21 enero, 2022
La feria de turismo de Fitur volvió a ser una gran fiesta para el sector y, como en anteriores ediciones, además de congregar a profesionales de muy diversos ámbitos vinculados a la industria de los viajes, atrajo a todo tipo personajes curiosos que, ya fuera por sus disfraces o por sus actuaciones, concentraron buena parte de las miradas y fueron objeto de multitud de fotografías.
Desde tiempos de la Antigua Roma, llegaron a Fitur los legionarios y castrexos que visitaron el stand de Galicia para participar en una presentación de la ciudad de Lugo, antigua Lucus Augusti, y también unos feroces gladiadores que hicieron acto de presencia en el espacio de la localidad alicantina de Benidorm y que se pasearon por los pabellones de Ifema con sus armas, con sus cascos y, por qué no decirlo, bastante ligeros de ropa.
No fueron estos feroces guerreros de la antigüedad los únicos visitantes del pasado que tuvo la feria. Un misterioso enmascarado llegado desde el Toledo, indígenas americanos, caballeros medievales y damas de rancio abolengo aportaron la nota más colorida a una feria que este año recuperó sus tradicionales fechas en el mes de enero.
También hubo en Fitur una nutrida representación de la fauna ibérica y universal. Las ratas gigantes que seguían al flautista de Hamelín de uno a otro stand y un flamenco gigante que bailaba ante las atónitas miradas de todos los visitantes son sólo dos de los ejemplos de los extraños animales que, en régimen de semilibertad, pulularon por los pabellones.
El ingrediente futurista lo aportaron los robots, cada vez más presentes en establecimientos como los hoteles pero, no por ello, menos sorprendentes y fascinantes. El androide recepcionista Tokyo de la empresa Futura Vive, capaz incluso de adivinar la edad de las personas a través del reconocimiento facial, hizo las delicias de todos cuantos pasaron frente al expositor de la Asociación Española de Directores de Hotel.
En la fiesta de turismo de Fitur también es posible descubrir de forma práctica algunas de las tradiciones de los destinos expositores y, por supuesto, disfrutar de productos gastronómicos varios. Aprender a liar un puro en el espacio de Cuba, adentrarse en los territorios y edificios con unas gafas de realidad virtual, decorar el cuerpo con un tatuaje tribal o hacer unos pases toreros con un capote son ejemplos de esas experiencias que siempre enriquecen cualquier evento.
Las degustaciones organizadas por Alimentos de España y por los protagonistas de varias presentaciones en los espacios de las comunidades autónomas, los frutos exóticos que podían probarse en los stands de diversos países tropicales y el animado bar de cócteles del expositor de Moscú ofrecieron una gran oportunidad para reponer fuerzas en las pausas de unas jornadas que, para casi todos, fueron tan provechosas como agotadoras.