17 febrero, 2021
Los dos restaurantes de La Bodeguilla que han sido distinguidos con el sello de Galicia Calidade, ambos situados en Santiago de Compostela, aguantan el tipo en estos tiempos de restricciones gracias al reparto a domicilio y a los clientes que recogen sus platos preferidos en el local. El gerente del grupo, Javier Míguez, explica que mantener los establecimientos abiertos en esta época es necesario por una cuestión de imagen y para dar servicio a unos clientes asiduos de los que se siente muy orgulloso. La buena relación con sus arrendadores, que se ha materializado en una rebaja de los alquileres, es toda una ayuda para este hostelero, que recalca la responsabilidad del sector en el cumplimiento de los protocolos sanitarios.
-Usted habló con TUR 43 el pasado mes de septiembre, una vez finalizada la primera ola de la pandemia, y ya dijo estar preocupado por unos cierres de la hostelería que ahogaban a bares y restaurantes. ¿Qué ha cambiado desde entonces y cómo afronta esta tercera ola en sus negocios?
-Es una situación muy delicada, porque nos estamos desangrando poco a poco. Con todas estas restricciones, sólo podemos vender comida para recogida en local o para repartir a domicilio y eso no cubre gastos. En La Bodeguilla de San Lázaro, por ejemplo, tenemos cinco personas que levantamos del ERTE, pero todavía quedan trece. Entre los pagos de la Seguridad Social, el alquiler del local y todo lo demás, lo que podemos ganar no nos da para nada. Pese a todo, considero que tenemos que permanecer abiertos por imagen y para dar servicio a unos clientes que nos ha costado muchos años fidelizar. Tenemos que cuidarlos en estos tiempos tan adversos.
-Los restaurantes de La Bodeguilla pusieron en marcha el servicio a domicilio a raíz de esta situación.
-Sí. En La Bodeguilla de Santa Marta lo pusimos en marcha en septiembre de 2020 y, en la de San Lázaro, a principios de este mes de febrero. Era la única opción que teníamos.
-¿Qué tal responden los clientes que antes iban a local al servicio de comida a domicilio?
-Muy bien. Nos han llegado muchísimos mensajes de apoyo a través de redes sociales en los que los clientes nos dicen que estarán con nosotros. Es indudable que ese apoyo lo tenemos. En cuanto a los pedidos, los lunes, martes y miércoles son más flojos y los fines de semana, más fuertes.
«Tenemos que permancer abiertos por una cuestión de imagen y para dar servicio a unos clientes que nos ha costado mucho fidelizar»
-¿Tienen su propio servicio de reparto o trabajan con plataformas externas?
-Estamos trabajando con Just Eat y con Obvious Eat, que es una plataforma de aquí de Santiago que funciona bastante bien. Estamos francamente contentos con las dos.
-Usted siempre destacó que los restaurantes de La Bodeguilla se caracterizan por ofrecer una cocina tradicional con productos de la máxima calidad. ¿Cuáles son los platos más demandados a domicilio?
-Generalmente, los pedidos son platos para compartir. Raciones de croquetas, de jamón, de pulpo… Arroces también servimos muchos. Por supuesto, las carnes tienen su presencia pero, sobre todo, lo que más demandan son arroces, guisos y raciones.
-Muchos propietarios de locales rebajan los alquileres a bares y restaurantes ante la falta de ingresos. ¿Ha podido usted beneficiarse de alguna rebaja?
-En nuestros locales tenemos un sistema mixto, parte alquilada y parte en propiedad. Y sí, tenemos que dar gracias a nuestros arrendadores, porque hemos alcanzado unos acuerdos muy buenos con ellos. Nos consideramos afortunados. Necesitábamos esa ayuda, porque sino el negocio sería inviable. Cuando uno lleva quince o veinte años pagando el alquiler puntualmente, el propietario del local lo tiene en consideración. Hoy en día, es difícil plantearse dejar a un inquilino que paga religiosamente todos los meses.
«Lo que más demandan a domicilio son arroces, guisos y raciones para compartir»
-¿Sigue creyendo que las administraciones y las autoridades sanitarias señalan injustamente a la hostelería como foco de contagios?
-Estaba de acuerdo con esa afirmación durante la primera ola y lo sigo estando. Los protocolos que hemos implantado los hosteleros son muy completos. No veo que haya más peligro dentro de un bar que, por ejemplo, en la consulta de un oculista o en la oficina de la Seguridad Social, donde uno está en la sala de espera cerca de otra gente, se sienta en una silla que después no se limpia… Si es cierto que, quizás, en un bar o en un restaurante nos podemos desinhibir un poco más, porque hay gente que se toma unas cervezas o unos vinos y ya se viene arriba, pero no toda la culpa es es de eso. Los hosteleros somos muy respetuosos con las medidas porque nos va en ello la vida.
-Esa relajación que aporta la hostelería y que usted menciona, es quizás más importante que nunca en estos tiempos de pandemia.
-Eso está claro. Yo creo que la sensación que tiene un cliente en un restaurante es de seguridad, porque ve un aforo reducido y que se aplican los protocolos. Pueden venir con total seguridad y eso el cliente lo valora.
-¿Qué supone para ustedes contar con el sello de Galicia Calidade?
-Es algo que nos distingue, tanto por la calidad de nuestros productos como por nuestra atención al público. Nos aporta un plus, una garantía que le ofrecemos a quienes vienen a nuestros restaurantes.