2 abril, 2019
Elisa Alén es profesora en el máster de Dirección y Planificación del Turismo de Interior y de Salud de la Universidad de Vigo y combina su labor docente con distintos grupos de investigación en turismo termal. Está convencida de que la innovación también tiene que llegar a los productos turísticos tradicionales y pone como ejemplo al balneario de Liérganes (Cantabria). Explica que ha sabido adaptar su oferta terapéutica y fomentar el llamado ‘termalismo infantil’. Porque los niños son «los clientes del futuro».
-Acaba de participar en el Foro Proturga, que este año se centró en el termalismo. ¿Qué retos plantea este sector?
-Sin duda una de las tareas pendientes es actualizar la legislación. Hay que determinar bien los conceptos, es decir, aclarar qué incluye cada producto. Esta indefinición es mala para el sector, porque todos quieren tener unas reglas del juego claras. La diferenciación no está llegando al consumidor.
-¿Cuando habla de indefinición se refiere a la normativa que regula los productos turísticos relacionados con el termalismo?
-Sí, por ejemplo, las termas son unas instalaciones que se quedaron un poco en el limbo con el último cambio en la Ley de Turismo de Galicia, que quiso crear un marco para definir mejor los productos. Esta normativa es de 2011 y establece que no pueden llevar el nombre de ‘balnearios’ ni ‘termas’, los establecimientos que no estén autorizados como ‘sanitarios’. Las termas son establecimientos libres que usan el agua mineromedicinal pero se quedaron ahí, a medio camino. Hay que actualizar la legislación para que quede claro.
-Al margen de la normativa, ¿cuáles son las tareas pendientes del sector?
– Se puede hacer mejor. En el Foro Proturga hablamos de la necesidad de una mayor colaboración entre empresas turísticas. Crear una oferta conjunta de productos para el cliente, lo que denominamos paquetización, sería muy interesante. El turismo termal marida muy bien con casi todos los tipos de turismo: activo, religioso…
Sería muy interesante crear una oferta conjunta de productos para el cliente, un paquete turístico
-Desde Proturga alertaban de que los jóvenes se están yendo al extranjero porque se sienten poco valorados en la profesión...
-Comparto ese diagnóstico, pero creo que muchas veces las ofertas que les hacemos aquí son poco atractivas o simplemente se van porque quieren aumentar sus competencias en idiomas. A pesar de que somos una potencia mundial en turismo, podríamos estar más concienciados. Hay que seguir trabajando en ello y el coste merece la pena.
-Uno de los temas que se debatió durante el Foro Proturga fue la dependencia del termalismo de un público de mediana edad y del Imserso. ¿Cree que hay que apostar también por un público más joven?
-Es cierto que algunos segmentos son muy reticentes al balneario clásico, pero creo que los jóvenes ya se están acercando al termalismo. Quizá no los ‘millenials’, pero sí la siguiente generación. Todavía hay que trabajar mucho para saber explotar más la oferta sanitaria, por ejemplo, el termalismo infantil relacionado con las patologías respiratorias. Mi percepción es que no se conoce y hay sitios en los que lo están haciendo muy bien, como en Liérganes. Allí todo está adaptado a los niños, se les da material gráfico para que entiendan en qué consiste el tratamiento. Los niños son futuros clientes, no solo para la oferta lúdica, sino también para la terapéutica. Hablamos de productos de gran valor añadido porque yo, como madre, preferiría un tratamiento termal si esto supone que mi hijo tenga que utilizar menos el inhalador, por ejemplo.
Creo que los balnearios todavía podrían explotar más la oferta sanitaria, por ejemplo, el termalismo infantil relacionado con las patologías respiratorias
-Además del termalismo infantil, ¿cree que hay alguna otra oportunidad?
-Existen muchas oportunidades además de intentar activar la parte terapéutica. Por ejemplo, dentro de la vertiente sanitaria, el sector debe estrechar lazos con asociaciones de determinadas patologías en las que científicamente se ha demostrado que las propiedades del agua funcionan. Hoy en día el turista busca experiencias y todo lo que vaya en esa dirección está bien.
-Hay ámbitos turísticos que no estamos explotando…
-Claro, y hay otros que están mucho más trillados. Por ejemplo, el Camino de Santiago lo vendemos mucho y eso está bien pero no quiere decir que no se pueda combinar con otro tipo de oferta, como la que se hizo en colaboración con los balnearios de Galicia: «Descanso nos camiños». Hay margen para innovar incluso en los productos más tradicionales. De ahí el esfuerzo que hace la industria por estar en permanente cambio.