5 diciembre, 2019
PABLO LÓPEZ /
La Mesa del Turismo expresó, coincidiendo con la celebración en Madrid de la Cumbre del Clima, su preocupación ante las críticas llegadas al sector desde ciertos movimientos ecologistas. El secretario general de la organización, Germán Porras, recuerda que el turismo es uno de los sectores más perjudicados por el cambio climático y uno de los que más hacen para combatirlo. Ante la posible formación de un nuevo Gobierno en España, expresa su temor a que se implanten medidas impositivas que lastren la actividad económica.
-La Mesa del Turismo envió un comunicado para defenderse de las críticas de ciertos movimientos a la contaminación que genera el sector. ¿Cree usted que se está demonizando al turismo de forma injusta?
-Nosotros consideramos que hay acusaciones, como las que se vierten sobre los viajes en avión, que son muy injustas y no están sustentadas. Los viajes en avión solo suponen el 2,5% del dióxido de carbono total emitido a la atmósfera. Se está poniendo mucho el acento en el transporte aéreo con el dichoso movimiento vergüenza a volar y, si tenemos en cuenta los datos, eso supone focalizar mucho en un elemento que contribuye de forma muy limitada al calentamiento global.
-¿Por qué cree que estos movimientos apuntan hacia el turismo?
-Es algo que no solo vemos en el tema de la contaminación del transporte, sino también en los movimientos que se oponen al turismo al culparlo de la masificación en determinadas ciudades. Efectivamente, hay algunos destinos muy concretos donde hay un exceso y hay que tener en cuenta la capacidad y las limitaciones de cada lugar. El flujo turístico tiene que estar adaptado a la capacidad del destino, para que no moleste a los residentes y resulte beneficioso. Dicho esto, la solución a ese problema no es atacar al turismo, sino hacer una gestión adecuada. Por ejemplo, si las visitas a un monumento como la Sagrada Familia se gestionan y ordenan mediante reservas previas, se evitan las aglomeraciones y las colas interminables. Con los cruceros, lo que se hace es gestionar un calendario de días y de horas, para que las visitas sean escalonadas y no coincidan todas a la vez. Los destinos van aprendiendo paulatinamente. Esto no tiene nada que ver con decir que el turismo es inaguantable y que las ciudades se están convirtiendo en parques temáticos.
«Los movimientos sociales alcanzan tal magnitud que pueden llegar a influir en el poder político, que se deja llevar por ellos de alguna manera»
-¿Cree que los poderes públicos actúan en connivencia con algunos de esos movimientos críticos con el turismo?
-En connivencia no. Lo que ocurre es que esos movimientos sociales alcanzan tal magnitud que pueden llegar a influir en el poder político, que se deja llevar por ellos de alguna manera. Un ejemplo de algo que nos preocupa es lo que ocurre con la Comisión Europea, que ha encargado un informe externo, que ha hecho suyo, y que dice que hay que reducir los vuelos. El problema es que eso se quiera hacer mediante la imposición sobre el IVA de los viajes o bien aumentando un impuesto sobre el combustible que utilizan los aviones. Eso perjudicaría al sector y, además, los gobiernos lo utilizarían para incentivar otros sectores que son más contaminantes, como la ganadería. Atacar al transporte aéreo sería especialmente preocupante para España, que es un país periférico en el que el 82% del turismo que llega lo hace en avión. Al final, los grandes perjudicados son aquellos viajeros que han aprovechado que el desarrollo de la aviación ha permitido abaratar el precio de los billetes. A los que tengan medios, les importará menos que suban los precios.
-El cambio climático es un fenómeno que también afecta al turismo.
-El cambio climático es algo que es absolutamente real y que reconocemos. Unos de los primeros perjudicados por ello son los destinos turísticos. Los costeros tienen la amenaza de que la subida del nivel del mar afecte a las playas y a las instalaciones hoteleras, los destinos de montaña y las estaciones de esquí tienen cada vez menos nieve… El sector es perfectamente consciente de lo que está pasando. Lo acabamos de ver en una ciudad como Venecia. Todos pueden resultar afectados.
«Nos sorprende que los medios concedan más importancia a la llegada de una jovencita de Suecia que al conjunto de la Cumbre del Clima»
-¿Qué medidas adopta el sector?
-Desde luego, no se queda parado. Se hacen aviones cada vez más ligeros y con motores más eficientes, los hoteleros adoptan medidas para el ahorro de energía y de agua y los ferris están sustituyendo los antiguos motores de fuel y de gasoil. Son solo unos ejemplos, pero se podrían mencionar muchos más.
-¿Qué expectativas tiene para el nuevo Gobierno de España?
-Con el Gobierno actual, el turismo tiene una representante que es muy sensible a las preocupaciones del sector y eso se notó con cuestiones como la quiebra de Thomas Cook ante las que ha sabido reaccionar. La interlocución con ella ha sido muy buena. Nos preocupan algunos de los posibles componentes del futuro Gobierno, que tienen unas ideas más preocupantes en materias como la sostenibilidad y la economía. Si los participantes en un nuevo gobierno quieren llevar las cosas a un extremo, tendremos problemas. Nos sorprenden cuestiones como que los medios le concedan más importancia a que una jovencita de Suecia llega a Lisboa o a cómo se traslada desde allí a Madrid que al conjunto de la conferencia, que es la que tiene que adoptar las medidas. Hay un desvío de la atención hacia lo que parece accesorio y se deja de lado lo principal. Esto es lo que nos preocupa y lo que creemos que se puede trasladar al Gobierno.
«Cuando íbamos fuera, la gente se sorprendía al ver que había una España que no era árida y que ofrecía mucho más que sol y playa»
-¿Y desde el punto de vista económico?
-Nuestro sector es muy sensible a los cambios económicos y necesita una cierta flexibilidad laboral para poder atender a las demandas de todos los grupos implicados. Hay una sostenibilidad ecológica, pero también hay una sostenibilidad social y una sostenibilidad económica. Si una empresa turística no es rentable desaparece y eso también lo pierde el destino.
-¿Qué retos afronta el turismo en el norte de España y qué cree que puede aportar?
-Cuando yo tuve responsabilidades en Turespaña y en la Secretaría General de Turismo, una de las cosas que quería cuidar era la oferta que tiene el norte de España, que cuenta con una cantidad de atractivos extraordinaria. El paisaje, la cultura, la gastronomía… Siempre defendimos la promoción conjunta de todo lo que es la España Verde, que resulta muy interesante para conseguir una oferta diversificada. Cuando íbamos fuera, mucha gente se sorprendía al ver que existía una España que no era árida y que ofrecía mucho más que sol y playa.