11 abril, 2024
El Parador gallego de Baiona, ubicado en el Castillo de Monterreal del siglo XII, es una parada imprescindible si lo que se quiere es rememorar este periodo histórico. Al poner un pie aquí sus robustas murallas, los inmensos jardines y sus torreones traen al presente toda una época de auténtico esplendor.
Y es que la conocida como «Torre del Príncipe» de esta fortaleza fue el primer lugar de toda Europa en ver el regreso de La Pinta, una de las tres carabelas que usó Cristóbal Colón en su primer viaje a América.
La «Torre del Príncipe» fue el primer lugar europeo en ver el regreso de La Pinta
Más allá del parador situado en esta localidad pontevedresa, el casco histórico de la urbe representa un buen emplazamiento para revivir tiempos pasados mientras el visitante se adentra por sus calles, historia viva y guardianes de los recuerdos de muchos. Además, Baiona celebra todos los años la Fiesta de la Arribada para conmemorar el descubrimiento de América, un evento donde caballeros medievales, princesas, artesanos y zancudos evocan lo mejor y lo más pintoresco de aquel periodo.
Este pequeño municipio del interior de Asturias cuenta con un pasado muy grande. Cangas de Onís es un enclave único para revivir los tiempos de la Reconquista cristiana durante la Edad Media. Entre los vestigios que el visitante no se puede perder se encuentra el Puente Viejo, una estructura emblemática que formaba parte de la principal red viaria que conectaba los principales reinos de España.
La localidad asturiana también es un importante ejemplo de muestras de arte románico, destacando el monasterio de San Pedro de Villanueva. Su portada es especialmente impresionante debido a la decoración, repleta de detalles vegetales.
Cangas de Onís es un enclave único para revivir los tiempos de la Reconquista cristiana durante la Edad Media
Junto a este edificio religioso se encuentra el Parador de Cangas de Onís, un acogedor edificio con estancias de piedra y madera, que se encuentra resguardado por los majestuosos Picos de Europa, en una ubicación privilegiada.
Así pues, estos dos paradores del norte peninsular son dos de los guardianes de la historia viva, y aúnan el pasado y el presente. A través de las calles de estos dos municipios se pueden recorrer los caminos andados por nuestros predecesores, al tiempo que se transita por lugares que hace tan solo medio siglo ni siquiera existían.