12 marzo, 2021
«Me siento realizada», explica Lucía Freitas, chef de A Tafona, un restaurante compostelano que cuenta con una estrella Michelin. Explica que el anuncio del estado de alarma le afectó mucho, pero consiguió recuperarse e introducir cambios en Lume, otra de sus apuestas gastronómicas. «Aunque sigue siendo mi cocina, se ha vuelto más informal y me hace mucho más feliz».
Freitas afronta el futuro con optimismo «porque tenemos el Xacobeo y cada vez viene más gente a Galicia en busca de turismo de calidad y buena gastronomía». Además, asegura que el Covid le ha cambiado completamente.
–¿Cómo recuerda el día en que se decretó el confinamiento?
-Fue un shock porque mi vida era cocinar, llevo desde los 19 años y hoy cumplo 39, y tener que cerrar mis restaurantes y quedarme parada por completo me afectó bastante psicológicamente. De hecho, las primeras semanas muchos periodistas se ponían en contacto conmigo, porque la gente hacía vídeos y querían que hiciese entrevistas, y, por primera vez en mi vida, no me vi con fuerzas… y soy una mujer positiva y vitalista. Disfrutaba de mi hijo, pero tenía una tristeza muy grande, con los dos restaurantes cerrados y mucho miedo. Por suerte, me centré muchísimo en mi huerta, porque quitar hierbas desestresa un montón, y en mi hijo, y empecé a descubrir la manera de darle la vuelta a la tortilla y que me sirviera para relajarme y darme cuenta de que había otra vida diferente. Me vino muy bien el Covid, económicamente no, ha sido terrible, pero me ha cambiado completamente a nivel personal. Estuve chafada como un mes, y después abrí el delivery de A Tafona y era una locura, yo cocinaba y mi hermano repartía. Pero me ayudo mucho, de hecho, el menú que hice tras el confinamiento fue el mejor, después de 12 años en A Tafona. Además, antes mi agenda era una locura, ahora, mi prioridad es mi hijo, después mis restaurantes, y, de tercero, los viajes.
-¿Cómo ve la situación un año después?
-Tengo uno de los restaurantes cerrado y a casi toda la plantilla en ERTE. Están dos personas a jornada completa y una más a media jornada conmigo en Lume. La pandemia cambió mi manera de trabajar, hemos abierto nuevas vías y Lume, aunque sigue siendo mi cocina, se ha vuelto más informal y me hace mucho más feliz. También he creado una parte mucho más canalla, viajera, el delivery. De hecho, hasta hace una semana cocinaba con mis chicos y repartía los pedidos. A día de hoy estoy feliz y profesionalmente me siento realizada porque abrí una línea de helados, una de bombones y turrones, que he vendido por toda Europa y han llegado hasta Japón. Ahora vamos a seguir con ilusión y esperaré hasta finales de mayo para abrir A Tafona porque tengo mucha carga de personal y, si sale mal la cosa, ya no hay colchón que valga para aguantar meses malos, se lo comió el Covid. En todo caso, soy muy positiva porque tenemos el Xacobeo y cada vez viene más gente a Galicia en busca de turismo de calidad y buena gastronomía. Confío en que, con mucho trabajo y una vez que la gente pierda el miedo, todo vuelva a la normalidad.