10 diciembre, 2021
El llamado pan de barco, también conocido como bizcocho de barco, es una solución antiquísima de los marineros para conservar el pan en sus largas travesías marítimas. Esta receta tiene su origen en el siglo XV y llegó a América a través de diferentes expediciones hasta convertirse en un producto de consumo habitual.
La visión de tres hermanos y la intención de revitalizar el rural les llevó a su pueblo natal, Chantada (Lugo), donde decidieron fundar Daveiga, una empresa que desde un primer momento apostó por la autogestión y por un sistema más participativo en torno su producto estrella: las Mariñeiras. » Querían afianzar el medio rural como un territorio donde fuese posible crear empresas rentables», indica la responsable de Comunicación y Marketing de la empresa lucense, Marta Murado.
La resistencia de las Mariñeiras a la humedad las convierte en un producto ideal para estas fechas navideñas «porque el pan no chupa el agua de los ingredientes y conserva su textura crujiente», señala Murado.
Natural, bio o canapé son las tres grandes líneas en las que se clasifican las galletas de Daveiga. Dentro de esa clasificación existen variedades, que van desde la natural, hasta la de aceite de oliva o la de semillas de chía, entre otras. Además, la directora de Marketing asegura que en Daveiga la innovación es continua y nos adelanta que están trabajando para lanzar una línea de snack que consistirá en unas Mariñeiras más pequeñas, similares a las de canapé pero de diferentes sabores, como ajo y perejil o tomate y orégano.
Chantada es un municipio de la provincia de Lugo que se encuentra en plena Ribeira Sacra, una de las candidatas oficiales de España a conseguir el título de Patrimonio de la Humanidad que concede la Unesco. La fama que ha alcanzado tras el anuncio de la candidatura ha provocado que más turistas se decidan a visitar este territorio, aunque Marta Murado asegura que llegan desde otras ciudades gallegas donde les recomiendan descubrir esta zona y la mayoría de ellos se quedan muy sorprendidos «con la belleza y singularidad de este territorio». «Les invito a acercarse hasta aquí, desconectar y disfrutar del paisaje, es muy interesante para los amantes del vino y de la gastronomía y enología, especialmente en otoño, donde está precioso», indica.
La gastronomía jugó un papel fundamental en el Circuito de Golf TUR 43 España Verde, un evento deportivo en el que no podían faltar las Mariñeiras. «Nos parece una muy buena forma de dar a conocer el producto y, además, compartimos la idea de reforzar y poner en valor el norte de España, con su gastronomía, su cultura y, por supuesto, su paisaje», señala Marta, «a cualquiera le hablas de Galicia, País Vasco o Cantabria y te dice que no se encuentran este tipo de paisajes en otros lugares del país».