uno de los analistas económicos más mediáticos de España. José María Gay de Liébana habla con TUR 43 acerca del presente y el futuro del sector turístico y lo hace con una visión muy crítica con la gestión del Gobierno, al que acusa de buscar «un país de subsidiados» y de mostrar escaso interés por el sector. Como propuestas para que el turismo remonte el vuelo tras el duro golpe que supuso la pandemia, reclama la creación de un ministerio exclusivo para ese ámbito de la economía, la promoción de modelos diferentes al de la masificación del sol y playa y la adopción de medidas que ofrezcan confianza a los visitantes extranjeros. Las ayudas concedidas por España a las empresas, en su opinión, «no son nada» comparadas con las de otros países.
-¿Le parecen adecuadas las medidas económicas que ha adoptado el Gobierno para apoyar al sector turístico?
-No, bajo ningún concepto, porque, además, de la cantidad destinada a apoyar al turismo, la mayoría son préstamos. No es nada en comparación con otros países de nuestro entorno, fundamentalmente de la Unión Europea. Países como Francia, Italia, Alemania, Portugal o Grecia han adoptado medidas, pero aquí no se está haciendo nada. El sector turístico se hunde en la miseria.
-¿Qué recetas propone usted para reflotar al sector?
-Creo que el sector turístico, como prácticamente todos los sectores, se tiene que reinventar. El turismo es un gran filón para la economía española, eso ni lo discuto ni lo voy a discutir, pero sí que es cierto que nos hemos relajado mucho. Hemos confiado mucho en que la gente venía y las cadenas hoteleras, por ejemplo, han depositado demasiada confianza en los turoperadores. Se daban anticipos a cuenta, se acometían reformas de los hoteles, se ofrecían paquetes de todo incluido… Era un tipo de turismo que, aunque nos vino muy bien y nos salvó de la crisis anterior, nos ha abandonado. Ese abandono ya había empezado con el crecimiento de países como Grecia, Croacia o Turquía que, además de tener unos precios más baratos, ofrecen ahora más garantías con respecto a la pandemia. Como dije, tenemos que reinventar el turismo. Yo, por ejemplo, conozco el caso de Menorca, porque tengo casa en la isla y mi mujer es de allí. Menorca ha sufrido una barbaridad pero, a nivel comparativo con Mallorca y con Ibiza, ha padecido menos. ¿Por qué ha sido así? Porque hay un turismo más fiel y con más arraigo. Tenemos que pensar en un turismo más selectivo, con hoteles más pequeños en los que el cliente contrata directamente. Nosotros vendemos el sol y playa, que está muy bien, pero también tenemos otras cosas. Un turismo de calidad que está muy bien es el vinculado a la cultura, a la gastronomía, a la España interior… La España interior es una gran desconocida y a mí me fascina, pero tenemos que dotarla de infraestructuras que, a lo mejor en otras zonas, se hicieron sin pies ni cabeza. Tenemos una grandísimas potencialidades, pero tenemos que aprovecharlas para lograr un turismo de cierta calidad.
«La cantidad dedicada a las ayudas para el turismo no es nada en comparación con otros países del entorno»
-¿Era el turismo en España un gigante con pies de barro?
-Seguramente, porque ha dependido demasiado de la gente que llega de fuera, del extranjero. Es algo que, en definitiva, deciden los británicos, los alemanes, los americanos o los chinos. Si no les damos confianza y no ofrecemos seriedad en lo referente al control de la pandemia, no vendrán.
-Se habla mucho de que España tiene un problema con el monocultivo turístico.
-Nos ha faltado un poco de ingenio. Tenemos que innovar. Hay que buscar otra calidad hotelera, otra calidad de clientes, más alicientes… Estamos ante un reto en el que todos hemos de hacer cosas.
-Los empresarios de los alojamientos y de la hostelería insisten en la necesidad de ampliar los ERTE más allá de lo previsto. ¿Cuánto tiempo podrán soportar las arcas públicas el coste de los mismos?
-La ministra ha dicho que llegan hasta enero de 2021 y, a partir de ahí, el Gobierno lo tendrá difícil para mantenerlos. Hay cadenas hoteleras que ya han anunciado que van a cerrar hasta el año 2022. Más que de los ERTE, vamos a tener que empezar a hablar de los ERE. En todo caso, es una situación de incertidumbre. No se pueden dar fechas. Veremos lo que hace el virus, si la vacuna está para 2021… La situación se ve con pesimismo y, si además nos declaran el estado de alarma, apaga y vámonos.
«Tengo tanta confianza en lo que haga este Gobierno como en que baje el Señor del cielo y nos ilumine»
-¿Se ha querido hacer la desescalada demasiado rápido y con parches en lugar de trabajar de cara al futuro?
-Así es. No se ha hecho absolutamente nada para preparar el futuro. Tengo tanta confianza en lo que hagan como en que baje el Señor del cielo y nos ilumine. Ya no sólo hay que ver si el dinero que prometen llega, sino también quién lo reparte y cómo se reparte. El caso es que una vez más dependemos del exterior. ¿Se ha sentado el Gobierno con el sector hotelero? ¿Se ha reunido con las agencias de viajes? ¿Ha hablado con la hostelería? Lo primero, cuando se tiene un problema, es hablar con un especialista para que aconseje y eso es algo que el Gobierno no ha hecho. Estamos perdiendo el año 2020. Ya no es que estemos igual, es que estamos peor. El Gobierno está al servicio de los ciudadanos y eso es algo que los españoles no entendemos. Cobra de nosotros y lo está haciendo muy mal.
-La economía necesita confianza para prosperar. ¿Hasta qué punto han influido los continuos cambios de rumbo del Gobierno para hacer frente a la pandemia?
-España no ofrece ninguna confianza. Esa es la realidad. Presentaron unos presupuestos que son un brindis al sol. Lo único que hacen es buscar el caladero de votos. Dentro de poco no habrá dinero para pagarlo todo. Es un Gobierno que demuestra no tener ninguna capacidad ni ninguna entidad. Salvo Nadia Calviño, que no deja de ser una funcionaria, no hay nadie con solvencia. Lo que estamos viendo es que, poco a poco, nos vamos empobreciendo y que esto va a ser muy duro. La confianza no sólo es importante a nivel interno, sino también a nivel externo. Todo el mundo con el que hablo de este Gobierno echa pestes. Imagino que los que cobran subsidiados serán los únicos que tengan una cierta confianza. Yo es que veo a Angela Merkel, a Christine Lagarde o a Ursula Von der Leyen y las comparo con esta gente que tenemos y me pregunto qué confianza podemos tener en este Gobierno.
-Hablando del Gobierno, ¿qué le parecieron las declaraciones en las que el ministro Alberto Garzón calificó al turismo como un sector de escaso valor añadido?
-La fastidió totalmente porque, además, el se crió en un pueblo turístico de Málaga. Uno puede pensar cosas que quizás no conviene decir. Está claro que España es un país de pequeñas y medianas empresas, esto es así. Yo ya sé que es una debilidad, pero es con lo que tenemos que convivir. Lo que debemos hacer es pensar en cómo lo podemos mejorar. El ministro tendría que haber dicho que tenemos que mejorar el sector turístico en lugar de decir que está mal. Hay otra cuestión interesante y es que el turismo no cuente con un ministerio propio. No acabo de entender que un sector tan crucial para la economía de España no lo tenga. Tendría que haber un ministerio de Turismo y debería dirigirlo una persona que no fuera un filósofo o un licenciado en magisterio, sino una persona del sector.
«El turismo es un gran filón para la economía española, eso ni lo discuto ni lo voy a discutir, pero nos hemos relajado mucho»
-El presidente de Hostelería de España, José Luis Yzuel, acusó al Gobierno de querer «un país de pobres».
-Vamos hacia eso, con todo ese toque bolivariano que tenemos y con todas las decisiones que se están tomando. España se está empobreciendo a pasos agigantados y basta para comprobarlo con ver la caída del PIB o la deuda pública. Los que vienen detrás heredarán un país más empobrecido y no tendrán oportunidades. Con ello, empieza a tomar fuerza la idea de emigrar. Tendremos una emigración de calidad y una inmigración de baja cualificación y perfil bajo. Vamos a ser los parias de Europa.
–Con el turismo, parece que países del sur de Europa como Grecia han tenido más éxito que España.
-Hay una serie de países que mucha gente menospreciaba, por pensar que estaban por debajo de nosotros, pero que han sabido venderse y recuperar la confianza. Tengo amigos que fueron a Grecia, Turquía y Portugal en los meses de julio y agosto y que quedaron encantados de la vida. Además, tanto los portugueses como los griegos son gente muy agradecida. Tenemos mucho que aprender de ellos.
«España se está empobreciendo a pasos agigantados. Vamos a ser los parias de Europa»
-Como experto analista económico, ¿cómo cree que deberían conciliarse los intereses económicos con la protección de la salud en este contexto de pandemia?
-Si la gestión a nivel sanitario se hubiera hecho bien, podríamos simultanear los dos frentes en estos momentos. No cabe la menor duda de que tenemos la pandemia con nosotros y de que la pandemia nos está castigando. Yo eso lo veo a diario, porque estoy día y sí y día no en el hospital, en el privado y en el público. La intervención quirúrgica que voy a tener yo, por ejemplo, la voy a tener en un hospital privado y así también descargo un poco a la Sanidad Pública. Los sanitarios de este país son unos cracks y los de oncología que me tratan a mí me lo demuestran siempre. Lo que me dicen todos es que nadie les pide opinión a los propios sanitarios a la hora de decidir cómo gestionar la situación. Si al frente de Sanidad tuviéramos a gente competente de verdad, todo se habría manejado mejor. Mi hijo viaja mucho y tuvo la oportunidad de ver cómo en países como Suecia, se limitó la actividad, pero se mantuvo. Si soy mal pensado, te diría que algunos quieren aprovechar que el Pisuerga pasa por Valladolid para acabar con la economía privada y para que entremos en una economía subsidiada, al estilo de Venezuela, que no deja de ser una economía sovietizada. Quieren que dejemos de tener una economía capitalista de mercado que premia la individualidad y la meritocracia para que pasemos a tener una economía planificada o intervenida. Eso lo veo cuando paseo por Barcelona y veo los bares cerrados, los comercios cerrados, las persianas bajadas… Hasta quieren cargarse la monarquía. A algunos, la pandemia les viene muy bien para hacer lo que quieren.
«Las cadenas hoteleras han confiado demasiado en los turoperadores»
-Menciona usted a la monarquía. ¿Qué le parece esa institución como símbolo para vender y promocionar la marca España en ámbitos como el turismo?
-Claro, lo que pasa es que el emérito también la ha fastidiado y sobre el monarca que tenemos ahora, creo que le falta un poco de empuje al chaval. En todo caso, la monarquía no es lo que algunos del Gobierno se piensan. Una monarquía también puede servir para ofrecer una imagen de seriedad de un país. De no haber monarquía, ¿quién sería el presidente de la República? ¿Pablo Iglesias? De ser así, yo creo que estamos bien como estamos ahora.
-El anteproyecto de los Presupuestos Generales del Estado prevé una subida de un 150% en la inversión para turismo, comercio y pymes. ¿Le parece suficiente?
-Nada, nada. Eso son cuentos chinos. Lo único que aumenta un poco es el tema de la Sanidad y lo demás nada. Todo eso son palabrerías y promesas, porque no va a haber dinero. Una cosa es que se diga y otra que el dinero llegue a quien lo necesita.