16 noviembre, 2020
Al margen de los ERTE, de los cierres, de las limitaciones de horarios y de la reducción de los aforos, si algo ha traído consigo la pandemia para el sector de la hostelería ha sido el crecimiento del reparto a domicilio, una tendencia que ya desde hace años venía cogiendo fuerza por factores como la digitalización de la sociedad y los nuevos hábitos de consumo de los jóvenes.
Una de las patas de este auge del reparto a domicilio son las llamadas cocinas fantasma, establecimientos con una intensa actividad a los fogones que, sin embargo, no tienen adosado restaurante o espacio similar donde los comensales puedan sentarse a degustar sus platos favoritos. Cocinar para repartir es el fin último y único de estos locales, que según algunos analistas surgieron en Londres hace un par de años y que, ahora, comienzan a hacerse fuertes y a proliferar en las urbes españolas.
«El auge de los servicios delivery, que ya se estaba acelerando en los últimos años, los nuevos hábitos de consumo de las generaciones más jóvenes y las ventajas tecnológicas de las compañías de reparto a domicilio, hicieron que aparecieran este tipo de cocinas, que ahora han proliferado como una oportunidad para mantener los negocios», explica Hostelería de España acerca de este fenómeno.
La condición del reparto a domicilio como salvavidas para todo un sector esconde la realidad de que no todos los establecimientos tienen las mismas infraestructuras o las mismas facilidades para adaptarse a él. Ya sea por cuestiones de personal, de experiencia o de demanda, lo que para unos puede suponer un filón resulta poco rentable, incluso deficitario, para otros.
«Para los establecimientos que ya tenían servicio de delivery y take away está siendo una oportunidad para mantenerse a flote ante los cierres y restricciones porque han visto aumentada la demanda, pero hay otros muchos negocios que no contaban con este servicio. Algunos han podido adaptarse a este nuevo modelo de negocio para sobrevivir, pero hay otros que se están encontrando con dificultades al intentar adaptar su oferta a estos formatos. Los hay que por su tipo de negocio, directamente, no han podido adaptarse», comenta Hostelería de España.
«La gente está acostumbrada a pedir una pizza o una hamburguesa, pero no una parrillada de marisco», explica el hostelero coruñés Javier Domínguez
Sobre reparto a domicilio entiende el hostelero coruñés Javier Domínguez, cuyo restaurante tailandés, Thai Market, llegó incluso a recibir un premio de Just Eat como el mejor de su segmento en delivery. Domínguez coincide con Hostelería de España al recalcar que el reparto no será, en ningún caso, una panacea para el sector y que serán muchos los establecimientos que no puedan amoldarse a él.
«Estos días se bombardea mucho con el tema del reparto a domicilio y no todos los establecimientos valen para eso, ya sea por la tipología de la carta, por los productos… La gente está acostumbrada a pedir una pizza o una hamburguesa, pero no una parrillada de marisco», explica.
Domínguez es muy escéptico, incluso pesimista, acerca de la condición de salvavidas del reparto a domicilio. En su opinión, no basta. «Lo de vivir exclusivamente del reparto a domicilio yo no lo veo. Mi restaurante tiene experiencia en eso y, aún así, no me darían los números», apunta.