7 enero, 2023
Una vida tranquila, alejada de las prisas y del bullicio de las grandes ciudades es la que ofrecen los 12 pueblos más tranquilos de España. Todos ellos están adheridos al movimiento Cittaslow, que nació en Italia en el año 1999 con el objetivo de trasladar a la vida cotidiana una filosofía que ya existía en el mundo gastronómico, el slow food. En estos municipios se practica el buen vivir.
Balmaseda, Lekeitio y Mungia son los tres municipios de la España Verde, y más concretamente de Euskadi, que se han adherido a este movimiento, los tres se encuentran en Vizcaya.
En un entorno natural marcado por densos bosques se encuentra Balmaseda, la primera villa de Bizkaia, fundada por D. Lope Sánchez de Mena. Este municipio de poco más de 7.700 habitantes se encuentra a poco más de 30 kilómetros de Bilbao y conserva su inconfundible sello medieval, con cuatro calles principales que discurren paralelas al río Cadagua. Su casco histórico, que se conserva en gran medida pese a que las murallas que rodeaban la villa fueron derribadas, cuenta con la declaración de Bien de Interés Cultural en la categoría Conjunto Monumental. En el patrimonio de esta villa también destaca el puente viejo, también llamado Puente de la Muza. Además, cuenta con tres museos: Boinas ‘La Encartada’, una antigua fábrica de boinas; el Centro de Interpretación de la Pasión de Balmaseda, un recinto que permite conocer durante todo el año los aspectos del Vía Crucis viviente y el Museo de Historia de la Villa, que visitan cada año miles de turistas.
En un atractivo enclave costero se encuentra Lekeitio, un municipio de más de más de 7.100 habitantes ubicado a 55 kilómetros de Bilbao y 72 de San Sebastián. Es uno de los pueblos más tranquilos de España y destaca por su tradición y su cultura marinera, que se refleja en la cultura y tradición de esta villa y en su casco antiguo, donde se muestra su pasado pesquero. Además, allí se encuentra el faro de Santa Catalina, el único visitable de Euskadi, con un centro de interpretación para poder entender los fundamentos de la navegación. Uno de los atractivos de Lekeitio es su gastronomía, en la que el pescado fresco y las conservas están muy presentes. El plato estrella es el marmitako, una receta originaria de los pescadores del País Vasco cuyo ingrediente principal es el bonito del norte.
Con una población de más de 17.300 habitantes, Mungia es el tercer municipio vasco que se encuentra en la lista de los pueblos más tranquilos de España. La primera referencia documental data de 1051 y, poco a poco, la anteiglesia (una forma de gobierno tradicional del territorio histórico de Vizcaya en el País Vasco) fue adquiriendo importancia, gracias a su condición de centro administrativo eclesiástico. La villa de Mungia nació en 1376 en la anteiglesia del mismo nombre y, aunque en un principio eran entidades independientes, se fusionaron en 1900. Según indican desde Cittaslow, fue el primer ayuntamiento democrático después de la dictadura. Esta localidad destaca por sus barrios, tan antiguos como la anteiglesia, marcados por pequeños riachuelos. El 18 de enero es un día importante en Mungia, ya que se celebra el San Antontxu, una fiesta de gran tradición que siempre ha estado ligada a la feria de ganado, productos artesanos, plantas y frutas, así como el tradicional concurso de Euskadi de chorizos y morcillas y los partidos de pelota.
Artà se encuentra en la isla de Mallorca, a 68 kilómetros de Palma, la capital. Este municipio, de 7.984 habitantes, está construido en un gran valle dominado por el cerro de Sant Salvador, un lugar emblemático popular donde encontramos una fortaleza y una pequeña iglesia. El pueblo conserva numerosos monumentos prehistóricos que representan las distintas fases de la prehistoria balear. Además, allí se encuentra el Parque Natural de Llevant, que cuenta con 1.671 hectáreas. El entorno destaca por las altas montañas, playas salvajes y acantilados y Artà cuenta con 25 kilómetros de costa virgen, ya que ha optado por un modelo de turismo sostenible ha ayudado a preservarlo en su estado natural.
Con una población de más de 6.700 habitantes, Begas, en catalán Begues, otro de los pueblos más tranquilos de España. Destaca por su entorno natural, que ofrece un silencio y una tranquilidad óptima para los turistas quieran darse un respiro. Entre los atractivos de este municipio se encuentran lugares como Can Grau del Coll, una de las masías más antiguas de la localidad y que conserva aún buena parte de la estructura de estilo románico y gótico; Can Sadurní, una de las más bonitas y que mantiene la tradición agrícola a través de los viñedos; y Can Vendrell, la única con estructura basilical, entre otras.
En el corazón del Empordá se encuentra el pueblo de Begur que, con sus playas, configura uno de los lugares «más maravillosos» de la Costa Brava. Su término municipal está formado por un conjunto de acantilados denominados Massís de Begur, y un extenso litoral, bañado por el mar Mediterráneo. El casco antiguo de esta localidad está formado por múltiples monumentos. En el apartado festivo hay que destacar la Feria Indiana, que se celebra cada año durante el mes de septiembre y en la que los begurenses se visten de blanco caribeño y la música cubana suena por las calles. Además, hay habaneras, exposiciones y degustaciones de mojitos y piña colada. El elemento gastronómico más tradicional de Begur es, sin duda, el pez de roca, cuyo hábitat es el litoral rocoso begurense. Es considerado uno de los más gustosos, y de más calidad del mercado.
En este listado de los pueblos más tranquilos de España no podía faltar Pals, una localidad de 2.400 habitantes que se encuentra entre los macizos de las Gavarres y el Montgrí. Esta villa es un viaje al pasado medieval y su esfuerzo por preservar su patrimonio la ha hecho merecedora de distintos premios, entre ellos el Premio Nacional de Bellas Artes y Turismo o la declaración de Bien Cultural de Interés General, de la que goza desde 1949. Con una cuidada y prestigiosa gastronomía, en Pals se ofrecen exquisitos productos de proximidad, entre los que destaca el arroz.
Sinuosas calles y un marcado sabor medieval, así es Benabarre, uno de los pueblos más tranquilos de España, una villa oscense de poco más de 1.100 habitantes ubicada en un entorno ideal para las actividades al aire libre, ya que existen innumerables rutas por la zona. Además, los que visiten esta villa no pueden perderse las apasionantes vistas del Pirineo desde Pilzán. En la parte monumental hay que destacar el castillo de Benabarre, una construcción de origen musulmán de la que quedan sólo unos pocos restos; lo que hoy podemos ver corresponde a las ampliaciones llevadas a cabo en el siglo XIV. Lo que más llama la atención de este castillo es su antigua iglesia parroquial, dedicada a Santa María y de la que solo queda el tramo de los pies. Su alta torre campanario es el elemento más característico de la fortaleza y desde su tejado hay unas vistas increíbles del pueblo.
También en Aragón, aunque en este caso en Teruel, se encuentra Rubielos de Mora, una localidad con 658 habitantes empadronados. Conocida como el pórtico de Aragón, esta villa se abre «como un gran mirador sobre el altiplano de Teruel» y también se la conoce como Corte de Sierra, por el gran número de casas solariegas y edificios notables, por las que cuenta con el reconocimiento de Conjunto Histórico Artístico. La preservación de su singular arquitectura ha sido uno de los principios básicos, siendo uno de los Pueblos más bonitos de España, una distinción con la que cuenta desde mayo de 2013. Su nombre proviene del latín Rubus Idoeus, debido a la abundancia de zarzamoras que extendidas por toda la comarca dieron color a la planicie.
En la Alpujarra granadina, en las montañas de Sierra Nevada, se encuentra Bubión, un pueblo que fue declarado Bien de Interés Cultural y que este año ha adquirido un protagonismo especial gracias a la campaña de Navidad realizada por La Casera, Las uvas más lentas, que se desarrolla en este municipio. Destaca por la belleza de su arquitectura y su paisaje, por las actividades de media y alta montaña que y por su gastronomía, con platos típicos como las migas, las gachas pimentonas o el choto al ajillo, sin olvidar el jamón y el vino.
Situada en la isla de Tenerife, la Villa de La Orotava es un lugar idílico y otro de los pueblos más tranquilos de España. La villa destaca por su casco histórico declarado Conjunto Histórico Artístico y los espacios naturales del Parque Nacional del Teide. Esta localidad ofrece al visitante una gran diversidad de actividades turísticas y destaca por ser un auténtico paraíso para el disfrute del excursionismo y es que se trata del municipio con mayor desnivel de toda España, desde el nivel del mar hasta los 3.717 metros de altitud.
A 100 kilómetros de Castellón se encuentra otro de los pueblos más tranquilos de España. Es Morella, que destaca por sus murallas centenarias coronadas por un robusto castillo que se encuentra a más de mil metros de altura. Patrimonio, historia, arqueología, arte, naturaleza y gastronomía se conjugan en esta localidad de poco más de 2.500 habitantes que ha sido testigo de numerosos acontecimientos, entre ellos del paso de figuras como Rodrigo Díaz de Vivar, El Cid Campeador, que libró dos batallas en este comarca al servicio del rey musulmán de Zaragoza en el siglo XI. Además de su patrimonio, el bosque de Pereroles es uno de los lugares más recomendados. Se encuentra a 13 kilómetros de la villa y se trata de un amplio pinar con diferentes y atractivas rutas. En la gastronomía destacan caldos y estofados de marcado carácter pastoral que nos transmiten los sabores de antaño, los productos cárnicos y la estrella de la cocina moderna: la trufa.