15 noviembre, 2019
MARÍA EIMIL /
‘Turismo deportivo y desarrollo territorial’ es el título de la ponencia que Juanma Murua, consultor experto en desarrollo de ciudades y deporte, impartió en el marco del Congreso Ibérico de Turismo Deportivo, en el que analizó la imagen que pueden generar los eventos deportivos para una ciudad y las consecuencias que puede tener el turismo en el territorio, a nivel económico, social o medioambiental.
Juanma Murua, que formó parte del equipo encargado de elaborar el Plan Estratégico del Deporte Bilbao, explica la fase de promoción en la que se encuentra esta ciudad vasca frente a otras como San Sebastián, donde «empieza a haber saturación, por ejemplo, con los pisos turísticos de alquiler».
-Ha trabajado en el Plan Estratégico del Deporte de Bilbao para los próximos años. Tiene mucho que ver con el turismo deportivo, ¿no?
-El turismo deportivo es una de las líneas de trabajo, pero tampoco es que se haya promocionado mucho. Bilbao sí que tenía una política bastante buena o bastante bien coordinada de eventos deportivos, y en el Plan Estratégico hicimos un análisis de esas potencialidades, ya que se encuentra en un entorno que tiene bastantes recursos naturales. Eso le puede dar a la ciudad una capacidad de desarrollo en esa línea, de turismo activo y natural.
-En su intervención comentó que Bilbao ha conseguido trasladar esa imagen de regeneración a través de la celebración de algunos eventos deportivos, ¿cuáles son?
-Sí, la idea que hay detrás es, sobre todo, esa imagen simbólica que ofrece el deporte y los eventos ligados a él. Puse el ejemplo de los saltadores en la competición Red Bull Cliff Diving, que trasladaron esa imagen de regeneración de la ría tirándose a ella, una zona en la que hace unos años era impensable bañarse, ni mojarte, casi. Un evento de este tipo traslada al exterior una imagen de regeneración.
«Los saltadores de la Red Bull Cliff Diving trasladaron la imagen de regeneración de la ría, una zona en la que hace unos años era impensable bañarse»
– Bilbao acogerá en 2020 cuatro partidos de la Eurocopa y parece que será un factor determinante para atraer turistas. ¿Cómo lo valora?
– Este tipo de eventos están bien si tienes la infraestructura y no tienes que construir nada. No es lo mismo si traes la Eurocopa y tienes que hacer el estadio. Estoy pensando, por ejemplo, cuando fue la Copa del mundo de Baloncesto y lo llevaron al BECBEC, al Centro de Exhibiciones. ¡Claro! Ya tienes la infraestructura y la utilizas, otras ciudades tuvieron que invertir. La rentabilidad, obviamente, es mucho mayor.
-¿Cree que Bilbao corre el riesgo de convertirse en un destino masificado por el turismo?
-Bilbao tiene capacidad, tiene tamaño. Lo que pasa es que, obviamente, tendrá que conocer ciertos límites. Puedes tener un problema en determinadas zonas, en el caso de Bilbao en el entorno del Guggenheim, pero me parece que está más lejos de ese punto, por el tamaño y por volumen turístico. En San Sebastián ya se empieza a ver la necesidad de gestionar el turismo, ya no solamente de atraer, llega un momento en el que existe un descontento. Hay zonas en la parte vieja, por ejemplo, que están orientadas al turismo y ya hay saturación de grupos. Es interesante el contraste entre Bilbao, que está en una fase de promoción turística, y San Sebastián, donde empieza a haber saturación. Se ve, por ejemplo, con los pisos turísticos de alquiler. Ya empiezo a tener turismo todo el año, tengo zonas en las que todo el comercio está orientado al turismo y, claro, tenemos que empezar a pensar cómo revertir esta situación.
«Hay zonas en la parte vieja, por ejemplo, que están orientadas al turismo y ya hay saturación de grupos»
-En su ponencia se refirió al impacto medioambiental que puede generar el turismo, ¿dónde está el límite?
-En los casos de impacto ambiental me centraba más en entornos naturales, en el urbano probablemente no sea tan elevado. Creo que en los casos urbanos lo que está ocurriendo últimamente es que se genera un impacto social negativo, descontento entre la ciudadanía. Deberíamos fijar una serie de indicadores o señales de alarma, establecer una serie de alertas que nos hagan repensar nuestra forma de gestionar, no es una cuestión de 120.000 o un millón. Bilbao no está en esta en un momento de saturación turística, sino de promoción, no se limita a la atracción turística, sino a atraer talento productivo, al fin y al cabo somos vascos y nos gusta la taladrina y fabricar, eso lo tenemos grabado a fuego.