24 octubre, 2019
MARÍA EIMIL /
«Lo normal en otros free tour es que el cliente paga, yo me lo meto en el bolsillo y aquí nunca más se supo». Son las palabras de Rafael Vilaplana, director de la empresa Spain Free Tours, nacida en Valencia y que ya está triunfando en ciudades como Bilbao o San Sebastián.
Vilaplana presume del modelo de su compañía, en la que trabajan 30 personas, «todas con contrato y ni un solo autónomo», pero reconoce que no es lo normal «ni en las empresas free tour, ni en las que no lo son», ya que «tener un contrato en el sector de guías es algo marciano» y critica la actitud de aquellos que quieren vincular este modelo a ilegalidad: «Es una falacia que ellos usan porque no saben competir de otra manera».
-Los guías turísticos denuncian el intrusismo laboral de los free tour e insisten en que muchos trabajan ilegalmente y no disponen de carnet oficial, ¿qué opina sobre esto?
-La habilitación de guía oficial no existe en todas las comunidades autónomas. En el País Vasco, por ejemplo, no hay esa figura, por eso allí no son oficiales ni nuestros guías, ni los de nadie. Por otra parte, el concepto free tour no ha nacido ahora, sino que lleva casi 20 años en Europa e históricamente no era un servicio que ofreciese un guía oficial, sino guías pirata. En España llegó primero a Madrid y Barcelona y actuaban al margen de la legalidad: incumpliendo las leyes turísticas de las comunidades autónomas, la ley fiscal, las laborales… Se ganaron la mala fama a la fuerza, porque era un servicio ofrecido por gente que no era profesional: voluntarios, estudiantes, etc., que querían sacarse un dinerillo extra.
«Los free tour se ganaron la mala fama a la fuerza, porque era un servicio ofrecido por gente que no era profesional»
-¿Cuándo nació Spain Free Tours y por qué apostaron por este modelo?
-Comenzamos hace cinco años en Valencia, pensamos: ¿por qué no hacemos un free tour legal? Con guías oficiales, pagando impuestos, declarando todo el dinero que pagan los clientes, con contratos y seguros para nuestros trabajadores… Así lo hicimos, y cinco años después estamos en cuatro ciudades españolas y nuestro modelo de negocio es inquebrantable, nadie nos puede acusar de nada, es todo legal.
– Algunas asociaciones critican que, en general, los trabajadores de los free tour no están dados de alta en la Seguridad Social…
-Por poner un ejemplo, en Valencia la mayoría de los guías tradicionales y esas empresas que se autoproclaman «las buenas», porque las de free tour somos las malas, son las primeras que cuentan con contratos de autónomos y que muchas veces trabajan en B. Muchas de ellas tiran de falso autónomo porque, de este modo, en temporada baja, cuando no hay faena dicen: ¡Hasta luego!, cuando empiece la temporada ya te llamo otra vez. En nuestro caso no hay ni un solo autónomo y hay casi 30 personas. Todos, del primero al último, tienen contrato, están asegurados, cotizan, cobran un sueldo fijo.
-¿Es habitual en las empresas free tour?
-No, lo más frecuente es que sean autónomos, pero en las empresas free tour y en todas, porque en el sector de guías tener un contrato es algo marciano. Es cierto que muchas de estas compañías no son legales, pero algunas sí y a las asociaciones de guías turísticos les interesa que se vincule free tour con ilegalidad, porque es muy duro competir con ellos. Quieren ganar la batalla, pero con Spain Free Tour no van a llegar a ningún punto.
-¿Qué lugar ocupáis vosotros en esta polémica?
-No va con nosotros. Si los guías tradicionales saben cómo deben prestarse los servicios y tienen un problema con free tours ilegales, me parece fenomenal, que tomen cartas en el asunto y que hagan lo que tengan que hacer, que denuncien. Como yo no estoy en ese grupo, veo la polémica como un espectador desde las gradas. Vincularlo a ilegalidad es una falacia que ellos usan porque no saben competir de otra manera. Llevaban toda la vida siendo cuatro o cinco guías, tenían el pastel entre ellos y vivían muy bien porque ponían sus tarifas, ahora les ha caído una losa y han tenido que ir ajustándolas porque había competencia. ¡Amigo! Es que en todos los sectores la hay.
«Llevaban toda la vida siendo cuatro o cinco guías, tenían el pastel entre ellos y vivían muy bien porque ponían sus tarifas, ahora les ha caído una losa»
-¿Cuál crees que es la solución a este conflicto?
-Es tan fácil como que en aquellas comunidades en las que se exija el carnet de guía oficial haya vigilancia a pie de calle por parte de las instituciones y que paren y multen a los guías que no lo lleven visible. No se hace porque no interesa. Con todo el rollo de Airbnb, las instituciones que ordenan el turismo tienen problemas más importantes o, al menos, eso demuestran al hacer cero inspecciones y al poner cero multas durante hace años, lo que hace que asociaciones de guías estén hartas. Por otra parte, el mercado es el mercado y los clientes han visto que pueden decidir el precio que pagan, que no tiene por qué ser menor. Lo que ocurre es que primero se cercioran de que la calidad es la que esperan. Free tour no es sinónimo de turismo low cost, como se suele decir.
«Con todo el rollo de Airbnb, las instituciones que ordenan el turismo tienen problemas más importantes o, al menos, eso demuestran al hacer cero inspecciones»
-¿Qué requisitos son necesarios para ser un buen guía turístico?
-Ser guía turístico implica ser buen comunicador, tener muchos conocimientos sobre historia, arte, cultura general… Uno se puede topar con alguien que no haga bien su trabajo, igual que puede ocurrir en cualquier otra profesión. Aunque preste este servicio bajo la modalidad free tour, una más tradicional o para grupos privados, un profesional siempre debe tener amplia formación y ser buen divulgador.
-En el caso de Spain Free Tour, ¿qué exigen en las comunidades en las que no hay habilitación oficial?
-En Comunidad Valenciana, el primer paso es tener el carnet de guía oficial, pero después les hacemos una serie de pruebas, vemos el perfil, sus estudios, una entrevista… Esto se hace igual en Bilbao o San Sebastián, solo que, en este caso, no pedimos el carnet porque no lo hay. Comprobamos su arraigo con la ciudad, porque no es condición inexcusable que haya nacido allí, pero sí que conozca la idiosincrasia. Además, las personas que tenemos en plantilla son licenciadas o graduadas en Historia, tienen estudios de Historia del Arte, Humanidades, Turismo… Sin embargo, uno puede tener todos los estudios del mundo que, si no sabe comunicar, no puede ser buen guía.
«Uno puede tener todos los estudios del mundo que, si no sabe comunicar, no puede ser buen guía»
-¿Recomiendan lo que debe pagar el cliente?
-Por nuestra política de empresa nunca decimos al cliente lo que debe pagar. Para nosotros, free no significa gratis, significa libre, ya que el cliente decide el valor de ese servicio. Nadie le va a decir: son cinco euros, son diez euros… Eso iría en contra de lo que estamos vendiendo, que es un tour donde puedes disfrutar de un servicio de calidad y que uno valora con lo que decide pagar. Después recibirá un tique con nuestros datos fiscales, la cantidad pagada (con IVA)… Somos, sino los únicos, de los pocos free tour en España que declaramos cada euro que da el cliente. Lo normal en otros es que el cliente paga, yo me lo meto en el bolsillo y aquí nunca más se supo.
«Somos, sino los únicos, de los pocos free tour en España que declaramos cada euro que da el cliente»
-¿Cómo es el perfil de sus clientes?
-Antes era un perfil con un poder adquisitivo medio-bajo, gente joven que viaja con pocos recursos y busca la manera de tener una visita guiada a un coste muy bajo, eso ha cambiado mucho. Los guías hacen un trabajo cada vez más excelente y pulido, ahora llegan clientes que están alojados en hoteles de cinco estrellas, con poder adquisitivo alto. Nos contratan para tours privados para una o dos personas porque saben que las empresas de free tour tienden a aglutinar guías de una calidad bastante buena. Uno entra en las típicas páginas de opiniones y normalmente en primeros puestos siempre hay compañías que operan con este modelo. El cliente busca, compara y elige lo mejor.
«Los guías hacen un trabajo cada vez más excelente y pulido, ahora llegan clientes que están alojados en hoteles de cinco estrellas»
-¿Cuántas empresas de free tour hay actualmente en España?
-Hay compañías que ofrecen free tour pero no constan legalmente y otras muchas se ponen un nombre, una marca y parecen una empresa cuando en realidad no lo son, sino que trabajan en B y van cada día con un paraguas, cobran un dinero que se meten al bolsillo y no declaran. Pueden parecer empresas porque se ponen un logo, un título o una web, por eso es muy difícil saber cuántas hay. Legalmente constituidas, que yo sepa, debe haber entre cinco y diez. Vamos, que no hay cien empresas de free tour en España.
–¿Dónde opera Spain Free Tours?
-En Bilbao, San Sebastián, Valencia y Alicante, pero nos iremos a nuevos destinos próximamente, ciudades en las que el 100% de los free tour son ilegales o de una legalidad cuestionable. Este no es el único servicio que ofrecemos, somos una empresa de guías y también tenemos tours privados para instituciones.
-¿A qué ciudades queréis llevar Spain Free Tours?
-Algunas son ciudades del norte de España pero no queremos decir nombres todavía. Al final, da igual donde estemos, lo importante es que estamos intentando llevar el modelo de free tour legal a toda España, como hicimos en Bilbao, una ciudad con un turismo incipiente y que ha cambiado mucho en pocos años, o en San Sebastián, con una tradición turística enorme.
-¿Cómo es el perfil del turista en País Vasco?
-El turismo en España nació en Donosti y el de playa tuvo su epicentro en La Concha hace más de 100 años. Allí se ha protegido mucho el turismo de masas, no había un free tour como tal, pero nosotros hemos roto el hielo. Aún así, como decimos siempre, este modelo no es sinónimo ni de turismo de masas, ni de turismo low cost. Intentamos ser un actor más en el tejido local, llegando a acuerdos con comercios típicos de toda la vida, para que los que nos visitan no se vayan a Starbucks a tomar un café, sino a la cafetería que lleva 80 años abierta.
«Intentamos ser un actor más en el tejido local, llegando a acuerdos con comercios típicos de toda la vida»
-Dice que en San Sebastián se ha protegido el turismo de masas, ¿cómo es su trabajo en Bilbao?
-En Bilbao ahora mismo se está empezando a aprender a hacer una ciudad turística, hace 20 años no lo era, tampoco hace diez. Ha cambiado muchísimo en poco tiempo, se ha hecho un lavado de cara, lo dice cualquier bilbaíno y es algo que contamos a los turistas: cómo el efecto Guggenheim, la construcción de un emblema arquitectónico, puede transformar una ciudad entera a base de atraer turismo. Está aprendiendo a lidiar con lo bueno y con lo malo, porque el turismo no deja de tener cosas negativas que, mal llevadas, pueden ser un problema importante, no hay más que ver Barcelona o Madrid. Nosotros, en Bilbao limitamos el número de personas en el centro histórico.
Bilbao está aprendiendo a lidiar con lo bueno y lo malo, porque el turismo no deja de tener cosas negativas que, mal llevadas, pueden ser un problema importante, no hay más que ver Barcelona o Madrid
-¿Qué opina de la ‘turismofobia’?
-La turismofobia está surgiendo en ciudades que no han aprendido a integrar el turismo como algo bueno y se fijan solo en lo malo, eso no hace bien a nadie. La población local debe ser también consciente de que hay calles que se limpian, se reforman y se ponen al día porque vienen turistas. A veces tu calle está más limpia hoy que hace un año para agradar al turista, pero tú también te estas beneficiando. El turismo es un fenómeno que no se puede parar ni prohibir, se puede regular.
«A veces tu calle está más limpia hoy que hace un año para agradar al turista, pero tú también te estas beneficiando»