5 octubre, 2020
«En Barcelona, pasamos de ser la fábrica de España a convertirnos en un polo del turismo internacional. El peso del turismo era excesivo y ahora, con la pandemia, hay mucha gente que trabajaba en ese sector que está en paro». Son palabras del vicepresidente de la Federación de Asociaciones de Vecinos de Barcelona, Albert Recio, que ya antes de la aparición del coronavirus había alertado de los riesgos que conllevaba el «monocultivo turístico» para la capital catalana.
Recio sostiene que la Covid-19 debe servir como acicate para que empresarios y administraciones aborden un cambio en el modelo económico de la ciudad, lo que, al ser Barcelona una de las urbes más visitadas de Europa, debería incluir también una renovación del turismo. El dirigente vecinal, sin embargo, cree que «las élites» no están por la labor.
«Las élites locales aún no están en esa línea. A nosotros nos dieron la oportunidad de estar con los empresarios en una mesa telemática y vimos que su idea era que había que hacer todos los esfuerzos para que el turismo se moviera cuanto antes», explica Recio acerca de la actitud inmovilista que, como residente, detecta entre los que dirigen los negocios del sector.
Como ejemplo de la excesiva fe que algunos depositan en el turismo como motor para la ciudad, Recio pone un ejemplo de algo que ocurrió en su propio barrio. «Mi distrito es el más pobre de la ciudad, con niveles de renta que están a la mitad de los de los barrios más ricos. Además, el nivel de afectación que ha tenido la pandemia es el doble. Con esa situación, la propuesta del concejal encargado del barrio fue la de que había que promover guías turísticas para que venga gente», relata.
«Las élites económicas y una gran parte de las élites políticas no se quieren enterar de que hay que cambiar las cosas», insiste el dirigente vecinal, que comenta que el centro de la ciudad parece ahora «el desierto» debido a su dependencia de la llegada de turistas.
«El centro de la ciudad estaba dedicado prácticamente en exclusiva al turismo. Incluso el comercio era casi todo para el turismo. Ahora se ve más actividad en los barrios que en el centro», comenta Recio.